Miles de descendientes de emigrantes suizos que perdieron la ciudadanía luchan por recuperarla. Ahora, un cambio en la interpretación de una norma abrió un camino antes desconocido y reavivó las esperanzas de estas comunidades, especialmente en América del Sur.
En el siglo XIX, Suiza fue un país de emigrantes. Miles de ciudadanos partieron hacia otros continentes, dejando una huella duradera. Hoy, la cantidad de descendientes es enorme: solo en Sudamérica se cuentan por decenas de miles. En Argentina, Brasil y Uruguay existen poblaciones enteras con apellidos, costumbres y tradiciones suizas transmitidas de generación en generación.
A pesar de mantener un fuerte vínculo emocional y cultural, muchos perdieron su ciudadanía con el paso del tiempo. Las leyes suizas establecen que quienes no renuevan su vínculo legal con el país en determinados plazos pueden quedar fuera del registro nacional. Esto afectó a numerosas familias que, sin saberlo, dejaron pasar fechas clave para conservar el pasaporte rojo.

En enero de este año, una petición firmada por 11.500 personas reclamó un acceso más simple a la ciudadanía para descendientes. La iniciativa llamó la atención de los medios, pero al mismo tiempo, otro avance pasó casi desapercibido: una interpretación legal que podría cambiar el panorama.
Un marco legal poco conocido
El senador Carlo Sommaruga, del Partido Socialdemócrata, presentó una moción para crear un cupo especial de permisos de residencia destinado a descendientes de suizos que no poseen pasaporte suizo ni ciudadanía de un país de la Unión Europea o de la Asociación Europea de Libre Comercio (AELC). Su objetivo era facilitar que pudieran trabajar y residir temporalmente en Suiza.
La propuesta no prosperó en la Cámara Alta. Sin embargo, en el proceso surgió un dato revelador: el propio Estado reconoció que ya existe una disposición legal que otorga ventajas en la obtención de permisos a hijos nacidos en el extranjero de ciudadanos suizos, siempre que busquen la reinstalación o la naturalización facilitada.
El artículo 29, incisos 2 y 3 de la Ordenanza sobre Admisión, Residencia y Empleo (OASA) establece que estas personas pueden obtener permisos sin estar sujetas a cuotas ni al requisito de prioridad laboral para suizos o ciudadanos de la UE, conocido como Inländervorrang. Esto les permitiría trabajar y vivir en Suiza sin los obstáculos que enfrentan otros extranjeros de países fuera de Europa.
Para quienes buscan recuperar la ciudadanía, esto representa un cambio importante. Según declaró Dylan Kunz, nieto de emigrantes suizos en Argentina, al medio Swissinfo, el mayor obstáculo siempre fue poder residir legalmente en Suiza sin pasaporte. Ahora, esta vía podría resolver ese punto.
No obstante, la ley solo contempla a la primera generación sin ciudadanía, y exige acreditar vínculos estrechos con el país. Además, no existe un derecho automático: las autoridades pueden rechazar solicitudes, aunque el propio gobierno admite que hacerlo iría en contra de los objetivos de la Ley de Ciudadanía, ya que en algunos casos la residencia en Suiza es requisito para la reinstalación.
El desafío de ampliar derechos
Sommaruga reconoció que desconocía la existencia de esta disposición. Aun así, defiende que su propuesta es más amplia, ya que apunta a todos los que puedan probar raíces suizas, más allá de la primera generación, siempre que mantengan contacto con la comunidad suiza en el exterior.

El movimiento “Nacionalidad Suiza para descendientes”, muy activo en Argentina, considera que esta revelación fortalece su causa. Buscan que la normativa se extienda a nietos y futuras generaciones, para evitar que la conexión con Suiza se diluya con el tiempo. Argumentan que cada aprobación individual crea un precedente político que incrementa la presión sobre el Parlamento.
En Argentina, se estima que existen más de 15.000 personas con ancestros suizos directos que no poseen ciudadanía. Muchas de ellas participan en asociaciones culturales, celebran fiestas típicas y conservan el idioma en algunos casos. Para estas familias, obtener la ciudadanía no solo implica un documento, sino el reconocimiento de una herencia histórica.
Una oportunidad que puede cambiar vidas
El cambio en la interpretación de la norma ofrece una ventaja concreta: quienes cumplan los requisitos podrán residir y trabajar en Suiza sin depender de cupos, algo que antes se consideraba imposible para descendientes fuera de Europa. Esto abre la puerta a cumplir el requisito de tres años de residencia, necesario para la naturalización facilitada si se perdió la ciudadanía por vencimiento de plazos.
Kunz, uno de los impulsores de la campaña, sostiene que este avance representa “un paso importante en una lucha compartida”. Aunque el camino legal sigue siendo complejo y limitado a un grupo específico, la novedad ya motivó consultas y gestiones en embajadas y consulados.
El reto ahora es doble: difundir esta posibilidad para que los descendientes que califiquen puedan iniciar trámites, y al mismo tiempo, presionar para que la ley alcance a más generaciones. Para muchos, la esperanza de recuperar el vínculo legal con Suiza dejó de ser un sueño lejano.
(AT/SWISSINFO)



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