Buenos Aires (AT) – En una entrevista con Argentinisches Tageblatt, el almirante en retiro y reconocido piloto de la Armada Argentina, Alberto Philippi Zander, compartió con nosotros su fascinante trayectoria, que abarca desde los cielos de Bahía Blanca hasta las históricas Malvinas, para luego desembocar en la enseñanza del idioma y la cultura alemana.
Su relato ofrece una perspectiva profunda sobre su vida, su pasión por la aviación, y sus reflexiones sobre la Guerra de Malvinas. Además, Alberto fue homenajeado la semana pasada por el Senado de la Nación argentina, donde dio un discurso y fue reconocido por su dedicación, compromiso, y el profundo impacto de sus experiencias.
Orígenes y primeros pasos en la aviación
La historia de Alberto comienza en Bahía Blanca, ciudad portuaria ubicada en el sur de Argentina, clave en la región por su importancia económica y estratégica. Su familia, de origen alemán, llegó a Argentina en la primera mitad del siglo XX buscando un nuevo comienzo tras los conflictos en Europa. Su padre, originario de Bremenhaven, arribó en 1924, mientras que su madre, procedente de Altsarnow, llegó en 1922 con su familia. La llegada de sus padres a Argentina marcó el inicio de una nueva vida en un país que prometía paz y oportunidades.
Desde muy joven, Alberto mostró una fascinación inusitada por la aviación. Recuerda vívidamente un momento crucial de su infancia que consolidó su deseo de volar: “A los seis años, mientras jugaba en el patio de tierra de nuestra casa en Ingeniero White, un avión pasó sobre nosotros. La experiencia me dejó tan asombrado que supe en ese instante que quería ser el piloto de esa máquina”. Este evento no solo encendió su pasión por la aviación, sino que también marcó el comienzo de una carrera que lo llevaría a alcanzar alturas imponentes en la aviación militar.
Su interés en la aviación se materializó con su ingreso a la Escuela Industrial de Bahía Blanca, donde se graduó como técnico aeronáutico en 1958. Fue en ese mismo año que vio una convocatoria para ingresar a la Marina Argentina como piloto. Sin dudarlo, se inscribió en la escuela naval, comenzando así su carrera en la aviación de ataque, una especialidad que le permitió desarrollar y perfeccionar sus habilidades en un entorno competitivo y desafiante.
El ascenso en la carrera militar y el desafío de las Malvinas
La carrera de Alberto en la aviación naval se caracterizó por un compromiso inquebrantable con la excelencia. Su pasión por el vuelo se combinó con un enfoque meticuloso en la planificación y ejecución de ataques. En su relato, destaca la importancia de la preparación y la competencia: “En las escuadrillas, la aviación se toma como un deporte. Nos dedicamos a planificar cada ataque con precisión, buscando siempre sorprender al enemigo. La preparación y el enfoque en la excelencia eran fundamentales”.
Uno de los momentos más importantes de su carrera fue la Guerra de Malvinas en 1982. Aunque en ese tiempo ya no estaba en la escuadrilla de ataque, hizo un esfuerzo consciente por regresar al frente. Este evento fue crucial no solo para su carrera sino también para su perspectiva personal sobre el conflicto. Enfrentó la negativa inicial de su jefe, pero su insistencia y convicción lo llevaron de vuelta a la escuadrilla de ataque. En sus propias palabras: “Llamé a los comandantes y les pedí que me reincorporaran. Creía que podía ser más útil volando un A4 en el conflicto que permaneciendo en un escritorio”.
Uno de los episodios más recordados de la Guerra de Malvinas fue el ataque a la fragata británica HMS Ardent. El almirante comparte detalles sobre cómo su equipo se preparó para esta misión crucial. La estrategia se basó en la experiencia adquirida en ejercicios previos y la meticulosa planificación: “Nos entrenábamos para sorprender a los buques enemigos. La clave era atacar desde fuera del rango de detección radar del enemigo, para maximizar nuestra capacidad de sorpresa y minimizar el tiempo de reacción de la defensa enemiga”.
El proceso implicaba planificar el ataque en base a las distancias y los tiempos de detección de los radares enemigos. “Sabíamos que los radares podían detectar nuestras aeronaves a unas 20 millas. Por eso, planificábamos nuestros ataques para iniciarlos desde más allá de ese rango. Esto permitía que los buques enemigos tuvieran menos tiempo para preparar su defensa”.
La preparación minuciosa y la capacidad para adaptarse a las condiciones cambiantes fueron cruciales para el éxito de las misiones. Este enfoque no solo demostró la habilidad del equipo, sino también la importancia de la competencia y la dedicación en el entrenamiento. El ataque a la fragata Ardent fue un éxito táctico y un testimonio del compromiso de los pilotos con su misión y con la defensa de la patria.
Reflexiones sobre la guerra y la situación actual
Al mirar hacia atrás, Alberto reflexiona sobre el impacto de la guerra en su vida y en la situación actual de Argentina. Su compromiso con la defensa nacional se mantiene firme, pero también reconoce los desafíos a los que se enfrenta el país en el contexto global actual. “Las Malvinas son argentinas. Estoy seguro de que en algún momento volverán a ser parte de Argentina, pero esto requerirá mucho trabajo, no solo en términos militares sino también diplomáticos y económicos”.
Alberto observa que la posición internacional de Argentina ha cambiado. “Hace 100 años, Argentina tenía una presencia significativa en el comercio mundial. Ahora, nuestro país tiene una influencia mucho menor. Los golpes de Estado y la inestabilidad política han afectado nuestra posición internacional”.
También destaca la diferencia entre la situación actual de Argentina y la de países que han logrado superar desafíos similares. “Alemania y Japón, después de ser devastados por la Segunda Guerra Mundial, lograron reconstruirse y recuperar su influencia en el concierto internacional. Argentina, en cambio, ha enfrentado dificultades para recuperar su peso específico”. Esta comparación pone de relieve los retos únicos que enfrenta Argentina y subraya la importancia de una estrategia efectiva para superar las dificultades actuales.
El legado cultural y educativo en Bahía Blanca
Además de su carrera en la aviación, Alberto está involucrado en la Sociedad Escolar Alemana en Bahía Blanca, donde ha ocupado el cargo de presidente durante los últimos ocho años. La sociedad se enfoca en la enseñanza del idioma alemán y en mantener viva la cultura alemana en la región. “La sociedad escolar alemana tiene alrededor de 300 alumnos, y colaboramos con la Universidad del Sur para ofrecer cursos de alemán. Nuestra misión es mantener viva la tradición y la cultura alemana en Bahía Blanca”.
Alberto, con su experiencia y dedicación, jugó un papel importante en la preservación de esta herencia cultural. Su compromiso con la educación y la cultura refleja una profunda conexión con sus raíces y un deseo de compartir esa riqueza cultural con las nuevas generaciones.
La carrera del almirante, con su experiencia en la aviación naval y su compromiso con la defensa nacional, ofrece una perspectiva única sobre la Guerra de Malvinas y la situación actual de Argentina. Su historia personal y profesional resalta la importancia de la pasión, la dedicación, y el trabajo en equipo en el logro de objetivos desafiantes. Al reflexionar sobre su carrera y su vida, demuestra un profundo entendimiento de los desafíos enfrentados por Argentina y una firme creencia en la necesidad de mantener una postura fuerte en el ámbito internacional.
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