Buenos Aires (AT) – En los últimos años, la transición hacia energías renovables ha impulsado una revolución en el sector del almacenamiento de energía. En Alemania, por ejemplo, el gobierno se ha propuesto alcanzar una red eléctrica casi neutra en carbono para 2035. Este objetivo ambicioso ha colocado a los sistemas de almacenamiento de baterías (BESS, por sus siglas en inglés) en el centro de la estrategia energética.
El mercado de baterías no sólo está influenciado por los avances tecnológicos, sino también por factores políticos, como los cambios en las regulaciones internacionales y las elecciones en Estados Unidos. Estas variables están generando tendencias clave que impactarán en el panorama de la industria hacia 2025.
1. Ajuste a los precios de energía y volatilidad del mercado
Los sistemas de almacenamiento enfrentan la presión de precios de energía decrecientes y un mercado cada vez más volátil debido al aumento de energías renovables. En respuesta, el “value stacking” se ha consolidado como una práctica común, optimizando el uso de las baterías en múltiples mercados para maximizar ingresos. Este modelo, aunque prometedor, también aumenta la complejidad operativa. Los operadores buscan soluciones estables como los contratos de compra de energía (PPAs) y acuerdos de “tolling” para contrarrestar la volatilidad.
En este contexto, el aprendizaje obtenido de la industria de las energías renovables juega un papel crucial. Modelos de negocio previamente utilizados para optimizar parques eólicos y solares ahora se están adaptando al sector de las baterías, ofreciendo un panorama de integración más amplio y sostenible.
2. Diversificación en tecnologías y químicas de baterías
Aunque las baterías de iones de litio seguirán dominando el mercado, 2025 verá un aumento en el uso de tecnologías alternativas como las baterías de flujo redox de hierro y las de iones de sodio. Estas opciones ofrecen costos menores, mayor duración y menor densidad energética, además de una operación más segura. Actualmente, China lidera la adopción de las baterías de iones de sodio, pero se espera que su uso se expanda gradualmente a Europa y América del Norte.
La química de las baterías también influye en su seguridad y sostenibilidad. Nuevos avances están enfocándose en reducir los riesgos asociados al sobrecalentamiento y al manejo de materiales tóxicos, lo que facilitaría también la colaboración con aseguradoras y la obtención de garantías.
3. Almacenamiento de larga duración (LDES)
El interés por soluciones de almacenamiento de energía a largo plazo está creciendo. Sistemas con duraciones de descarga de hasta ocho horas, como los basados en tecnologías de iones de litio, están ganando terreno. Esto contrasta con los sistemas de duración corta (de una a dos horas), que siguen siendo el estándar en muchos mercados.
El almacenamiento de larga duración podría convertirse en un pilar fundamental para garantizar la estabilidad de redes eléctricas altamente dependientes de fuentes renovables intermitentes como la energía solar y eólica. Este segmento del mercado se presenta como una opción clave para resolver el problema de la intermitencia y optimizar la distribución de energía en picos de demanda.
4. Garantías flexibles y personalizables
Los integradores de sistemas han comenzado a ofrecer garantías adaptables para mitigar riesgos en un entorno de constante cambio. Estas garantías, que incluyen términos ajustables según el uso, ayudan a los operadores a proteger sus inversiones. Sin embargo, también representan un reto para los fabricantes, que deben simular múltiples escenarios para respaldar sus productos.
El rol de estas garantías no solo se limita a mitigar riesgos económicos, sino también a fomentar la confianza en tecnologías emergentes, facilitando su adopción en proyectos de gran escala.
5. Iniciativas para agilizar la instalación de baterías
Los retrasos regulatorios continúan siendo un obstáculo importante. Nuevas estrategias, como la integración de electrónica de potencia en contenedores de baterías y pruebas de calidad en fábrica, están ayudando a reducir los tiempos de implementación. A pesar de estos avances, la burocracia sigue siendo un problema tanto en Europa como en América del Norte.
El impacto de estos retrasos se hace evidente en la capacidad de los desarrolladores para cumplir con los cronogramas establecidos, lo que podría afectar negativamente la confianza de los inversores. Los gobiernos y las entidades regulatorias están comenzando a implementar reformas para acelerar los procesos y fomentar una mayor eficiencia en la instalación de estos sistemas.
6. Cambios regulatorios globales
El panorama regulatorio está en constante transformación. En Estados Unidos, por ejemplo, las decisiones políticas podrían fomentar la producción local de baterías, reduciendo la dependencia de China. Sin embargo, los fabricantes chinos mantienen una ventaja competitiva gracias a sus bajos costos energéticos y experiencia técnica.
En un entorno globalizado, la capacidad de adaptarse rápidamente a cambios regulatorios será un factor diferenciador para las empresas del sector, determinando su éxito o fracaso en un mercado en constante evolución.
Impacto en Argentina
En Argentina, la transición energética también está impulsando el interés por tecnologías de almacenamiento de energía. Con un sector renovable en crecimiento y precios energéticos altamente volátiles, el país podría beneficiarse de soluciones como el “value stacking” y contratos PPAs para estabilizar el mercado. Además, las baterías de larga duración podrían ser clave para mejorar la confiabilidad del sistema eléctrico nacional, especialmente en regiones remotas.
Expertos han señalado que la colaboración con actores internacionales podría permitir una transferencia de tecnología vital para modernizar la infraestructura energética local. Por otro lado, la implementación de normativas más flexibles sería esencial para atraer inversión extranjera y fomentar el desarrollo del sector.
En este contexto, la experiencia global en almacenamiento de energía ofrece lecciones valiosas para una Argentina que busca equilibrar sostenibilidad, eficiencia y competitividad en su sistema energético.
Seis tendencias que redefinirán la industria de las baterías:
- 1. Ajuste a los precios de energía y volatilidad del mercado
- 2. Diversificación en tecnologías y químicas de baterías
- 3. Almacenamiento de larga duración (LDES)
- 4. Garantías flexibles y personalizables
- 5. Iniciativas para agilizar la instalación de baterías
- 6. Cambios regulatorios globales
- Impacto en Argentina
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