Dennis Schröder juega con la fuerza que le da una historia que lo acompaña desde su adolescencia. Se trata de una promesa íntima, hecha a su padre, que marcó el rumbo de su vida y que hoy lo ubica en la cima con la selección de Alemania.
El Mundial 2023 lo puso en el centro de la escena. Mientras se hablaba de Shai Gilgeous-Alexander, Luka Dončić o Anthony Edwards, Schröder emergió como el verdadero motor del campeón del mundo. Sus números fueron contundentes: 19,1 puntos y 6,1 asistencias por partido. Sin embargo, lo que lo distinguió fue su capacidad de liderazgo en los momentos decisivos, incluso en medio de discusiones con compañeros como Daniel Theis o con el entrenador Gordon Herbert.
A lo largo del torneo, demostró que las críticas hacia su estilo en la NBA no definen lo que representa para su selección. Para Alemania, Schröder es mucho más que un base. Es un símbolo.
El origen de una promesa
Dennis nació en Braunschweig, al norte de Alemania. Hijo de Axel, alemán, y Fatou, originaria de Gambia, creció en un contexto desafiante. En su escuela era uno de los pocos alumnos negros entre cientos de compañeros. Su madre les repetía a él y a sus hermanos que debían esforzarse más que el resto para ganarse un lugar.

En su adolescencia, el básquet no era prioridad. Se movía entre el skate y las tardes en el parque. Practicaba, pero sin constancia. Todo cambió a los 16 años, cuando recibió un golpe inesperado: la muerte de su padre por un ataque cardíaco.
La noticia lo descolocó. Primero no lo creyó, luego fue hasta la casa de Axel y lo encontró sin vida en el sofá. Esa imagen lo marcó. Poco después, encontró en un cajón una carta escrita de puño y letra por su padre. Allí quedaba reflejada una conversación previa: Dennis le había dicho que quería dedicarse en serio al básquet. La respuesta de Axel, plasmada en esa nota, fue el recordatorio que lo acompañaría desde entonces.
“Eso cambió mi vida por completo. Pensé solo en ir al gimnasio y entrenarme”, contó más tarde Schröder. La carta se convirtió en su mandato personal.
El giro en su carrera
Hasta ese momento, Dennis era visto como un jugador talentoso pero irregular. Los entrenadores de la selección juvenil alemana dudaban de su futuro. Uno de ellos incluso le dijo: “No tenés chances en el básquet. Ni siquiera para la primera liga alemana”.

La carta cambió todo. Schröder dejó de faltar a entrenamientos y asumió la disciplina como regla. En una práctica fue sometido a un ejercicio exigente de uno contra uno: debía seguir defendiendo hasta frenar al atacante. Estuvo treinta veces seguidas en la cancha. Lloró, pero no se fue. Se quedó.
Ese momento marcó un quiebre. Consiguió una segunda oportunidad en el equipo juvenil y no la desaprovechó. La perseverancia se transformó en su sello.
Con los años llegó a la NBA. No fue Dirk Nowitzki ni una superestrella mediática, pero logró consolidarse como un jugador con identidad propia. Padre de familia, dueño del Basketball Löwen Braunschweig en la Bundesliga alemana, amante de los autos llamativos y del oro, Schröder construyó una imagen extravagante. Para algunos resulta arrogante, pero quienes lo conocen aseguran que detrás de esa apariencia se esconde alguien motivado por la disciplina y el esfuerzo.
El líder de una Alemania campeona

En 2023, Alemania alcanzó la gloria mundialista con Schröder como conductor. Vencieron a Serbia en la final por 83-77, cerrando un torneo impecable en el que no perdieron partidos. La selección mostró un juego colectivo sólido, más allá de tensiones internas o roces en el banco.
Las discusiones con Daniel Theis o con el entrenador Herbert no opacaron su figura. Por el contrario, reflejaron la intensidad con la que vive cada encuentro. Schröder es capaz de plantarse cara a cara a un compañero más alto y más fuerte porque carga con una convicción profunda: poner a Alemania en el lugar que siente que le corresponde.
El pasado lo impulsa. Aquella carta de su padre se mantiene como el recordatorio constante de por qué juega y qué significa cada partido con la camiseta de su selección. No se trata de contratos millonarios ni de lujos. Se trata de cumplir una promesa.
La cultura deportiva suele centrarse en las estrellas de la NBA. Por eso, muchas veces Schröder queda en un segundo plano en el imaginario popular. Sin embargo, el Mundial mostró otra realidad. En Alemania, su figura se agiganta porque representa algo más que estadísticas: representa perseverancia, carácter y pertenencia.
La confirmación en EuroBasket 2025
En la EuroBasket 2025, Schröder volvió a demostrar su liderazgo. Contra Finlandia, anotó 26 puntos y repartió 12 asistencias, conduciendo a Alemania a un triunfo por 98-86 y asegurando el pase a la final del torneo, que se disputará este viernes. El base de Sacramento Kings convirtió cuatro triples y no falló ninguno de los 10 tiros libres que lanzó, consolidando su rendimiento en momentos decisivos.
El jugador de Orlando Magic, Franz Wagner, aportó 22 puntos, incluidos dos triples consecutivos que ayudaron a Alemania a construir su mayor ventaja, 49-30, en el segundo cuarto. Finlandia llegó a acercarse a seis puntos en el tercer cuarto, liderada por Olivier Nkamhoua con 22 unidades y Lauri Markkanen con 16. A pesar de la reacción finlandesa, Schröder y su equipo mantuvieron el control hasta el final.
Con este resultado, Alemania disputará la final del EuroBasket por primera vez desde 2005, enfrentando al ganador del duelo entre Grecia y Turquía. La actuación de Schröder confirma que su liderazgo y determinación siguen siendo decisivos, tanto en el escenario mundial como en el europeo.



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