Fernando Brun representa a la Argentina en Berlín desde octubre de 2022. Diplomático de carrera y producto de la tradicional de la Casa, como se conoce a la Cancillería argentina, Brun es reconocido por sus pares a ambos lados del Atlántico por ser uno de los representantes más comprometidos con la oportunidad que ofrece el actual escenario para ambos países. En esta entrevista exclusiva que ofreció al Argentinisches Tageblatt con motivo de su relanzamiento, analiza el momento que atraviesa Alemania en 2023 y qué significa eso para la Argentina.
Embajador, en la Argentina, solemos estar enfrascados en nuestro propio laberinto. Más aún en un año electoral como el actual. Por eso, le pido ayuda para elevar la mirada: ¿Cómo se ve el mundo desde un lugar que a lo largo de su historia fue centro de cambios geopolíticos e históricos, como lo es Berlín? Más aún, en un día como este, en el cual se conmemora la Reunificación.
El escenario global en este momento se caracteriza por una era geopolítica marcada por una transición de estabilidad y orden hacia inestabilidad e incertidumbre. Como eje podemos observar una creciente rivalidad Occidente y Oriente; la transición energética ligada a la crisis climática; una aceleración del cambio tecnológico que está reconfigurando las finanzas y el modo de hacer negocios en un nuevo mundo tecnopolar. En consecuencia, estamos en un entorno internacional caracterizado por lo que llamaría una “recesión geopolítica”, en el cual los centros de poder se tornan cada vez más difusos.
¿Dónde deja esa recesión geopolítica a la Argentina actual y del futuro?
Cualquier alineación que la Argentina adopte con respecto a una u otra posición entre Occidente y Oriente conlleva oportunidades y costos que requieren una ponderación sumamente cuidadosa. Hoy, el mayor “riesgo político” a nivel global se encuentra estrechamente relacionado con las externalidades resultantes de las tensiones bilaterales entre Washington y Pekín, y la Guerra en Ucrania. Estos se evidencian en términos simplificados en el posicionamiento que acabamos de presenciar en el marco del G20. La Declaración de Delhi muestra, luego del fracaso de Bali, la importancia de los esfuerzos colectivos en la creación de consensos en este nuevo orden multipolar.
En este escenario, en materia de política exterior, no hay lugar para grises o posiciones sofisticadas, son necesarios posicionamientos claros acorde a los intereses nacionales más genuinos.
¿Qué escenario se abre en este escenario para la relación bilateral Argentina y Alemania?
Alemania, como potencia media y primer inversor de la Unión Europea (UE) en nuestro país, representa una de las claves para una inserción argentina en un esquema multipolar ligado al desarrollo de nuestro potencial. Así lo entiende el gobierno del Canciller Federal Olaf Scholz, quien ha demostrado de modo sostenido interés en profundizar una asociación estratégica 4.0 de naturaleza productiva. Para la Argentina, representa una oportunidad que estamos trabajando en cuento a un posicionamiento internacional basado en el fortalecimiento del multilateralismo y la diversificación de origen de insumos críticos hacia países como Alemania y otros.
Profundicemos en esto un momento: como mencionaba antes, la invasión de Rusia a Ucrania es un punto de quiebre en el escenario geopolítico actual. El canciller Scholz lo definió como una “Zeitenwende” (un punto de inflexión). Ese punto de inflexión lo llevó a redefinir también el foco de su gobierno a nivel general, en política exterior pero también económica y hasta social. ¿Cómo puede impactar puntualmente esta Zeitenwende en la Argentina en particular?
La Zeitenwende se articula en tres pilares ligados con un fortalecimiento del multilateralismo frente a un mundo que tiende a bipolarizarse: 1. La construcción y constante fortalecimiento de la UE; 2. El fortalecimiento de la relación transatlántica con EEUU; 3. Un “de-Risking” para evitar dependencias con foco en el desarrollo de nuevas asociaciones internacionales, revirtiendo la lógica cerrada de autonomía planteada por el Pacto Verde Europeo.
Entonces, el impacto del Zeitenwende en las relaciones económicas internacionales se traduce en el replanteo de las cadenas globales de valor, luego de la dependencia y corte del gas ruso, acelerando la transición hacia una economía baja en carbono. Pero, atención, es un asunto sensible: el término transición energética genera incertidumbre en el empresariado alemán – lo cual lo veo como algo sumamente lógico-. En un mundo perfecto, allanar el camino hacia la descarbonización industrial para alcanzar las emisiones netas 0 suena perfecto. Evitaríamos el cambio climático, la ebullición global -como denominó recientemente el secretario general de ONU Gutiérrez las nuevas temperaturas alcanzadas-, las inundaciones o sequías que tanto perjudican nuestro sector agropecuario y varios males más. Estas metas tienen -en el mundo real- un costo, e inicialmente este costo será alto.
La Argentina se posiciona en ese mapa internacional por su potencial para integrarse al reordenamiento de esas cadenas globales de valor, en donde se prioriza la diversificación de proveedores estratégicos integrando a países “like minded”. El gobierno alemán está decidido a trabajar junto a sus empresas en una asociación estratégica de largo alcance con nuestro país. Se trata de una oportunidad genuina de desarrollo de nuevas cadenas de valor, y no solamente de abastecimiento de combustibles limpios. Y ello se hace a través de inversiones en sectores críticos.
¿Cuáles serían estos?
Entre los que destacaría a nivel general en la UE están la energía en combustibles de transición, como el Gas Natural Licuado (LNG, por sus siglas en inglés); pero el foco alemán está puesto en al energía proveniente de fuentes renovables, como la solar, eólica, hidroeléctrica. Y muy especialmente los nuevos “combustibles limpios”, como el hidrógeno verde y sus derivados; la minería sustentable del Litio. Se suman, el cobre, níquel, cobalto y otros metales semiconductores; la producción de chips; la biotecnología. Y sumo un sector, cuyo potencial aún no es tan conocido en Europa a nivel general pero que justamente en estos tiempos de reinvención contiene una oportunidad sin igual. Me refiero, claro está, a la economía del conocimiento y la capacidad para la (re)innovación que caracteriza al ecosistema de start-ups de origen argentino.
La Argentina está en su propio contexto de cambio, ante las próximas elecciones del 22 de octubre. ¿Cuáles son los ejes concretos que el país puede y debe aprovechar en política exterior el próximo año / gobierno para posicionarse como ese socio estratégico par Alemania?
Olaf Scholz transmitió hace pocos días en el marco del Diálogo Global de Berlín que “vivimos en un mundo multipolar. Esto significa que necesitamos encontrar nuevas formas de relacionamiento, de trabajar juntos internacionalmente, nuevas y genuinas asociaciones”.
Y en ese sentido, y teniendo especialmente en cuenta las declaraciones del Canciller alemán, destacaría las siguientes:
1. Sostener el posicionamiento claro y sin sofisticaciones frente a la guerra en Ucrania y una promoción renovada del multilateralismo en cada uno de los foros en los que nuestro país pueda hacer una contribución decidida. La posición de la Argentina frente a la invasión rusa ha sido reconocida por Alemania en diversas ocasiones. Es un activo que se debe profundizar con el objetivo de posicionarse como referente en una región cuyos principales interlocutores mantienen posiciones diversas y que, en muchas ocasiones, no han resultado claras ni para el gobierno alemán y ni para la Unión Europea, en un momento en que la ambigüedad o posiciones sofisticadas que evitan una clara condena al quiebre del Derecho Internacional, evidencian posicionamiento. Recordemos, la Argentina y Alemania comparten una agenda común en materia de democracia, DDHH, defensa del multilateralismo y plena vigencia del Derecho Internacional, entre otros. Entre otros también, Alemania apoyó las recientes candidaturas argentinas al Tribunal del Mar de la ONU y a la Organización Meteorológica Mundial
2. La asociación energética e iniciativa de descarbonización industrial: La Declaración Conjunta suscripta entre la Argentina y Alemania durante la visita de Scholz en enero de 2023 es la piedra fundamental de esta política, y se articula en tres pilares: a). La transición energética, basada en el fomento de generación de energías renovables, redes y la eficiencia energética; b.). El desarrollo del Hidrógeno y derivados como fuente de combustibles limpios; c.) Un mayor acceso a tecnologías y desarrollo de industria local. Por ejemplo, la Argentina forma parte de la mesa de trabajo preparatoria de la Iniciativa de Descarbonización Industrial, conocida como Club del Clima. Existe el compromiso de Scholz hacia países en desarrollo y emergentes que se unan a esta iniciativa, de apoyo financiero, construcción de capacidades, cooperación técnica, y transferencia de tecnología. No se trata de ser suscriptores de términos de referencia pre-elaborados o “rule takers”, sino de nuestra participación activa como “rule makers” lleve los intereses del Sur Global a dicha iniciativa.
3. La ratificación del Acuerdo Mercosur-UE es un tema principal. Los tres partidos de la coalición de gobierno alemán se pronuncian a favor de ratificar el Acuerdo Mercosur – UE, conscientes de que conforma una plataforma sobre los cuales escalar hacia una verdadera asociación estratégica bi-regional, aún frente a un escenario de diferencias y dudas entre actores nacionales a ambos lados del Atlántico.
Ahora bien, el vehículo para desarrollar, profundizar y sostener en el tiempo esta asociación pasa también por la variable de la inversión que se pueda generar en nuestro país. La comunidad alemana empresaria está presente en la Argentina desde hace tiempo. El desafío pasa por incentivarlos a incrementar su participación. ¿Cuáles deberían ser aquí los principales ejes para lograrlo?
Tiene razón, de los 207 años de vida soberana de nuestro país, 110 han sido testigos de la presencia e inversiones alemanas en la Argentina. Hoy, más de 100 compañías alemanas operan en la Argentina, integrando a más de 200 empresas argentinas en cadenas de valor de todos los sectores de la economía nacional y dando prueba de una relación con clara impronta productiva. Alemania, con un stock acumulado de inversiones de U$S 3.200 millones, es el primer inversor europeo en nuestro país, presentando en base a su potencial y nueva política de diversificación de mercados internacionales una oportunidad de integración de nueva generación en sectores en los que la Argentina puede mostrar activos competitivos por sus recursos y capacidades. El desafío que menciona será la ampliación de las inversiones existentes como la atracción de nuevas inversiones por parte del universo “Mittelstand”. Son empresas de envergadura media alemanas, con una facturación que según su definición rondan entre los 50 millones y 200 millones de Euros. Se trata de empresas consideradas los “hidden champions”. El panorama de la ampliación de la matriz de generación hidroeléctrica; la concreción de los proyectos de hidrógeno y amoníaco verde; la minería sustentable del cobre y de litio, la electromovilidad; la industria del conocimiento y el desarrollo de soluciones, así como la biotecnología están llamados a traccionar este proceso..
Cerramos con una mirada sobre el proceso que vive nuestro país y el mensaje que esto puede implicar fronteras afuera. ¿Qué bases deberá trabajar la Argentina internamente para poder aprovechar esta reconfiguración de la alianza bilateral con Alemania?
En pleno proceso electoral, debemos ponderar acciones de posicionamiento temprano a nivel multidireccional. Esto implica garantizar un nuevo ciclo de creación de riqueza que proteja los empleos de los argentinos basado en el desarrollo de nuevas habilidades en un entorno laboral que hoy abraza la digitalización. Y me permito agregarle: no debemos olvidar que en momentos de tanto reordenamiento geopolítico competimos abiertamente con otros destinos de asociatividad bilateral.
Ante la incertidumbre que irradia todo proceso electoral para cualquier país, no debemos dejar pasar la oportunidad de explicar y reposicionar a la Argentina. En tiempos de turbulencia geopolítica, amenaza de regímenes autocráticos a los Derechos Humanos más básicos y a la plena vigencia del Derecho Internacional, es de suma relevancia para el concierto internacional que ambas naciones se empoderen y manifiesten su compromiso inequívoco como “socios por elección”, socios por convicción en el desarrollo de relaciones productivas de nueva generación. Y allí donde el sistema internacional clásico falla, identificar otros mecanismos de dinamismo inequívoco como el G20 y el G7, y de otras nuevas plataformas haciendo valer los intereses del Sur Global en la conformación de los consensos necesarios para el fortalecimiento del sistema multipolar basado en reglas claras y en el derecho internacional. Los canales de cooperación y trabajo conjunto con Alemania son múltiples y de naturaleza productiva. Aprovechémosla.
Hoy no solo se celebra el Día de la Reunificación de Alemania, sino también el del relanzamiento del Argentinisches Tageblatt. ¿Qué oportunidad le merece un medio como el AT en el contexto de transfromación geopolítica que comentamos?
La construcción de consensos en lo interno como en lo internacional, requieren hoy de canales de comunicación de información y de análisis plurales y confiables. El AT tiene una tradición de observador independiente y análisis certero a partir de una identidad propia que merece ser valorada y potenciada. Especialmente, a través de la participación de nuevas generaciones y siempre con el compromiso de quienes lo lanzaron en 1889.
Embajador Brun, wir bedanken uns für das Gespräch.
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