La industria automotriz de Alemania enfrenta un año signado por la incertidumbre y los cambios estructurales. La combinación de desaceleración en las ventas, competencia internacional y elevados costos operativos presiona a fabricantes y proveedores.
Ante este escenario, el gobierno alemán celebró una cumbre importante para definir medidas de apoyo al sector. La cita reunió a líderes políticos, ejecutivos de empresas y representantes sindicales.
Retos del sector y postura del gobierno
La industria automotriz se encuentra en una transición compleja hacia los vehículos eléctricos (VE). La venta de autos nuevos con motor de combustión interna enfrenta una prohibición prevista por la Unión Europea para 2035, que Merz considera una restricción para la competitividad. El canciller alemán, Friedrich Merz, expresó su intención de retrasar la prohibición y eliminar barreras que afecten a los fabricantes.
“No debe haber un corte brutal en 2035”, recalcó el líder conservador después de reunirse en Berlín con industriales y sindicatos del sector, además de responsables políticos y gubernamentales. No obstante, insistió en que la movilidad eléctrica sigue siendo “la principal vía” que hay que seguir.

“La industria necesita claridad, no ambigüedad”, afirmó Craig Mailey, director de estrategia de Cox Automotive. La confianza del consumidor en los vehículos eléctricos es clave para sostener la demanda. Sander Tordoir, economista jefe del Centro para la Reforma Europea (CER), agregó que la competencia de China exige una respuesta firme en política industrial y comercial. “Existe un exceso de capacidad y falta de demanda para los autos europeos, por lo que debemos estimular el mercado”, explicó.
Para enfrentar esta situación, el gobierno anunció la extensión de subsidios y exenciones fiscales para vehículos eléctricos. La exención, prevista inicialmente hasta el 1 de enero de 2026, se extenderá hasta finales de 2030. Además, se destinarán EUR 3.000 millones adicionales para impulsar la compra de vehículos eléctricos por hogares de ingresos medios y bajos. Estas medidas buscan reactivar la demanda y reducir la presión sobre fabricantes y flotas.
Consecuencias económicas y laborales
Los problemas del sector alemán se describen como una policrisis. La combinación de desaceleración de ventas, aranceles internacionales, costos de energía y mano de obra, y transición hacia la electromovilidad golpea los márgenes de las empresas. En el primer semestre de 2025, Mercedes-Benz reportó beneficios de EUR 2.700 millones, mientras que Volkswagen alcanzó EUR 6.700 millones y BMW EUR 4.020 millones antes de impuestos. Todas las cifras muestran caídas relevantes respecto a años anteriores.

Las exportaciones a China disminuyeron un 42% y a Estados Unidos un 13,6%, según Eurostat. La fuerza laboral también sufrió el impacto: aproximadamente 52.000 empleos, un 6,7% del total, se perdieron entre junio de 2024 y junio de 2025.
La Asociación Alemana de la Industria Automotriz (VDA) indica que casi la mitad de los encuestados describe la situación actual como mala o muy mala. Cerca del 80% de los proveedores planea retrasar, cancelar o reubicar inversiones, mientras que pocos contemplan aumentarlas.
Estrategias para la recuperación y el futuro del sector
Expertos señalan que la clave está en impulsar la demanda europea para equilibrar la producción y enfrentar la competencia china. Tordoir propone coordinar políticas industriales y comerciales en toda la UE para proteger a los fabricantes locales y fomentar la innovación. También sugiere alianzas estratégicas con países como Japón, Corea del Sur, Estados Unidos y Reino Unido para fortalecer la posición del sector.
El ministro de Finanzas, Lars Klingbeil, destacó que las medidas de apoyo permiten ganar tiempo para la transición hacia la electromovilidad. La extensión de subsidios y exenciones fiscales busca incentivar la compra de vehículos eléctricos, especialmente entre familias de ingresos medios y bajos, generando un impulso inmediato a la demanda.
A pesar de los desafíos, la producción de autos en Alemania no se detiene. Las empresas continúan ajustando sus estrategias, adaptando líneas de producción y explorando innovaciones tecnológicas. La colaboración entre gobierno, sindicatos y fabricantes se considera fundamental para sostener el empleo y mantener la competitividad.
Analistas coinciden en que la industria puede superar esta etapa de incertidumbre si logra equilibrar inversión, demanda y adaptación a la electromovilidad. La cumbre de Berlín refleja la voluntad de las autoridades de proteger un sector clave para la economía del país y de la Unión Europea.
El sector automotor alemán sigue siendo un pilar estratégico, tanto por su contribución al empleo como por su peso en las exportaciones. Las medidas adoptadas durante la cumbre buscan asegurar que las empresas puedan adaptarse a un mercado en transformación sin comprometer su viabilidad ni la de miles de trabajadores.




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