Olas de calor. Inundaciones, avalanchas, lluvias torrenciales y sequías: durante los últimos años, los efectos y consecuencias del cambio climático se hicieron más patentes que nunca. Inundaciones en Brasil, olas de calor extremo en la India, hambruna en África Oriental. Al mismo tiempo, Europa y el norte de África sufren una sequía histórica, los ríos se secan y muchos países declararon el estado de emergencia. Actuar se vuelve una cuestión urgente.
La crisis climática afecta tanto a los países del norte como a los del sur. ¿Cómo estamos experimentando estos cambios y cómo nos estamos adaptando? ¿Qué soluciones existen y qué medidas sensatas hay que tomar para combatir el cambio climático? Con “Bitácora de la crisis climática” queremos documentar en cuatro artículos la crisis climática y sus consecuencias en Brasil, Argentina y Alemania y dar voz a las personas que se ven afectadas personalmente por estas consecuencias.
“Bitácora de la crisis climática” es una colaboración exclusiva entre el Goethe-Institut Buenos Aires y el Argentinisches Tageblatt para analizar nuestro presente, mirando el mañana. En esta entrega: la huella que deja el fuego – muchos antes de comenzar.
Por Juan José Relmucao(*)
La Patagonia Andina despierta las imágenes más bellas que la naturaleza puede traer a la mente de una persona, pero en 2024 su lago más característico sufrió un incendio que destruyó un bosque milenario y movilizó a vecinos y voluntarios que evitaron una tragedia mayor. Lejos de ser un hecho aislado, los fuegos patagónicos vienen anunciándose desde hace décadas y las generaciones presentes y futuras, afirman los habitantes de los lugares afectados, deben prender su conciencia. En estos días, renuevan dolorosamente esa urgencia.
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Nahuel Huapi: cerca del paraíso
Pocas cosas se parecen a crecer en un paraíso. De San Carlos de Bariloche, la principal ciudad de la Patagonia, se puede hablar del horizonte de bosques, el infinito de lagos y de muchas imágenes que María José Criado (27) conoce muy bien y que el resto del mundo, con suerte, experimenta en alguna vacación. Criado conocía la belleza, pero no sabía lo que era escapar de una tormenta de fuego. Esa sensación fue lo más parecido al fin del paraíso y tuvo lugar en un área que, a esa hora de la vida, parecía llevar el destino en el nombre: Brazo Tristeza, una zona aledaña al lago Nahuel Huapi.
María José es una bombera del cuartel Cerro Campanario. La primera vez que oyó sobre cambio climático era casi una niña. Tiempo después, el fuego la rodeó en uno de los lagos más emblemáticos de Argentina: “Uno de mis registros más patentes fue llegar al incendio en lancha porque era el único medio para ingresar”, cuenta. “Fue una mezcla de adrenalina y miedos, pero la pasión supera a los miedos. Los miedos siempre están, pero en el momento de la acción no los pensás”, asegura. Por el fuego, más de 600 hectáreas de bosques milenarios se perdieron. La principal hipótesis de las autoridades es que el siniestro inició por un fogón en un lugar no autorizado.
Mientras Majo se adentraba en el fuego, Miguel Ángel Rossi, cineasta y vecino del Nahuel Huapi miraba, como tantos otros días, hacia el agua. Pero ahora se preguntaba por la vida de su hija. “Ella fue voluntaria durante semanas y llevaba brigadistas hacia los incendios con su bote. Quedó claro que muchos vecinos tuvieron que ayudar con sus botes y su combustible y, al mismo tiempo, que una ciudad y una provincia necesitan tener más elementos para una situación así”, afirma.
Además, el director vio en el fuego de 2024 un eco de las llamas que en 1995 rodearon Bariloche y a las cuales dedicó escenas de su film El Otro Partido.
“Amigos, familiares y vecinos dejaban sus casas ante el avance del fuego”, recuerda el realizador. Y afirma: “Llamé a un amigo que me decía desesperado: ‘Estoy saliendo para la casa de mi hermana con mis hijos, mi esposa termina de mojar un poco más la casa y nos sigue’”.
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Encender la conciencia del futuro
Como anticipos de una realidad que ahora es evidente a nivel global, los fuegos de 2024 habían tenido los antecedentes de 1995 y también en 2021, cuando la Comarca Andina, zona extendida entre Chubut y Río Negro, ardió durante días. El cineasta Luciano Nacci estaba en Buenos Aires cuando vio la catástrofe por televisión. No lo pensó: llamó a un compañero y salieron a la ruta rumbo al sur. Partieron en auto sin saber cómo iban a costear todo su viaje, pero se volvieron con uno de los registros más fuertes de lo que la alteración del clima le provoca a la vida. El film se llamó “Tormenta de Fuego” y así como narró el siniestro, también mostró el esfuerzo de sus habitantes por volver, literalmente, de las cenizas.
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“Conocimos gente que tuvo que esconderse bajo una pileta de lona para sobrevivir. Cuando hacíamos las entrevistas era imposible no largarse a llorar. Lo que pasó fue atroz”. El incendio consumió 15 mil hectáreas de bosque y 500 familias quedaron sin hogar.
Nacci y su equipo tenían un objetivo: concientizar. “A las personas que participaron y vivieron el hecho les cambió la cabeza totalmente y tomaron la película como una herramienta de conciencia. Está claro que si no se toman medidas, podría volver a ocurrir. Lo pienso. Me paso los veranos esperando que no suceda”.
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María José Criado comparte la meta. “Se tiene que dejar la fantasía de asociar la Patagonia con un fogón en el lago. Creo que eso se va a dar cuando las publicidades dejen de promocionar fogones en costas o bosques”, considera. Y de su extrema experiencia como rescatista,
-justamente- rescata la unidad: “Sin importar a qué entidad pertenecían los voluntarios, todos íbamos por el mismo objetivo”.
(*) Juan José Relmucao es periodista en medios internacionales, guionista en producciones audiovisuales y tallerista en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ).
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