Buenos Aires (AT) – El debate sobre la política migratoria tomó un nuevo rumbo en Alemania tras la reciente votación en el Bundestag. Con la aprobación de una iniciativa de la CDU/CSU gracias al respaldo de la ultraderecha de Alternativa para Alemania (AfD), el panorama político cambió de manera radical. A pocas semanas de las elecciones generales del 23 de febrero, la campaña entra en una etapa decisiva con un eje de discusión que pone en jaque los consensos históricos del país.
Durante décadas, los partidos democráticos alemanes mantuvieron un acuerdo tácito: no colaborar con la extrema derecha. La jornada del 29 de enero marca el quiebre de esa tradición. La iniciativa de la CDU/CSU para endurecer la política migratoria logró avanzar en el Parlamento con el apoyo de la AfD, una situación que generó un fuerte debate sobre los límites de la cooperación entre partidos.
El canciller Olaf Scholz, del Partido Socialdemócrata (SPD), describió el episodio como un “día clave en la historia de la República Federal de Alemania”. Según Scholz, la CDU/CSU traspasó una línea que había sido respetada durante toda la posguerra. Friedrich Merz, candidato a canciller por la CDU, rechazó esa acusación, asegurando que el respaldo de la AfD no implica ninguna colaboración real. Sin embargo, la polémica persiste y podría definir el futuro político del país.
Ganadores y perdedores tras la votación
A primera vista, la CDU/CSU logró una victoria política al impulsar su plan de cinco puntos contra la inmigración irregular. Su propuesta incluye el refuerzo de controles en fronteras y la aceleración de deportaciones, medidas que generaron un amplio debate en la sociedad alemana. No obstante, el costo político es alto: la AfD, históricamente marginada por el resto de las fuerzas parlamentarias, encontró una oportunidad para legitimarse y fortalecerse de cara a las elecciones.
A pesar del éxito parlamentario de la CDU/CSU, la moción aprobada no tiene carácter vinculante. El gobierno no está obligado a implementarla, lo que resta impacto real a la medida. Mientras tanto, la AfD celebra este giro como el inicio de una “nueva era” en la política alemana, presentándose como un actor clave en la configuración del futuro del país.
El siguiente paso llegará pronto. Este viernes se debatirá un proyecto de ley con normas concretas para frenar la migración. La CDU/CSU no muestra intención de moderar su postura tras la controversia. Merz adelantó que buscará incluir la frase “limitar la inmigración” en la Ley de Residencia. La respuesta de los demás partidos sigue siendo incierta, aunque la AfD, el FDP y el partido de izquierda populista BSW ya han expresado su disposición a respaldar la medida. Si esto ocurre, se consolidará una mayoría fuera de la coalición de gobierno, marcando un precedente aún más relevante.
Impacto en la campaña electoral
Hasta hace unas semanas, los debates electorales giraban en torno a la crisis económica, la ayuda a Ucrania y los cambios en la política fiscal. Ahora, la inmigración se convirtió en el eje central del debate público. Además, la pregunta sobre cómo tratar a la AfD se vuelve más urgente. Con un 20 % de apoyo en las encuestas, el partido ultraderechista desafía el equilibrio político tradicional y obliga a los demás partidos a redefinir sus estrategias.
El SPD y Los Verdes tomaron una postura defensiva en cuanto a la política migratoria. Consideran que el problema radica en la aplicación de medidas ya existentes, en lugar de endurecer las normas. Sin embargo, el SPD, con un respaldo estancado entre el 14 % y el 17 %, busca recuperar terreno advirtiendo sobre una posible coalición entre la CDU/CSU y la AfD.
Scholz acusó a Merz de aceptar “deliberadamente” el respaldo de la AfD, a pesar de haber asegurado en repetidas ocasiones que no colaboraría con ellos. “Ya no puedo confiar en él”, declaró el canciller en televisión. Con esta postura, el líder socialdemócrata intenta movilizar a los votantes en contra de una eventual alianza entre los conservadores y la ultraderecha.
Por su parte, Merz niega cualquier posibilidad de coalición con la AfD. Argumenta que, tras las elecciones, los votos de ese partido no tendrán valor alguno en la formación de un nuevo gobierno. Sin embargo, las dudas persisten. La CDU/CSU podría necesitar aliados para alcanzar la mayoría parlamentaria, lo que podría generar nuevas negociaciones y redefinir alianzas inesperadas.
Escenarios posibles tras las elecciones
El panorama político alemán enfrenta una transformación profunda. Con la CDU/CSU, el SPD, Los Verdes y el FDP aún tratando de definir sus estrategias, el futuro del país es incierto. Aunque la indignación por la votación en el Bundestag es evidente, algunos sectores dentro de Los Verdes dejaron abierta la posibilidad de una coalición con los conservadores. La juventud del partido, en cambio, rechaza de manera tajante esa opción.
A medida que se acerca el 23 de febrero, la incertidumbre domina la escena política. La votación en el Bundestag alteró las reglas del juego y puso sobre la mesa debates que marcarán el rumbo de Alemania en los próximos años. El desafío para los partidos tradicionales es claro: encontrar una estrategia efectiva para frenar el avance de la AfD sin sacrificar sus propias convicciones políticas. La respuesta a esta cuestión definirá el resultado de las elecciones y el futuro del país.
(AT/dpa)
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