Buenos Aires (AT) – Una nueva encuesta muestra un fuerte descontento en la opinión pública alemana hacia la política migratoria del gobierno de izquierda-liberal, con la mayoría de los ciudadanos claramente oponiéndose a la inmigración masiva.
Según el sondeo de Insa, el 74 por ciento de los encuestados considera que el gobierno no está actuando lo suficiente contra la inmigración, mientras que solo el 17 por ciento opina que sí lo hace. Además, el 72 por ciento de los encuestados apoya la realización de procedimientos de asilo fuera de las fronteras exteriores de la UE, frente a solo el 16 por ciento que está en desacuerdo.
La encuesta también refleja que los alemanes no solo se oponen a la inmigración ilegal, sino que desean niveles más bajos de toda la inmigración, incluyendo la de inmigrantes legales. El 69 por ciento de los encuestados preferiría menos migración hacia Alemania, frente a solo el 11 por ciento que preferiría más. Otro 14 por ciento no tiene una preferencia clara y el 6 por ciento se negó a responder.
“Los votantes verdes (38 por ciento) son los menos propensos a apoyar una reducción en la migración, pero incluso entre este grupo, la mayoría relativa desea menos o bastante menos inmigración: solo el 29 por ciento de los votantes verdes prefiere más migración”, informa el periódico Bild.
Los votantes de BSW (87 por ciento) y los seguidores de AfD (92 por ciento) son los más inclinados a favorecer una reducción en la migración, según la encuesta.
Una situación por demás problemática
Estos resultados muestran una gran discrepancia entre lo que los alemanes desean y lo que reciben del gobierno. La coalición “semáforo” que gobierna el país, compuesta por los Socialdemócratas (SPD), Los Verdes y los Liberales (FDP), ha avanzado con un programa que ampliará los beneficios para los migrantes, facilitará la obtención de ciudadanía para millones de recién llegados, relajará las normas de inmigración y tiene planes para aumentar la inmigración desde varios países fuera de la UE.
Además, el gobierno federal ha sido testigo de un aumento en la criminalidad extranjera, con un récord del 41 por ciento de todos los delitos cometidos por extranjeros en 2023, incluyendo el 60 por ciento de los delitos violentos.
Los migrantes también representaron un costo de EUR 48.8 mil millones para Alemania en 2023, casi igualando el presupuesto total del Bundeswehr.
Gestión de la inmigración ilegal en Alemania
Alemania, históricamente reconocida por su política migratoria rigurosa y su enfoque en la integración, tuvo problemas en el manejo de la inmigración ilegal a lo largo de los años. Desde las primeras oleadas de migración durante la postguerra hasta los desafíos contemporáneos con la crisis migratoria europea, los gobiernos alemanes adaptaron constantemente sus políticas y enfoques para abordar este complejo problema.
Tras la Segunda Guerra Mundial, Alemania experimentó una reconstrucción masiva que atrajo a trabajadores extranjeros para llenar vacantes laborales. Aunque inicialmente se permitió una migración controlada, las autoridades mantenían un estricto control sobre la inmigración ilegal. Las políticas se centraban en la regularización y la deportación de aquellos sin documentos legales.
PM Viktor Orbán: 🇭🇺🇩🇪 "Now, Germany is no longer Germany. It’s a colorful, changed multicultural world, where migrants coming in are no longer guests in this country… They are not here as guests of the native Germans, but in their own right. It is now their country, too." pic.twitter.com/yjjArFvYNA
— Remix News & Views (@RMXnews) June 25, 2024
Durante la Guerra Fría, Alemania enfrentó una afluencia importante de refugiados y solicitantes de asilo, especialmente desde Europa del Este y Asia. La Ley Fundamental de 1949 estableció el derecho al asilo, pero también permitió la deportación de aquellos que ingresaran ilegalmente o no cumplieran con los criterios establecidos. Las reformas posteriores, especialmente en la década de 1990, intentaron equilibrar la protección de los derechos humanos con la gestión de la migración ilegal.
El inicio del siglo XXI trajo consigo nuevos desafíos con la crisis migratoria en Europa. Alemania se convirtió en uno de los principales destinos para migrantes y solicitantes de asilo, especialmente después del conflicto en Siria y otros países de Oriente Medio. A pesar de su tradición, la gestión de la inmigración ilegal se volvió más compleja, con debates acalorados sobre la seguridad fronteriza, la regularización de migrantes irregulares y la integración socioeconómica.
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