Buenos Aires (AT) – La capital alemana será sede de la obra “La memoria futura: Las voces de las Abuelas“. La obra expone sobre un escenario los relatos de las Abuelas de Plaza de Mayo grabados desde 1999 para los nietos que algún día serían recuperados. El portal Deutsche Welle (DW) conversó con varios de los participantes del proyecto.
La actriz argentina Luciana Mastromauro es la directora. El trabajo para la obra que ahora abre sus puertas en Berlín comenzó en 2020, indica. “Durante la pandemia, las Abuelas de Plaza de Mayo realizaron una convocatoria que reunía a las personas que trabajamos realizando entrevistas para el Archivo Biográfico Familiar, (ABF), con el objetivo de buscar instancias públicas para ese material”, resume.
El ABF se pensó inicialmente como un archivo privado, cuyos únicos destinatarios serían los nietos recuperados de cada abuela, pero “la idea fue ver cómo podíamos compartir este material, hasta ahora privado, con la sociedad; siempre con mucho cuidado y resguardo, por tratarse de historias muy personales”.
La mirada desde afuera
Mastromauro formó entonces parte de un grupo para trabajar las posibilidades performáticas de una potencial obra: “Se hacía todo por Zoom en ese momento y entonces una amiga, Lea Kalinna, quien trabaja para el Instituto Goethe de Argentina, me comentó que el instituto estaba interesado en colaborar con proyectos acerca de ‘la memoria'”. Esta colaboración les permitió sumar al equipo al artista alemán Aljoscha Begrich: “Fue muy revitalizante poder volver a revisar el material con la mirada de un extranjero”.
De la presentación también participó el productor audiovisual Ezequiel Monteros, quien fundó la filial de la asociación H.I.J.O.S. en Alemania, al encontrarse con el exmilitar y represor Luis Kyburg, quien vive desde los ochenta en Berlín y cuyos crímenes eran ignorados por los vecinos.
El reto de certificar el paradero
La doctora Valeria Vegh Weis es experta en criminología y es quien produjo y participó de la presentación: “Las Abuelas de Plaza de Mayo tenían una manera, digamos, artesanal, al principio para encontrar a los nietos de los desaparecidos”.
Vegh Weis explica cómo eran los métodos de la organización luego de 1983, año en que vuelve la democracia a la Argentina, para certificar el paradero de algún nieto: “Si tenían la sospecha de que hubiera un nieto en una casa, entonces se disfrazaban de vendedoras y luego visitaban la casa, o si sabían que podían estar en un colegio determinado, se subían a un fitito (un auto Fiat 600), y hacían rondas para verificar que estuvieran ahí. Así recuperaron a los primeros ochos nietos”.
La doctora Vegh Weis cuenta también que se pudieron lograr avances con el apoyo de actores externos. En 1984, las Abuelas de Plaza de Mayo comenzaron a trabajar con la genetista estadounidense Mary-Claire King, reconocida científica que participó en la investigación del Genoma Humano: “Con esto pudieron desarrollar lo que se conoce como el Índice de Abuelidad, que permite identificar a partir de la muestra de ADN de los abuelos la conexión con la persona”.
La función del Conadi
En 1992 se creó la Conadi, (Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad), herramienta que utiliza el Estado Argentino para impulsar la búsqueda de hijos y nietos de desaparecidos durante la última dictadura militar: “Esto hace que el trabajo que estaban haciendo las Abuelas desde la sociedad civil pasara a formar parte de la Nación y hace que la búsqueda de hijos de desaparecidos sea una política de Estado”.
Las Abuelas de Plaza de Mayo se formaron durante última dictadura cívico militar argentina en 1977. Desde entonces, han logrado recuperar a un total de 133 que habían sido raptados y separados de sus familias, en muchos casos luego desaparecidas.
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