Leroy Sané vivió un fin de semana agitado en Múnich. El ex jugador del Bayern protagonizó una pelea durante el Oktoberfest tras ser insultado, en un momento en el que debería estar enfocado en recuperar su lugar en la Selección alemana, que este viernes enfrenta a Luxemburgo en un duelo clave por las Eliminatorias rumbo al Mundial 2026.
El hecho ocurrió el domingo pasado, en pleno Oktoberfest. Sané —quien no fue convocado por el seleccionador Julian Nagelsmann para la doble fecha FIFA— decidió aprovechar sus días libres regresando a Alemania, donde asistió a la tradicional fiesta bávara.
Según el diario Bild, el delantero de 29 años fue objeto de provocaciones e insultos por parte de otro asistente al evento. La situación escaló rápidamente hasta derivar en una pelea breve, que fue desactivada por el personal de seguridad. No fue necesaria la intervención policial.

“Fui provocado y personalmente insultado durante un largo periodo de tiempo; también se insultó a mi club, el Galatasaray”, declaró Sané al medio alemán. A pesar de no haber pasado a mayores, el jugador reconoció su error: “Tendría que haber reaccionado con más serenidad y hacer oídos sordos. Eso me lo llevo como aprendizaje”.
El conflicto llega en un momento de tensión en la carrera del delantero, quien dejó el Bayern Munich luego de cinco temporadas para sumarse al Galatasaray de Turquía, donde su presente futbolístico está lejos del nivel que supo mostrar.
Presente gris en Turquía y ausente en la Selección
Desde su llegada al club turco, Sané disputó los ocho partidos de la Superliga, con apenas un gol y dos asistencias. Su bajo rendimiento le costó la titularidad: en el clásico ante Besiktas fue suplente por primera vez y apenas jugó los últimos cuatro minutos. Además, su entrenador Okan Buruk lo dejó en el banco durante todo el partido frente al Liverpool por Champions League, en una victoria histórica por 1-0.

Pese a su pasado exitoso en el Bayern —donde ganó tres Bundesligas, un Mundial de Clubes y una Supercopa de Europa—, el presente lo encuentra sin lugar en la Selección. Nagelsmann optó por dejarlo afuera para esta doble fecha de Eliminatorias. Mientras Sané protagonizaba un escándalo en su país, Alemania ya se concentraba para un cruce clave ante el rival más débil del grupo.
Un ojo en Múnich y el otro en Sinsheim
Este viernes, Alemania se enfrenta a Luxemburgo en Sinsheim, con la obligación de ganar —y por goleada— si quiere seguir con chances de clasificar directamente al Mundial 2026. Tras la derrota 2-0 en Bratislava ante Eslovaquia, la diferencia de gol se convirtió en un factor decisivo en el grupo A.
Según el reglamento de la FIFA, la diferencia de gol tiene más peso que el resultado entre equipos empatados en puntos. Por eso, cada gol ante Luxemburgo puede ser determinante. Alemania suma 3 puntos y una diferencia de 0 (3 a favor, 3 en contra), mientras que Eslovaquia lidera con 6 puntos y +3 (3 a favor, ninguno en contra). Irlanda del Norte, con la misma cantidad de puntos que Alemania pero más goles anotados, también pelea.

“Todos esperan que ganemos 5-0 o 6-0, pero eso ya no es tan fácil. Todos los equipos se plantan bien. Lo importante es ganar, necesitamos victoria tras victoria”, afirmó Nadiem Amiri, quien convirtió en la reciente victoria 3-1 ante Irlanda del Norte.
Golear o depender del milagro
La historia favorece al equipo alemán: las últimas dos veces que enfrentó a Luxemburgo en fase clasificatoria para una Copa del Mundo (1998 y 2006) ganó 7-0. Pero en esta Eliminatoria, Eslovaquia apenas le sacó un 1-0 a los mismos rivales, y eso deja abierta la posibilidad de que Alemania recorte la diferencia si logra una goleada en casa.
Nagelsmann, que planificó una alineación ofensiva para este encuentro, sabe que un mal resultado puede llevar a su equipo a una instancia incómoda: jugar el repechaje en marzo de 2026 con el riesgo de un fracaso histórico.

¿Y Sané?
Mientras tanto, Leroy Sané ve todo desde afuera. Marginado por su bajo rendimiento, sin minutos en su club y ahora envuelto en un incidente público, el delantero enfrenta una etapa decisiva en su carrera. Si no logra reenfocarse pronto, su nombre podría quedar definitivamente al margen de una Selección que no puede permitirse errores en el camino al Mundial.




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