Buenos Aires / Berlín (AT) – En enero, solo los más fieles y algunos fuera de Die Linke (La Izquierda) habían escuchado hablar de Heidi Reichinnek y Jan van Aken. A una semana de los comicios que definirán quién tendrá la responsabilidad de guiar a Alemania por los próximos cuatro años, el dúo se convirtió en la sorpresa de la campaña. En apenas cuatro semanas, Die Linke pasó de figurar última en las encuestas, cerca del 3%, a arañar la marca del 10% en la intención de voto.
Cabe recordar que solo los partidos que superen el 5% ganan el derecho de enviar diputados al Bundestag. Según las últimas encuestas disponibles, ni BSW, el partido fundado por la ex-Linke Sarah Wagenknecht, ni la liberal FDP, liderada por Christian Lindner, lograrían entrar a la cámara baja del Parlamento alemán. Die Linke, partido fundado en 2007 nominó a Reichinnek y Van Aken en noviembre como candidatos estrella para liderar el partido en las elecciones.
El poder de la comunicación
La sorpresa que está causando Die Linke / La Izquierda tiene mucho que ver con Heidi Reichinnek. De 36 años, es la política de izquierdas que mejor se desenvuelve en las redes sociales y que mejor explica temas complejos. Reichinnek se afilió al partido en 2015. Desde entonces, supo hacer carrera: en 2017 fue portavoz regional de la Juventud de Izquierda de Baja Sajonia, en 2021 entró en el Bundestag, en 2024 se convirtió en la presidenta del grupo parlamentario de La Izquierda en el Bundestag y en 2025 en candidata principal de su partido.
Reichinnek se autodefine como feminista, socialista y antifascista. Antes de su carrera política, esta licenciada en Ciencias Políticas y Estudios de Oriente Próximo trabajó en el ámbito de la asistencia a la juventud y enseñó alemán a refugiados menores no acompañados. Es reconocida por propios y extraños como experta en las áreas de la política infantil, juvenil, familiar y de la mujer.
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De “whistleblower” a liderar un partido
Jan van Aken (63) llega desde el lado opuesto. Nacido en Hamburgo, Doctor en Biología es padre de tres. Antes de su carrera política, van Aken trabajó como experto en ingeniería genética para Greenpeace y como inspector de armas biológicas para la ONU. Entre 2009 y 2017, fue miembro del Bundestag por Die Linke, La Izquierda. Durante su etapa como diputado, se convirtió también en denunciante. Solo hace unos meses reconoció por primera vez públicamente que en 2016 fue responsable de la filtración de los documentos secretos de las negociaciones entre la Unión Europea y EE. UU. sobre el acuerdo de libre comercio TTIP. Las negociaciones fracasaron tras las informaciones que Van Aken les pasó a sus antiguos colegas de Greenpeace. El delito prescribió, por lo que no se le impondrán consecuencias.
Tras su etapa en el Bundestag, van Aken se incorporó al equipo del ex primer ministro de Turingia, Bodo Ramelow. Colaboró también con la Fundación Rosa Luxemburgo en Israel, donde vivió en primera persona el ataque terrorista de Hamás.
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Las posibilidades de que la dupla Heidi Reichinnek / Jan van Aken pueda aspirar a sentarse en la mesa de los aspirantes a formar gobierno son relativamente bajas, según los expertos. No obstante, su ascenso meteórico en las encuestas indica que nada está escrito en piedra en esta campaña, que promete marcar un antes y un después como pocas veces en la era política de Alemania.
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