El gobierno de Austria aprobó en su Consejo de Ministros un proyecto de ley que busca prohibir el uso del velo en niñas menores de 14 años dentro de las escuelas. Se trata del segundo intento en menos de una década: en 2020, el Tribunal Constitucional había anulado una norma similar al considerar que violaba el principio de igualdad y la libertad religiosa, ya que apuntaba específicamente a las alumnas musulmanas.
Esta vez, la coalición gobernante integrada por el Partido Popular Austríaco (ÖVP), el Partido Socialdemócrata (SPÖ) y los liberales de NEOS asegura haber preparado mejor la iniciativa de prohibición del velo infantil, con medidas complementarias orientadas a la integración y a la protección de las niñas.

Argumentos oficiales: entre igualdad y protección
La principal impulsora del proyecto, la ministra de Integración Claudia Plakolm (ÖVP), defendió la iniciativa como un paso necesario para garantizar igualdad de oportunidades. “Cuando una niña de 8, 9 o 10 años se esconde detrás de un velo, no hablamos de libertad religiosa sino de limitación de su desarrollo. Queremos que todas las chicas tengan las mismas chances en nuestra sociedad libre y occidental”, afirmó en una entrevista con el diario Bild.
En la misma línea, el jefe del bloque socialista en el Parlamento, Philip Kucher, sostuvo que “el único deber que debe regir en la escuela es la obligación de asistir. Vemos que muchas niñas sufren presiones de sus padres, hermanos o pares. Con este proyecto lo que buscamos es liberar a esas alumnas de una imposición”.
El texto legislativo contempla un esquema gradual: conversaciones iniciales con las familias, intervención de las autoridades educativas y, en última instancia, sanciones que van de EUR 200 a EUR 1.000 (de US$ 235 a US$ 1.173) de multa o hasta dos semanas de arresto para los padres en caso de incumplimiento reiterado.

Críticas y advertencias de la sociedad civil
La propuesta generó fuertes cuestionamientos en el ámbito académico y de derechos humanos. Para la directora de Amnistía Internacional Austria, Shoura Zehetner-Hashemi, el Estado no debe caer en el mismo error que critica en otros países. “Así como rechazamos que en Irán las mujeres sean obligadas a usar el velo, también rechazamos que en Austria las niñas sean obligadas a quitárselo. El problema es el mismo: la imposición estatal sobre la libertad individual”, señaló en el canal ServusTV.
Desde otro ángulo, el psicólogo e investigador en islamismo Ahmad Mansour argumentó que el debate no debe perder de vista la edad de las menores. “No hay ninguna justificación teológica para que las niñas usen velo. Cuando aprenden que su cabello es un objeto sexual desde la infancia, se les impide desarrollarse con normalidad. Un Estado liberal no puede permitir esa práctica”, enfatizó.
La Comunidad Islámica en Austria calificó el proyecto como “pura política simbólica” y advirtió que un nuevo revés judicial debilitaría la confianza en el Estado de derecho. Según la organización, la norma “estigmatiza y margina” en lugar de promover la integración.

Antecedentes europeos y el espejo francés
El debate no es nuevo en Europa. Francia prohíbe desde hace años el uso de símbolos religiosos ostentosos en las escuelas, incluido el velo islámico, y diversos estudios citados por las autoridades francesas muestran efectos positivos en la participación escolar de las niñas. En Alemania, en cambio, no existe una prohibición general: solo algunos estados federados, como Berlín, aplican restricciones limitadas para docentes, amparados en el principio de neutralidad de los funcionarios públicos.
Austria busca apoyarse en esos antecedentes para demostrar que el proyecto no apunta contra una religión en particular, sino a la protección de los derechos de la niñez. Sin embargo, expertos en derecho constitucional, como Heinz Mayer, advirtieron en Der Standard que es dudoso que la medida supere esta vez el examen del máximo tribunal.

Una política con riesgos sociales
Más allá del debate jurídico, la discusión revela tensiones de fondo en la política migratoria austríaca. A una década de la crisis de refugiados en Europa, el país endureció sus políticas de asilo y elevó las exigencias de integración, con programas obligatorios que incluyen aprendizaje del idioma, búsqueda de empleo y respeto de las normas locales.
En ese marco, el proyecto del velo se inscribe como parte de una agenda más amplia que busca limitar la influencia de comunidades consideradas poco integradas. Para sus defensores, la norma representa una herramienta de protección; para sus críticos, es un factor más de discriminación y polarización social.

El eco del debate en la Argentina
Aunque distante, la polémica en Austria resuena en la Argentina, donde conviven diversas comunidades religiosas y culturales, incluida una presencia significativa de musulmanes en Buenos Aires y otras ciudades. En nuestro país no existen restricciones legales sobre el uso de vestimenta religiosa en las escuelas, pero sí se registraron debates en torno a la igualdad de género y la protección de los derechos de niñas y adolescentes.
El caso austríaco invita a reflexionar sobre los límites entre la libertad individual, la neutralidad del Estado y la protección de menores frente a prácticas culturales o religiosas que puedan afectar su desarrollo. En una sociedad plural como la argentina, el desafío es garantizar la convivencia respetando tanto las identidades culturales como los derechos básicos de la infancia.




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