Argentina evaluó incorporar helicópteros alemanes CH-53G, que fueron ofrecidos con el objetivo de reforzar la capacidad de transporte aéreo y rescate de las Fuerzas Armadas. La decisión, aún en análisis, representaría un paso significativo para recuperar un segmento perdido desde la Guerra de Malvinas, cuando se destruyeron los Chinook en combate.
Fuentes del Ministerio de Defensa confirmaron que se analiza enviar una comisión técnica a la base aérea de Laupheim, en Baden-Württemberg, para inspeccionar las aeronaves antes de definir la compra.

Qué ofrecen los helicópteros alemanes CH-53G
Los helicópteros pesados CH-53G fueron fabricados por Sikorsky y sirvieron más de 50 años en Alemania, primero en el Ejército y luego en la Luftwaffe. Tienen 27 metros de largo, un rotor principal de 22 metros y capacidad para transportar hasta 5,5 toneladas en su interior o 7,25 toneladas de carga externa. Pueden trasladar 36 soldados equipados o 24 heridos en camilla, con una autonomía de 400 km, extendible a 1.200 km con tanques adicionales.
El modelo se retiró en Alemania para dar lugar a los modernos CH-47F Chinook Block II adquiridos a Boeing. “Son helicópteros robustos, confiables y adaptables a escenarios complejos”, detalló el portal especializado Zona Militar.

Un vacío desde Malvinas
Durante la guerra de 1982, Argentina desplegó tres CH-47 Chinook y dos CH-47C. Los aparatos cumplieron tareas de traslado de tropas y carga, pero se perdieron por daños y falta de repuestos. Desde entonces, el país no volvió a contar con helicópteros de transporte pesado.
La compra de Mil Mi-171E rusos, realizada en la década pasada, no cubrió esa carencia: las aeronaves permanecen fuera de servicio en el Área Material Quilmes, sin mantenimiento adecuado.
Dimensión geopolítica
Más allá del aspecto técnico, la operación refleja un giro en las alianzas militares argentinas. La transferencia de los CH-53G depende de la aprobación del gobierno de Estados Unidos, ya que los helicópteros incluyen componentes de origen norteamericano. “El traspaso no solo implicaría un salto operativo, sino también un alineamiento geopolítico con aliados estratégicos”, remarcaron fuentes castrenses consultadas por la prensa alemana.
Este posible acuerdo se suma al reciente anuncio de compra de cazas F-16 a Dinamarca, por 650 millones de dólares, que incluye 36 misiles AMRAAM C-8. Con esa adquisición, la Fuerza Aérea volverá a contar con aviación supersónica, una capacidad perdida en comparación con Chile, Brasil y Venezuela.

El desafío del mantenimiento
Especialistas advierten que mantener y operar helicópteros de este porte implica un esfuerzo logístico considerable. Cada unidad nueva supera los US$ 30 millones, pero aun como material usado, los costos de operación pueden tensionar el presupuesto militar.
La flota aérea argentina actualmente incluye 239 aeronaves: 52 transportes de ala fija, 13 de misiones especiales, 2 petroleros y 94 helicópteros, pero ninguno de ataque. Los CH-53G se integrarían para reforzar transporte y rescate, aunque exigirían infraestructura de soporte y capacitación técnica.

Una apuesta al futuro
El Ejército Argentino atraviesa un proceso de modernización con ejercicios conjuntos con marines estadounidenses, la incorporación de F-16 y la posible llegada de los CH-53G. Los nuevos helicópteros permitirían operar en catástrofes naturales, misiones humanitarias, operaciones de paz y apoyo logístico en zonas de difícil acceso.
En palabras de un alto oficial consultado por Zona Militar: “No se trata solo de sumar fierros, sino de recuperar capacidades críticas para el país”. El gobierno argentino deberá definir en los próximos meses si acepta la propuesta alemana. De hacerlo, se abriría un nuevo capítulo en la aviación militar nacional, con una mezcla de oportunidades estratégicas y desafíos financieros.




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