Dos meses después de que el presidente estadounidense Donald Trump aplicara un arancel del 39% a los productos suizos, la economía del país alpino ya muestra signos claros de desaceleración. Las exportaciones de relojes, chocolates y productos farmacéuticos —pilares tradicionales del comercio exterior suizo— registraron bajas de entre el 15% y el 25% en el mercado norteamericano, según datos preliminares del Departamento Federal de Economía (SECO).
El golpe no fue menor. Suiza, con un comercio exterior fuertemente basado en bienes de alto valor agregado, fue uno de los países más afectados por la nueva política proteccionista de Donald Trump. Los aranceles, que entraron en vigor a fines de agosto, situaron al país en una posición particularmente desventajosa: solo Laos, Myanmar y Siria enfrentan tasas más altas.
La presidenta suiza, Karin Keller-Sutter, reconoció recientemente que el Gobierno “subestimó la magnitud del impacto”. En un discurso ante empresarios en Berna, aseguró que se trabaja “para atenuar el daño y abrir canales de diálogo con la administración estadounidense”.

Los relojes suizos, fuera de hora en el mercado norteamericano
El sector relojero fue uno de los primeros en sentir las consecuencias. Según la Federación de la Industria Relojera Suiza, las exportaciones hacia Estados Unidos —segundo destino más importante después de China— cayeron un 23% en volumen y 18% en valor durante septiembre y octubre.
“El mercado estadounidense se nos cerró de golpe. Los márgenes se achicaron y los precios minoristas se dispararon”, explicó Jean-Daniel Pasche, presidente de la FH. “Un reloj que antes costaba CHF 10.000 (US$ 12.550) hoy supera los CHF 14.000 (US$17.565) en las tiendas de Nueva York o Los Ángeles. Es insostenible”.
Las principales marcas, entre ellas Rolex, Swatch y Patek Philippe, optaron por no hacer declaraciones públicas, pero fuentes del sector reconocen que están redirigiendo envíos hacia Asia y Oriente Medio para compensar las pérdidas.

El chocolate suizo, con sabor amargo
El emblemático chocolate suizo también atraviesa dificultades. Las exportaciones a Estados Unidos, que representan alrededor del 7% de la producción nacional, se redujeron casi un 30% en volumen, según cifras de la asociación Chocosuisse.
Su director ejecutivo, Roger Wehrli, explicó que las pequeñas y medianas empresas son las más golpeadas: “El problema no es solo el arancel del 39%, sino también la relación cambiaria. En la práctica, nuestros costos aumentaron cerca del 50%.”
Mientras multinacionales como Nestlé o Lindt & Sprüngli logran mitigar el impacto gracias a sus plantas en territorio norteamericano, los productores artesanales enfrentan la pérdida de clientes y renegocian contratos con distribuidores europeos. “Estamos buscando nuevos mercados en Asia y América del Sur. Pero rearmar una red comercial lleva tiempo”, señaló Wehrli.
Fármacos y biotecnología: un frente de resistencia
El sector farmacéutico, que representa cerca del 40% de las exportaciones suizas totales, muestra una mayor capacidad de resistencia, aunque no está exento de riesgos. Las multinacionales Roche y Novartis —que emplean a más de 25.000 personas en Estados Unidos— lograron mantener sus operaciones sin disrupciones graves, pero advirtieron que los aranceles podrían afectar la innovación y el acceso de los pacientes a tratamientos esenciales.
En un comunicado reciente, Roche recordó que la compañía “considera que los productos médicos deberían estar exentos de medidas proteccionistas” y destacó que continúa adelante con su plan de inversión de US$ 50.000 millones en Estados Unidos a lo largo de cinco años.
Novartis, en tanto, revisa su estrategia de precios para mantener la competitividad sin comprometer su rentabilidad. “Seguimos comprometidos con la investigación y el acceso, pero la situación actual introduce una incertidumbre que el sector no necesita”, señaló la empresa en una nota enviada a medios suizos.

Un país modelo que busca equilibrio
El Banco Nacional Suizo advirtió que los aranceles impuestos por Donald Trump podrían reducir el crecimiento económico del país en 0,6 puntos porcentuales para 2025, un golpe relevante para una economía caracterizada por su estabilidad. La moneda suiza, tradicional refugio financiero, se fortaleció frente al dólar desde el anuncio de Trump, lo que a su vez encareció aún más las exportaciones.
Para el economista Markus Roth, del Centro de Estudios de Comercio Internacional de Zúrich, la crisis no es solo comercial, sino también simbólica: “Suiza construyó su reputación sobre la apertura, la previsibilidad y la calidad. Hoy se enfrenta a un socio imprevisible y a un contexto de proteccionismo creciente.”

Entre la diplomacia y la paciencia
Mientras Berna intenta reabrir canales diplomáticos con Washington, las empresas suizas se adaptan con pragmatismo. Algunas trasladan parte de su producción a la Unión Europea o establecen filiales en Estados Unidos para evitar los aranceles.
Sin embargo, en el corto plazo, el panorama sigue siendo desafiante. “Estamos ante una tormenta económica que requerirá paciencia y creatividad. Pero Suiza no renunciará a su modelo abierto ni a su compromiso con el libre comercio”, aseguró Keller-Sutter. A dos meses de la medida, el país que simboliza la precisión relojera enfrenta un dilema de tiempo y estrategia: ajustarse o resistir.





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