Casi 30 años pasaron desde que un futbolista de Alemania ganó el Balón de Oro. Matthias Sammer se quedó con el premio en 1996, tras consagrarse en la Eurocopa y meses antes de levantar la Champions League con Borussia Dortmund. Desde entonces, los jugadores alemanes destacaron en clubes y selecciones, pero el galardón individual más importante siguió siendo esquivo. El país sigue presente en torneos internacionales, pero sus futbolistas no logran imponerse de manera individual.
Alemania mantiene un nivel alto en el fútbol mundial. Bayern Munich ganó la Champions League varias veces, y la selección nacional obtuvo la Copa del Mundo en 2014. Jugadores como Manuel Neuer, Toni Kroos y Thomas Müller fueron clave en estos logros. Sin embargo, el Balón de Oro se mantiene fuera del alcance. El problema se centra en la dificultad de producir delanteros de elite capaces de competir al nivel de los grandes referentes internacionales.
Delanteros de elite y obstáculos históricos
Desde Sammer, el Balón de Oro ha premiado principalmente a jugadores ofensivos. Solo tres futbolistas no delanteros lograron ganarlo desde entonces. Alemania no consiguió mantener un flujo constante de delanteros de primer nivel. En Mundiales recientes, la selección quedó fuera de la fase de grupos en dos torneos consecutivos. La falta de gol fue uno de los factores más visibles de estas eliminaciones.

Thomas Müller y Toni Kroos se destacaron en este período, pero sus roles no siempre generan reconocimiento individual. Los únicos alemanes que se acercaron al Balón de Oro fueron porteros. Oliver Kahn y Manuel Neuer redefinieron la posición, pero no superaron el tercer lugar. Kahn terminó tercero en 2001 y 2002; Neuer alcanzó el mismo puesto en 2014. Ese año, Neuer también recibió el Guante de Oro en el Mundial, pero el premio al mejor jugador fue para Lionel Messi. El Balón de Oro quedó en manos de Cristiano Ronaldo.
El desafío para Alemania combina dos factores. Primero, la ausencia de delanteros de elite capaces de marcar diferencia. Segundo, la presencia de jugadores excepcionales de otras nacionalidades que dominaron los premios durante casi dos décadas. La combinación limitó el acceso de los futbolistas alemanes al reconocimiento individual más alto.
La era Messi-Ronaldo
Desde 2008 hasta 2023, Cristiano Ronaldo y Lionel Messi dominaron el Balón de Oro. Solo Luka Modric en 2018 interrumpió temporalmente la racha. En el resto de los años, los premios se concentraron en estos dos jugadores. Durante este tiempo, ningún alemán logró competir al mismo nivel. La dominación de Messi y Ronaldo dejó poco espacio para otros candidatos.

El impacto de esta dupla afectó a todas las ligas europeas. Los clubes alemanes continuaron ganando títulos, pero sus jugadores no podían superar a los grandes del fútbol mundial. Incluso porteros como Neuer y Kahn, que marcaron una época, no lograron imponerse. Alemania destacó por consistencia, no por individualidad.
La nueva generación alemana
En los últimos dos años, ni Messi ni Ronaldo estuvieron entre los tres finalistas del Balón de Oro por primera vez desde 2006. Esto abre una ventana para que Alemania recupere protagonismo. Dos de los jugadores más prometedores son Jamal Musiala de Bayern Munich y Florian Wirtz de Liverpool. Ambos tienen 22 años, juegan en posiciones ofensivas y participan regularmente en la Champions League.
Si Musiala recupera la forma previa a su lesión y Wirtz se adapta a la Premier League, Alemania podría contar con un candidato fuerte al Balón de Oro en la próxima temporada. La combinación de talento joven, exposición internacional y capacidad ofensiva es clave. Además, el contexto actual del premio podría favorecer a nuevos nombres.
El país sigue enfrentando desafíos históricos. La tradición de delanteros excepcionales de los años 70 y 80, como Gerd Müller, Franz Beckenbauer y Karl-Heinz Rummenigge, no se replicó en décadas recientes. Mientras tanto, la era Messi-Ronaldo reforzó la dificultad. La nueva generación tiene la oportunidad de cerrar una brecha de casi tres décadas.
Alemania mantiene clubes competitivos y una selección respetada. Sin embargo, producir un jugador capaz de ganar el Balón de Oro requiere combinación de talento, posición ofensiva y logros individuales destacados. Musiala y Wirtz representan la esperanza, pero el camino sigue siendo exigente y competitivo a nivel europeo.
Fuente: DW



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