El Oktoberfest 2025 concluyó en Múnich con un balance que dista de ser festivo: 6,5 millones de visitantes, la misma cantidad de litros de cerveza vendidos, múltiples cierres del predio, una amenaza de bomba, récord de calor y un aumento de delitos sexuales y casos de intoxicación alcohólica.
La jornada inaugural del 20 de septiembre marcó un récord histórico de temperatura: 31°C en la Theresienwiese. “Fue una Wiesn de montaña rusa”, resumió Christian Scharpf, responsable del evento y jefe del Departamento de Economía de la ciudad. El calor extremo, sumado al hacinamiento y la falta de respuesta rápida en momentos críticos, convirtió a esta edición número 190 en una de las más polémicas.

Cierres por amenaza de bomba y sobrepoblación
Durante dos días distintos, el acceso al predio fue cerrado por sobrecapacidad, algo que nunca había ocurrido en la historia reciente del Oktoberfest. El caso más grave sucedió el sábado 27 de septiembre, cuando unas 300.000 personas se agolparon en el predio. Los visitantes denunciaron desinformación y temor en medio del tumulto. “Reaccionamos, pero no de la forma en que hubiésemos querido”, admitió Scharpf, al reconocer fallas en la comunicación con el público.
El otro cierre, más alarmante aún, se produjo el 1° de octubre tras una amenaza de bomba vinculada a un hecho policial en el norte de Múnich. Un hombre de 57 años había incendiado su casa familiar y dejado un escrito en el que anunciaba un “bombiges Erlebnis” (experiencia explosiva) en el Oktoberfest. El predio fue evacuado por varias horas y la investigación no halló explosivos. El ministro del Interior de Baviera, Joachim Herrmann (CSU), defendió la medida: “Fue lo correcto”.

Más alcoholizados, más agresiones, más delitos sexuales
Según el reporte de la Aicher Ambulanz, se atendieron 6.824 personas durante los 16 días del evento. El 40% de los casos fue por consumo excesivo de alcohol, superando el promedio de años anteriores. Se registró un caso con 3,8‰ de alcohol en sangre. “Y algunos ni siquiera pudieron soplar el alcoholímetro”, ironizó el parte médico.
Además, se denunciaron 784 delitos y faltas, entre ellos 24 agresiones con jarras de cerveza como arma y 72 delitos sexuales, entre los cuales se cuentan 10 casos de upskirting y 5 violaciones. En 2024, la cifra total de delitos sexuales fue de 56. También se contabilizaron 148 infracciones por drogas, en su mayoría por posesión de cocaína.

El nuevo perfil del público y el desafío de controlar las masas
Un 30% de los asistentes durante el llamado “fin de semana italiano” provenía del extranjero, aunque Múnich no promociona oficialmente el evento en otros países. La difusión está hoy en manos de influencers. No obstante, el 70% de los visitantes siguen siendo locales, según Scharpf.
Tras las fallas evidenciadas en la gestión del flujo de personas, la ciudad anunció que en 2026 implementará un sistema de medición en tiempo real y monitoreo de multitudes (“crowd-spotting”). El objetivo es detectar situaciones de sobrecarga antes de que escalen. El nuevo sistema fue probado con relativo éxito el 3 de octubre, cuando se volvió a cerrar el acceso ante una nueva oleada de público.

Menos cerveza, más agua, y objetos insólitos en el fondo perdido
La venta de cerveza bajó respecto al año pasado: de 7 millones a 6,5 millones de Maß. En contraste, crecieron las ventas de bebidas sin alcohol. En cuanto al fondo perdido, se reportaron 4.500 objetos extraviados, incluyendo 800 billeteras, 400 celulares, una férula dental y, curiosamente, 291 licencias de conducir. Según la policía, muchos conductores –sobre todo usuarios de monopatines eléctricos– perdieron el registro por conducir bajo los efectos del alcohol. Los delitos de tránsito sumaron 438, frente a 322 en 2024.

Un festival que deja más preguntas que certezas
El Oktoberfest 2025 terminó envuelto en cifras que llaman la atención y generan cuestionamientos. ¿Está el evento preparado para una afluencia tan masiva en tiempos de calor extremo y amenazas a la seguridad? ¿Es sostenible el modelo actual sin nuevas medidas tecnológicas y de comunicación? Mientras los organizadores prometen cambios, la comunidad local y global sigue mirando a la Wiesn con admiración, pero también con creciente preocupación.




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