sábado, 25 de mayo de 2024

Buenos Aires (AT)Ernesto Kohen respira profundo del otro lado de la pantalla, en esta mañana de mayo. Se toma unos minutos para pensar la respuesta. No es fácil resumir el recorrido de cuatro años al frente de una entidad como la CCSA que tiene como objetivo lo -casi- imposible: ayudar a las empresas a hacer negocios en la Argentina. Más aún en cuatro años que incluyeron una pandemia, (otra) crisis económica, dos años de campaña electoral y, claro está, un salto sin red desde el “Estado presente” de filo (ultra) kirchnerista al modelo de (ultra) liberalismo de Javier Milei.

Después de dos mandatos consecutivos, Kohen, que en su vida privada lidera desde 1978, la empresa de alta relojería Chronex, está a punto de bajarse del puente de mando de la Cámara de Comercio Suizo Argentina (CCSA). El próximo 28 de mayo, la entidad fundada en 1938 elegirá a su sucesor en el marco de su reunión anual. Argentinisches Tageblatt conversó con Kohen para hacer balance pero también para proyectar que se viene para un entorno de negocios que cambió su forma de hacer las cosas en 180º mientras se abre al mundo.

Argentinisches Tageblatt: ¿En que situación se encuentra la Cámara?
Ernesto Kohen: Hoy tenemos 160 miembros, de los cuales 70 son empresas. Pudimos atravesar los últimos años y especialmente la época de la pandemia. De los que se sumaron en los últimos dos años, el 90% fueron empresas, de ellas un 20% son empresas de Suiza, que se asociaron a nuestra Cámara.

¿Cuál sería la razón?
Una es el efecto que generó el Comité de Asuntos Públicos, que armamos para interceder ante las autoridades por las dificultades de las empresas para con todo lo que es intercambio comercial. Eso ayudó a que muchas empresas suizas se acercaran porque necesitaban información sobre el mercado argentino o tenían la intención de hacer algo en la Argentina. Un ejemplo es el caso de SICPA, que es una empresa que produce las tintas de seguridad para documentos, para billetes. Empezó pidiendo información y terminó instalando su filial aquí. Otras, buscan más que nada información. Pero, lo más importante es que el interés suizo por la Argentina sigue firme, no solo individual sino también desde el lado empresarial.

¿En qué sectores las empresas suizas están buscando socios locales?
Al respecto, aprovecho el trabajo que nos encarga SGE, que es Swiss Global Enterprise, que es una suerte de corporación oficial suiza que promueve las exportaciones y con el cual tenemos un vínculo muy estrecho. Somos prácticamente sus agentes en la Argentina. Ellos, por ejemplo, nos encargaron dos estudios de mercado, uno sobre MedTech, es decir, todo lo que es tecnología médica, y otro sobre CleanTech, todo lo que es tecnología medioambiental y específicamente de tratamiento de residuos. Eso generó socios de entidades de la sanidad argentina, pero también del lado de los laboratorios, que si bien ya estaban, empezaron a interactuar mucho más dinámicamente con la cámara.
Ahora, a raíz del cambio de gobierno en la Argentina, SGE nos pidió trabajar sobre tres ejes. Minería, porque hay varias empresas suizas interesadas en invertir en la Argentina servicios para la minería: transporte, hotelería, gastronomía, pero también servicios de tratamiento de residuos para la minería. El otro es todo lo agropecuario, tanto como en su cultura como ganadería, para alimentos. Y después todo lo que se refiere a sustentabilidad.

¿Sustentabilidad, en qué sentido concreto?
Reciclaje, tratamiento de suelo y todo lo que tiene que ver con la economía circular. Un impulso especial se generó al respecto con EcoSuiza, un encuentro que nos permite unir el ámbito académico, el social y empresarial alrededor del tema de sustentabilidad. Participan muchas empresas, pero también entidades sociales, como la Fundación de Cartoneros, por ejemplo. Se genera un espacio para un intercambio muy interesante. El año pasado, EcoSuiza estuvo justamente centrada en transporte, energía y residuos. Eso se reforzó con un encuentro específico del que participaron varias empresas. Entre ellas, ABB, que es la que produce elementos para grandes obras de infraestructura y muy vinculada a la minería.

¿Cuándo es la próxima EcoSuiza?
Siempre en el mes de octubre y lo hacemos en el ámbito de la Universidad Siglo XXI. En 2023, tuvimos cerca de 40 empresas. A eso, se sumaron otras entidades. En total, fueron como 70 participantes entre la parte académica, entidades sociales y empresas. Siempre de ambos países, Suiza y la Argentina.

Ernesto Kohen, Ricardo Arriazu y María Abalo.
Ernesto Kohen, junto al economista Ricardo Arriazu y María Ábalo, gerente General de la Cámara de Comercio suizo-argentina.

¿Cómo cierra su propio ciclo? ¿De qué se siente especialmente contento?
Uno cosa que me enorgullese es la iniciativa de Acciones Positivas, que creamos en plena pandemia cuando todas las noticias eran negativas y todos estábamos un poco con la capa caída. Entonces, intercambiando opiniones con mi asesor de marketing, Carlos Cavocci, que lamentablemente ya falleció, peloteamos ideas y se nos ocurrió premiar las acciones positivas en el marco de tres categorías: empresas, entidades e individuos. Arrancamos el primer año con unos 50 participantes. El segundo año fueron 80 y, el año pasado, tuvimos cerca de 100 participantes. Ahora, vamos ya por la cuarta edición, que arrancó justo en mayo y termina el 1 de agosto, o sea el Día Nacional de Suiza con una entrega de premios y la participación del embajador. En un principio, era algo muy puntual pero hoy se extiende por todo el país e involucra a comunidades y organizaciones en todas las provincias y se vincula también con FASRA, que es la Federación de Asociaciones Suizas de la República Argentina.
Y lo otro que me da mucha satisfacción es el Comité de Asuntos Públicos, que surgió de los inconvenientes para importaciones y los pagos al exterior. En un principio, creamos el órgano para ayudar a la empresas que no tienen el tiempo, ni tampoco los contactos. La embajada nos ayudó muchísimo, hizo el primer contacto con los ministerios y el Banco Central. A partir de ahí, nuestro comité comenzó a bombardear (ríe) a los funcionarios todo el día.

¿Cómo funciona el Comité?
El objetivo es siempre ayudar a las empresas con los permisos de importación y facilitar el intercambio. En su momento, eran las SIRAS (N.d.R.: Sistema de Importaciones de la República Argentina), que se convirtieron en las SIMI (N.d.R.: Sistema Integral de Monitores de Importaciones). Entonces, a través o desde el comité acercábamos la necesidad de las empresas a las entidades para que les aprueben la importación. Nos entrevistamos por ejemplo, en más de una ocasión con el Banco Central para llevarle casos ridículos. Por ejemplo, cuando una empresa no podía pagar una importación por el tipo de cambio oficial y para pagar un flete de US$ 50 tenía que recurrir al mercado financiero. Otro caso, una compañía no podía importar un insumo que le permitía exportar su producto a toda Latinoamérica. La casa matriz en Suiza ya estaba contemplando quitarle el mercado a la filial argentina. En todas ese tipo de cosas, nuestro comité intercedía. Llegamos a tal punto que la Secretaría de Comercio tenía en el WhatsApp una persona dedicada a atendernos exclusivamente. Ninguna cámara lo había logrado. Hasta el día de hoy, el Comité de Asuntos Públicos se reúne cada 15 días con CEOs y CFOs de la mayoría de nuestras empresas.

¿Dónde la cámara todavía se debe trabajar más?
El déficit de la cámara está justamente en la participación de las empresas. Nos debemos abrirnos un poquito más y no quedar tan focalizado con las empresas sino generar o estimular aún más el espíritu comunitario, que existe en nuestra cámara y, claro está, sumar a los sub-35, que es un desafío que tenemos todas las cámaras.

La Argentina atraviesa un cambio de época. Para muchos, es un experimento sin certeza de un final feliz. ¿Qué se siente hacer negocios en la Argentina en mayo 2024 versus mayo 2023?
Lo más importante es que las importaciones fluyen sin dificultad. Tenemos una confianza mayor en el flujo comercial bilateral o de comercio exterior, que es un flujo en dos direcciones. En el gobierno anterior, lo único que priorizaban era el flujo de exportador. Sin embargo, si querés vender, tenés que poder comprar. Eso se lo decíamos siempre. Hoy, ese flujo está liberado, digamos; dinamizado. Nos queda, sí, el cepo que todavía significa una traba importante, porque no solamente no hay un libre acceso al dólar oficial, sino que, aparte, queda una deuda que fue acumulando el pasivo que quedó pendiente de las empresas con sus proveedores o casas matrices, y todavía tiene impacto negativo en los balances de las empresas locales. El tema impositivo es otra de las preocupaciones porque si bien se anuncia que se equilibró el déficit fiscal, la parte impositiva no solo no se redujo, sino que subió. Hoy, el Impuesto País, por ejemplo, que estaba en el 7%, está en el 17,5%. Más allá de eso, las compañías están se preparan para venir, porque ven con optimismo que viene una política de mayor apertura. La preocupación pasa un poco más por el nivel de confrontación y crispación permanente que tenemos. Es todo lo contrario a las costumbres suizas, donde el consenso es una de las claves.

¿Cuánto preocupa entonces en Suiza un presidente Milei que viaja a España y hace saltar a la relaciones más antiguas que tiene el país por los aires?
Decía que el consenso y participación son las características de Suiza. Bueno, la otra es el pragmatismo. Ante ese pragmatismo, en las empresas, ese ruido político queda un poco de lado.

¿Ustedes cómo se lo explican?
Tratamos de transmitirles que el presidente tiene un equipo político y otro económico; que él prende el fuego y los equipos apagan el fuego (sonríe).

Para cerrar: una recomendación para un empresario suizo y una para un empresario argentino.
Para el suizo, que se prepare para venir a la Argentina. El país tiene hoy muchas condiciones para salir adelante, a medida que se ordene la macroeconomía como se está ordenando. Y eso es mucho más de lo que se escucha en estos días.  Evidentemente, está la oportunidad en el sector de energía, del litio y de la soja. Pero, además, tiene un interesante mercado interno, que si bien debe ordenarse aún más, está. En cambio, para las empresa de servicios hay un mercado fabuloso para desarrollar.

Ernesto Kohen, Watches and Wonders 2023
El Presidente de la Cámara de Comercio Suizo Argentina, Ernesto Kohen, participó del salón “Watches & Wonders”, el evento de relojería más importante a nivel mundial que se realiza anualmente en la ciudad de Ginebra (Suiza). (Foto: CCSRA)

Por caso, su empresa trabaja en el mercado del lujo. ¿Cómo funciona ese segmento en un país entre la segunda inflación más alta del mundo y una pobreza de más de 40% de su población?
La Argentina ha sido siempre un mercado estable y de mediana dimensión en ese sentido. Evidentemente no es Brasil, ni México. Pero también es un hecho que los argentinos tienen su fortuna cubierta en divisas porque a eso nos fue obligando la situación. El mercado del lujo se mueve en divisas; no depende de la inflación de la Argentina o la devaluación. Entonces, el que tiene las divisas tiene acceso al mercado de lujo. Por eso, nuestra empresa encuentra en la Argentina de forma constante un mercado.

¿Y la recomendación para el empresario argentino?
Antes que nada, que se haga socio de la cámara (ríe). Para entrar en Suiza con productos de consumo en general, el producto argentino tiene que crecer mucho en calidad. El mercado suizo es muy exigente en ese sentido. Recuerde que Suiza es una economía 100% abierta. Todos los productos compiten allá con la calidad que ofrecen los mejores mercados del mundo. Entonces, el argentino que quiere aterrizar en Suiza tiene que incrementar y fijarse más que nada en tener la mejor calidad posible.

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