Las torres de alta tensión suelen pasar inadvertidas o despertar rechazo por su aspecto industrial. Sin embargo, en Austria se intenta cambiar esa percepción con un proyecto que mezcla ingeniería, arte y respeto por el entorno natural. La iniciativa Austrian Power Giants propone reemplazar las estructuras metálicas tradicionales por esculturas gigantes con forma de animales.
El proyecto fue impulsado por Austrian Power Grid (APG) junto al estudio GP designpartners y la empresa constructora BauCon. Su objetivo es reconvertir un elemento técnico y poco estético en una pieza visual integrada al paisaje. Cada torre está diseñada para representar a uno de los nueve estados federales del país, con animales emblemáticos de cada región.
La idea, que recibió el Red Dot Design Award en la categoría Electrificación y Descarbonización, parte de una premisa simple: si la gente no puede evitar ver las torres, al menos deberían ser algo que quieran mirar. El diseño busca transformar el rechazo visual en orgullo local y promover una mayor aceptación social hacia la expansión de las redes eléctricas, una tarea que enfrenta oposición en muchas zonas rurales.
Esculturas que transmiten energía

Las primeras estructuras desarrolladas fueron un cigüeña para el estado de Burgenland, conocido por sus rutas migratorias, y un ciervo para la región alpina de Baja Austria. Ambas figuras mantienen la lógica estructural de una torre convencional, pero sus formas fueron adaptadas para imitar la silueta del animal sin comprometer la estabilidad ni la eficiencia.
Las astas del ciervo funcionan como brazos transversales para sostener los cables de alta tensión, mientras que las alas de la cigüeña se extienden naturalmente para mantener el equilibrio de la estructura. El resultado combina función y estética en partes iguales.
El equipo técnico detrás del proyecto incluye al ingeniero Paul Japek como líder, junto a Christoph Mathe y Philipp Bader, responsables del diseño estructural. Robert Glas trabajó en los cálculos de resistencia, y Roland Kaufmann de GP designpartners en la estética general. Las pruebas de carga y de alto voltaje ya se completaron, confirmando la viabilidad del concepto.

Los responsables aseguran que no se trata de una simple idea artística, sino de un desarrollo real. Cada escultura fue pretestada para soportar las condiciones extremas del tendido eléctrico. La intención es extender la instalación de estos animales metálicos por todo el país, desde Carintia hasta Tirol, pasando por Salzburgo, Estiria, Alta Austria, Vorarlberg y Viena.
De objetos técnicos a símbolos culturales
El impacto del proyecto va más allá del diseño industrial. Austrian Power Grid busca que estas estructuras se conviertan en símbolos de identidad regional y en atracciones turísticas. Según un comunicado de la empresa, el concepto busca “promover proyectos de infraestructura respetuosos con la naturaleza, fortalecer las economías locales y generar mayor aceptación social”.
Los modelos a escala estarán exhibidos en el Red Dot Museum de Singapur hasta octubre de 2026, donde el público podrá apreciar las maquetas de los primeros prototipos. El objetivo es mostrar que la ingeniería puede convivir con el arte y con la sensibilidad ambiental.

En Austria, la expansión de la red eléctrica suele enfrentarse a una fuerte oposición, sobre todo en zonas rurales donde las torres tradicionales se perciben como una invasión al paisaje. El proyecto apuesta a cambiar esa percepción mediante el orgullo local y la creatividad. Si un pueblo reconoce en una torre el símbolo de su fauna o su historia, es más probable que acepte su presencia.
El éxito de la iniciativa dependerá de la respuesta del público. Las imágenes difundidas muestran estructuras imponentes que se integran con el entorno, generando una mezcla de admiración y curiosidad. Para muchos, el simple hecho de transformar una necesidad técnica en una obra visual es un avance cultural.
Energía con poesía
El proyecto Austrian Power Giants representa una de las aproximaciones más originales al dilema entre progreso y paisaje. Convierte la transmisión eléctrica en una celebración visual del territorio. En lugar de ocultar o disimular la infraestructura, la transforma en una parte activa del entorno, inspirada en los animales que habitan el país.
La iniciativa recuerda que el diseño puede tener una función social además de técnica. Donde antes se veía una torre metálica anónima, ahora puede haber un símbolo de identidad, un motivo de orgullo o incluso una atracción turística.
Austria, que avanza en su transición energética, encontró así una forma de unir eficiencia, estética y cultura local. Si el proyecto logra consolidarse, podría inspirar a otros países europeos a repensar la forma en que se integran las redes eléctricas al paisaje.



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