Un estudio de la revista The Economist ubicó a Suiza como el país más rico del mundo entre 178 naciones evaluadas, aunque solo en un aspecto: el Producto Bruto Interno (PBI) por persona. El informe tomó en cuenta tres criterios: PBI per cápita, PBI ajustado por costo de vida y PBI ajustado por la cantidad de horas trabajadas necesarias para alcanzar ese nivel de ingreso.
En el primer indicador, Suiza se impuso con más de 84.404 francos suizos anuales por habitante, equivalentes a aproximadamente EUR 88.000. Sin embargo, al ajustar la cifra por el costo de vida local y por la carga horaria laboral, el país descendió al quinto puesto, superado por otras economías con mejor equilibrio entre ingresos y gastos reales de sus ciudadanos.
El informe coincide con el Global Wealth Report 2025 del banco UBS, publicado este miércoles, que detalló que en 2024 la riqueza promedio por adulto en Suiza fue de USD 687.000 (unos CHF 561.000), un incremento del 3% respecto del año anterior. La población del país alcanza los 8,8 millones de habitantes.
UBS define la riqueza como la suma de activos financieros y bienes tangibles —como propiedades— menos las deudas, incluyendo el patrimonio de fondos de pensiones privados.
El papel del mercado inmobiliario
El aumento de la riqueza en Suiza se atribuye en gran medida a la suba del valor de los inmuebles. Según explicó Paul Donovan, economista jefe de UBS Global Wealth Management, “muchos nuevos millonarios lo son únicamente porque el valor de su vivienda aumentó”.
En las últimas dos décadas, el mercado inmobiliario suizo ha experimentado un alza constante. Datos de la Oficina Federal de Estadística muestran que el precio medio de las viviendas se duplicó entre 2000 y 2024. La escasez de terrenos edificables, sumada a una demanda alta en zonas urbanas como Zúrich, Ginebra y Basilea, presiona los precios al alza.

Este fenómeno favorece a quienes ya poseen propiedades, pero complica el acceso a la vivienda para jóvenes y familias de ingresos medios. En 2024, el 37% de los hogares suizos vivía en propiedad, mientras que el resto alquilaba. Esto coloca a Suiza entre los países europeos con menor tasa de propietarios.
La concentración de la riqueza también es notoria: el 1% más acaudalado del país controla el 45% del total de activos. Este patrón se repite en otros países desarrollados, pero en Suiza se combina con un alto nivel de estabilidad política y financiera que atrae capital extranjero.
Comparaciones internacionales
El informe de UBS muestra que, a nivel mundial, los activos crecieron un 4,6% durante 2024. Europa del Este registró el mayor avance, con un 12%, seguida por América del Norte con un 11,98%. Sin embargo, más de la mitad de los países analizados no experimentaron aumentos y, en muchos casos, vieron retrocesos en la riqueza promedio por adulto.

En Europa Occidental, la riqueza promedio cayó un 1,5% interanual. En América Latina, el descenso fue del 4,3%, afectado por la inflación y la devaluación de las monedas locales.
En contraste, Estados Unidos registró un incremento del 11% en la riqueza durante 2024. En ese año, unas 380.000 personas alcanzaron el estatus de millonarios en dólares, elevando el total a casi 24 millones de individuos, lo que equivale al 40% de todos los millonarios del mundo.
China continental ocupa el segundo lugar, con 6,3 millones de millonarios. Entre Estados Unidos y China concentran el 54% de toda la riqueza privada global. Para ponerlo en perspectiva, Argentina tuvo en 2024 un PBI per cápita cercano a EUR 9.000, y la riqueza promedio por adulto no superó los USD 20.000, según datos del Banco Mundial.
Una riqueza que no se reparte de forma uniforme
El alto nivel de riqueza suiza convive con un costo de vida elevado. Ciudades como Zúrich y Ginebra figuran entre las más caras del mundo para vivir, de acuerdo con el Índice de Costo de Vida de Mercer 2024. El precio medio de un café ronda los EUR 4, mientras que el alquiler mensual de un departamento de dos ambientes en el centro de Zúrich supera los EUR 2.200.
La estabilidad económica, el sistema bancario robusto y la seguridad jurídica hacen de Suiza un polo de atracción para inversionistas y fortunas extranjeras. Sin embargo, organizaciones sociales suizas advierten que la concentración de riqueza aumenta la desigualdad y pone presión sobre la clase media.




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