En la localidad de Hessisch Oldendorf, Alemania, un Volkswagen Escarabajo construido en 1937 volvió a circular por las calles tras casi ocho décadas de olvido y restauración. El vehículo, identificado como parte de la serie prototipo W30, es considerado por el organismo técnico TÜV como el ejemplar más antiguo del mundo de este icónico modelo.
Su actual propietario, el coleccionista Traugott Grundmann, adquirió el chasis original —con el número de serie 26— en 2003, y tardó casi ocho años en reconstruirlo hasta ponerlo nuevamente en funcionamiento. El coche fue autorizado para circular por la vía pública y alcanza una velocidad máxima de 100 km/h, aunque Grundmann advierte que “a partir de los 80 kilómetros por hora, el viaje se pone bastante movido”.

Un hallazgo con historia: del desguace al renacer
El chasis había sido construido por encargo de Ferdinand Porsche, en el marco de un ensayo de 30 unidades destinadas a realizar pruebas de ruta. Estos vehículos, desarrollados en colaboración con Mercedes-Benz, son los precursores directos del Volkswagen Escarabajo que luego motorizó a millones.
Durante la Segunda Guerra Mundial, la mayoría de los prototipos fueron desguazados por falta de materiales. Solo el chasis n.°26 logró sobrevivir. Según relató Grundmann, fue redescubierto en los años setenta bajo la estructura de un vehículo militar Kübelwagen en Gmünd, Austria.
Tras pasar por distintas manos, el chasis llegó finalmente a Grundmann, quien lo intercambió por un Schwimmwagen, otro modelo histórico de la era bélica.

La reconstrucción: ingeniería artesanal y red global
El proceso de restauración fue complejo. Grundmann, exinstructor de vuelo de la Fuerza Aérea alemana, explicó que durante años el chasis permaneció colgado de una pared en su taller, hasta que el éxito en la restauración de un modelo de 1938 lo animó a encarar este desafío mayor.
“En un Escarabajo hay muchas cosas que todavía puede hacer uno mismo”, afirmó. Sin embargo, la carrocería original estaba perdida, y debió ser reconstruida desde cero. Para ello, contó con el apoyo del diseñador Andreas Mindt, quien en ese momento era jefe de diseño en Audi y actualmente ocupa el mismo rol en Volkswagen.
Mindt elaboró un plano a tamaño real a partir de fotos y mediciones del chasis, ya que no se conservaban los planos originales. Según sus propias palabras, el W30 representa “una conexión entre lo artesanal, la herencia y el futuro del diseño de Volkswagen”.

Autenticidad confirmada y aprobación oficial
El TÜV Nord, entidad técnica de certificación alemana, verificó la autenticidad del chasis n.°26 y supervisó el proceso para obtener la habilitación para circular. Como el vehículo fue fabricado antes de que existieran las normativas de tránsito actuales, la evaluación se hizo “partiendo de una hoja en blanco”, según declaró Thomas Rusch, experto en vehículos antiguos del organismo.
Algunas soluciones técnicas, como el sistema de luces intermitentes móviles, se implementaron especialmente para adaptarse a los requisitos modernos sin alterar la esencia del vehículo.

Un testimonio vivo de otra época
El W30 restaurado no es solo un vehículo antiguo: es un testimonio material del origen del Escarabajo, uno de los automóviles más influyentes del siglo XX. Entre 1945 y 2003 se fabricaron más de 21 millones de unidades en todo el mundo. El ejemplar restaurado por Grundmann conecta esa historia con su punto de partida.
Quienes lo ven circular —mayormente en eventos de coleccionistas— suelen detenerse, fotografiarlo y repetir con asombro: “Ese es el Escarabajo más viejo del mundo”.
Para Grundmann, el vehículo tiene un valor que excede lo técnico: “El auto cuenta historia, literalmente sobre ruedas”, afirmó. Y en un país que supo reconstruirse desde las ruinas, no es poco decir.







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