Alemania se prepara para dar un paso histórico en la transformación de su sistema energético. En la ciudad de Mannheim, una nueva bomba de calor de escala industrial promete generar calefacción limpia para decenas de miles de hogares utilizando agua del río Rin como fuente térmica. Detrás del proyecto están MVV Energie y Strabag Umwelttechnik, que iniciarán las obras en 2026. La entrada en funcionamiento está prevista para el invierno de 2028.
El sistema estará compuesto por dos módulos capaces de entregar 82,5 megavatios cada uno, lo que la convertirá en una de las bombas de calor más grandes del continente. El objetivo es reemplazar parte del calor obtenido por la quema de carbón y gas, avanzando hacia una red térmica más eficiente y sustentable. La instalación forma parte de un programa europeo de financiamiento que destina EUR 200 millones a proyectos de calefacción distrital limpia.
Una planta pensada para 40 000 hogares
El nuevo sistema utilizará la energía térmica del agua del Rin. A través de un proceso de intercambio, el calor se transferirá a una red urbana capaz de alcanzar temperaturas de hasta 130 grados. El refrigerante elegido será el isobutano, un gas natural que reduce el impacto ambiental y mejora la eficiencia del proceso.

La potencia total de la instalación permitirá abastecer calefacción para cerca de 40 000 viviendas en la región del Rin-Neckar, una de las zonas industriales más pobladas del suroeste alemán. Cada módulo funcionará de manera independiente, lo que facilitará el mantenimiento y garantizará la continuidad del servicio incluso durante tareas técnicas.
La planta se ubicará en el predio de Grosskraftwerk Mannheim AG (GKM), donde ya opera una primera bomba de calor fluvial instalada por Strabag. De esta forma, la nueva obra se integrará a un sistema en expansión que combina energía proveniente del tratamiento térmico de residuos, de biomasa y de fuentes fluviales. Según MVV, estas instalaciones ya cubren cerca del 50 % de las necesidades de calefacción urbana de la zona a partir de recursos renovables.
El objetivo final es claro: lograr una red térmica completamente descarbonizada antes de 2035. Para ello, la empresa prevé incorporar una tercera bomba de calor y aprovechar el potencial geotérmico de la región.
Tecnología, eficiencia y transición
La infraestructura contará con dos grandes compresores turbo fabricados por Atlas Copco, capaces de sostener la presión y la temperatura necesarias para generar calor a escala urbana. Los sistemas de control automatizados permitirán adaptar el funcionamiento de la planta a las variaciones estacionales, optimizando el consumo eléctrico.

Uno de los puntos más innovadores del proyecto es la instalación de un post-calentador preparado para hidrógeno, que se utilizará en los meses más fríos para asegurar la temperatura del agua que circula en la red de calefacción. Con esta medida, MVV busca anticiparse a la llegada de una economía del hidrógeno y garantizar que el sistema sea compatible con futuras tecnologías limpias.
El proyecto también busca reducir la dependencia de gas natural ruso, una preocupación central en la política energética alemana tras los cortes de suministro. El aprovechamiento del río como fuente térmica se presenta como una alternativa segura, local y constante, menos sujeta a los vaivenes geopolíticos y al costo de los combustibles importados.
El director de tecnología de MVV, Hansjörg Roll, destacó que la combinación de estas fuentes permitirá a la compañía cubrir una parte sustancial de la demanda sin recurrir a la quema de carbón. Su meta es que la mitad del calor distribuido en Mannheim provenga de fuentes renovables para fines de la década.
Un modelo de calefacción para el futuro
La construcción de la bomba de calor y del sistema de apoyo con hidrógeno comenzará en 2026. Se estima que las tareas demandarán cerca de dos años y que, una vez completadas, Mannheim contará con una de las redes de calefacción urbana más modernas de Europa.

El impacto económico y ambiental del proyecto será amplio. Durante la fase de construcción se generarán cientos de empleos directos y se impulsará la demanda de servicios técnicos, transporte y mantenimiento. A nivel ambiental, se espera una reducción sustancial de emisiones de dióxido de carbono gracias al reemplazo parcial de calderas fósiles.
La iniciativa forma parte de un plan nacional de modernización de redes térmicas, que busca aprovechar fuentes de calor residuales, biomasa, energía geotérmica y bombas de calor fluviales. El financiamiento europeo de EUR 200 millones asignado al programa incluye también otros proyectos en Hamburgo, Fráncfort y Múnich, pero el de Mannheim será el más grande de todos.



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