A partir de septiembre, cuando comience el próximo ciclo lectivo, las escuelas de Austria aplicarán una nueva norma que prohíbe a las niñas menores de 14 años usar el velo islámico dentro de los establecimientos educativos.
La medida, aprobada esta semana por el Parlamento, introduce sanciones económicas para los padres que incumplan de manera reiterada y vuelve a poner en primer plano una discusión profunda sobre integración, derechos individuales y el lugar del islam en la vida pública austríaca.
La ley establece que las alumnas no podrán llevar ningún tipo de pañuelo islámico durante las clases ni en los recreos dentro del ámbito escolar. La prohibición no alcanza a las excursiones o actividades fuera del predio de la escuela. En caso de incumplimientos reiterados, los padres podrán recibir multas que van desde EUR 150 hasta EUR 800, según la gravedad y la reiteración de la falta.
El proyecto fue aprobado con el respaldo de todos los partidos con representación parlamentaria, con la única excepción del Partido Verde, que votó en contra y anticipó objeciones constitucionales. Organizaciones de derechos humanos y representantes de la comunidad musulmana también expresaron un fuerte rechazo y ya anunciaron que buscarán revertir la norma por vía judicial.
Una ley impulsada por el clima político y social
La prohibición del velo para niñas no surge de manera aislada. Durante años, esta iniciativa formó parte de la agenda de la derecha nacionalista austríaca, que reclama restricciones más amplias al uso de símbolos religiosos en espacios públicos. Sin embargo, el texto finalmente aprobado provino de la coalición de gobierno de perfil centrista, que recogió un respaldo social creciente a la medida.

Austria atraviesa desde hace décadas un debate intenso sobre su identidad nacional. La inmigración sostenida, en especial desde países de mayoría musulmana, modificó la composición social del país y generó tensiones políticas similares a las que se observan en otras naciones europeas. El velo islámico se convirtió en un símbolo de ese debate, con posiciones enfrentadas entre quienes lo consideran una expresión religiosa legítima y quienes lo asocian a desigualdad de género.
La ministra de Integración, Claudia Plakolm, defendió la norma y sostuvo que el uso del pañuelo en niñas representa una forma de opresión. Según su postura, la escuela debe ser un espacio libre de presiones culturales o familiares que condicionen a las menores. La funcionaria afirmó que la ley se aplicará en todo el territorio nacional desde septiembre, sin excepciones regionales.
Antes de que comiencen las sanciones económicas, el Gobierno prevé una etapa de adaptación. A partir de febrero se desarrollará una fase sin castigos, destinada a informar a docentes y familias sobre el alcance de la norma y los criterios de aplicación.
Críticas, antecedentes y el rol del Tribunal Constitucional
Las críticas no tardaron en llegar. El Partido Verde sostuvo que la ley resulta discriminatoria y vulnera principios básicos de igualdad ante la ley. Desde ese espacio recordaron que una prohibición similar, aplicada en escuelas primarias, fue anulada por el Tribunal Constitucional en 2019 por considerarla inconstitucional.

Organizaciones de derechos humanos expresaron una preocupación aún mayor. Amnistía Internacional calificó la medida como un acto abierto de discriminación contra niñas musulmanas, al entender que apunta de manera directa a una minoría religiosa específica. Para estas entidades, la norma no protege a las menores, sino que refuerza estigmas y divisiones sociales.
Angelika Aichinger, activista por los derechos de las mujeres, señaló que la ley transmite un mensaje problemático: que las decisiones sobre el cuerpo y la vestimenta de las niñas pueden ser tomadas por el poder político. Desde la organización antirracista SOS Mitmensch se habló de un sesgo institucional que profundiza la exclusión en lugar de fomentar la integración.
La Comunidad Islámica de Austria también reaccionó con dureza. Sus representantes anunciaron que presentarán un recurso ante el Tribunal Constitucional, al considerar que la prohibición viola libertades fundamentales y derechos de la infancia. Según su postura, existen niñas que eligen usar el velo como expresión de su fe, sin coerción externa, y el Estado no debería intervenir en esa decisión.
Alcance de la norma y efectos previstos
Las autoridades estiman que alrededor de 12.000 niñas podrían verse alcanzadas por la nueva regulación. El Gobierno insiste en que la ley no apunta contra una religión, sino contra una práctica que, en su visión, contradice los valores de igualdad y autonomía que promueve el sistema educativo austríaco.
Desde la derecha más dura, sin embargo, la norma resulta insuficiente. El Partido de la Libertad de Austria, de extrema derecha, criticó el alcance limitado de la prohibición y reclamó una extensión que incluya a docentes, personal escolar y estudiantes mayores. Para ese sector, el uso de símbolos religiosos islámicos debería quedar fuera de todas las instituciones educativas.



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