Porsche anunció que la próxima generación de sus deportivos 718 Boxster y Cayman no será exclusivamente eléctrica, como había prometido en 2022. La automotriz confirmó que ambos modelos conservarán versiones con motor a combustión, en una decisión que redefine su hoja de ruta hacia la electrificación. El anuncio fue realizado por Oliver Blume, director ejecutivo de Porsche y también CEO del Grupo Volkswagen, durante una presentación a inversores el 19 de septiembre en Stuttgart.
Según Blume, la compañía detectó “una clara caída en la demanda de coches eléctricos de alta gama” y decidió ajustar su estrategia. La medida se da en un contexto de desaceleración del mercado de lujo en China, aumento de aranceles en Estados Unidos y una reducción del margen de beneficio neto previsto para 2025, que pasará del 10% al 2%.
El futuro del 718: motores y precios
La producción actual de los 718 Boxster y Cayman terminará en las próximas semanas, pero su sucesor no se limitará a lo eléctrico. Porsche adelantó que ofrecerá versiones de combustión reservadas a configuraciones de mayor rendimiento, posiblemente bajo las insignias RS o GT4 RS.

El cambio de lógica es significativo: en lugar de ser más accesibles, las variantes con motor tradicional pasarán a ocupar el escalón superior en precio y exclusividad. Por debajo se ubicarán las versiones eléctricas, que seguirán formando parte de la oferta.
A diferencia de otros modelos de la marca, Porsche descartó el desarrollo de versiones híbridas para el 718. La estrategia plantea una convivencia entre unidades 100% eléctricas y otras con motor a combustión interna, sin opciones intermedias.
Plataforma y plazos de lanzamiento
Una de las incógnitas que persiste es la plataforma que utilizarán los nuevos 718. Originalmente diseñada para eléctricos, obligará a la compañía a adaptarla para albergar motores convencionales. Los analistas consideran poco probable que Porsche invierta en una arquitectura completamente nueva para un deportivo de nicho, por lo que todo apunta a una modificación de la base lanzada en 2016.

Los tiempos también se verán afectados: mientras que la versión eléctrica estaba programada para 2026, las variantes a combustión llegarían recién hacia el final de la década.
Impacto en la estrategia global de Porsche
El viraje no afecta únicamente al 718. La firma confirmó que prepara un nuevo SUV de tres filas, denominado internamente “Prestige”, que ofrecerá versiones a combustión e híbridas enchufables antes de introducir una variante eléctrica. El Cayenne eléctrico sigue en desarrollo, mientras que el Macan ya presentó su reemplazo 100% eléctrico, aunque con ventas por debajo de lo esperado.

Además, Porsche canceló el desarrollo del SUV eléctrico K1, que iba a posicionarse por encima del Cayenne, lo que representó un costo de 1.800 millones de euros para el Grupo Volkswagen. El proyecto no fue descartado por completo: ahora se reconvertirá a híbrido enchufable, con una fecha de lanzamiento aún sin definir.

El equilibrio entre tradición e innovación
La decisión de mantener motores a combustión “durante un largo periodo” responde a la demanda de clientes que aún valoran el sonido y las sensaciones de conducción de los deportivos tradicionales. En paralelo, la compañía se compromete a sostener la electrificación como pilar de su futuro.
El nuevo plan combina motores de combustión, híbridos enchufables y eléctricos, alejándose del objetivo inicial de que el 80% de las ventas globales fueran eléctricas en 2030.

Para Blume, se trata de “un realineamiento estratégico que busca flexibilidad tecnológica para responder a los cambios del mercado”. La firma espera recuperar un margen de beneficio superior al 10% en el mediano plazo, impulsada por esta nueva oferta diversificada.
Reacciones del mercado
La revisión fue recibida con alivio por los entusiastas de la marca. En foros especializados y en medios como Autocar y Bild, se destacó que Porsche “entró en razón” al ofrecer una alternativa a los clientes que consideran irremplazable la experiencia de un deportivo con motor térmico.

Sin embargo, también hay quienes señalan que el viraje expone la dificultad de las automotrices de lujo para sostener la electrificación en un contexto económico adverso. La exclusividad de los motores a combustión podría convertirse en un atractivo de corto plazo, pero implica desafíos de producción y adaptación tecnológica.
Convivencia de dos mundos
Los nuevos 718 Boxster y Cayman llegarán en 2026, primero en sus versiones eléctricas. Hacia el final de la década se sumarán las variantes de combustión, que prometen mantener vivo el legado de los deportivos más accesibles de Porsche. La apuesta marca un punto de inflexión en la estrategia de la compañía: el futuro será eléctrico, pero la combustión todavía tiene un lugar reservado en el corazón —y en el garage— de muchos clientes.





Hacé tu comentario