Buenos Aires (AT) – La lucha contra el cambio climático impone nuevos límites y retos a la industria global. La neutralidad de carbono, un objetivo que parece lejano, se convierte en un mandato ineludible con fechas límite claras: 2030, 2045 y más allá. Las empresas deben reinventarse en términos de tecnología, logística y energía para mantenerse competitivas.
Un cambio impostergable
La neutralidad climática implica que las emisiones de gases de efecto invernadero se reduzcan drásticamente y se equilibren con la capacidad de absorción de carbono del planeta. En Alemania, la ley climática exige una reducción del 65% de las emisiones para 2030 respecto de 1990, con el objetivo final de lograr la neutralidad para 2045.
Según Alexander Klonczynski, vicepresidente de Fabricación de Soluciones de Movilidad de Celdas de Combustible en Bosch, el hidrógeno jugará un papel clave en este proceso. “La aplicación del hidrogeno en combustión y celdas de combustible puede tener un impacto inmediato y significativo”, señaló. Además, destacó que las tecnologías de energía renovable deben integrarse de forma acelerada para cumplir con las metas.
Innovación en acción
Empresas como Bosch y Wilo están liderando el camino hacia la neutralidad climática. Bosch declaró haber alcanzado la neutralidad en sus operaciones globales desde 2020, incluyendo más de 400 instalaciones en todo el mundo. Además, la firma busca reducir en un 15% sus emisiones en toda la cadena de suministro para 2030.
Por su parte, Wilo ha desarrollado un sistema de reciclaje de imanes permanentes que permite reutilizar tierras raras en su producción, logrando una reducción anual de 8 toneladas de CO2 por bomba fabricada. Este enfoque demuestra cómo la innovación puede transformar la sostenibilidad industrial.
El caso de estas empresas no es aislado. Otros sectores, como el automotriz, también han comenzado a adoptar medidas agresivas. La transición hacia vehículos eléctricos y el desarrollo de baterías menos contaminantes son ejemplos concretos de este cambio. Sin embargo, estos avances requieren inversiones sustanciales y una política de apoyo consistente.
Barreras y riesgos
No todas las industrias avanzan al mismo ritmo. La industria química y la siderurgia han manifestado preocupaciones sobre los costos adicionales asociados a las regulaciones climáticas. El “ajuste fronterizo de carbono” de la Unión Europea busca igualar estas diferencias imponiendo aranceles a productos importados con altas emisiones, como el acero y el aluminio.
El riesgo, según el Verband der Chemischen Industrie, es que Europa se convierta en una región climáticamente neutral, pero desindustrializada. Esta preocupación refuerza la necesidad de medidas equilibradas que promuevan la competitividad mientras se reducen las emisiones.
Los costos asociados a la adaptación también plantean riesgos. Georgios Agrafiotis, del organismo certificador TÜV SÜD, subrayó que “alcanzar la neutralidad climática implica inversiones significativas, pero también permite a las empresas identificar áreas de mejora y optimizar su eficiencia”. Este equilibrio entre costos y beneficios es crucial para el éxito a largo plazo.
Claves para la transformación
Diversas tecnologías y estrategias están disponibles para reducir la huella de carbono de la industria:
- Energías renovables: La transición a fuentes como la solar y la eólica podría reducir las emisiones globales en 5 gigatoneladas (Gt) anuales. Estas fuentes son esenciales para descarbonizar la generación eléctrica, uno de los mayores emisores globales.
- Optimización energética: Medidas como la recuperación de calor y mejoras en la eficiencia mecánica podrían ahorrar 2,6 Gt al año. Estas iniciativas son particularmente relevantes en industrias de procesos intensivos.
- Nuevos combustibles: La integración de hidrogeno verde y biocombustibles ofrece un potencial de reducción de hasta 4,9 Gt anuales. No obstante, su adopción requiere infraestructura específica y políticas de incentivo.
- Captura de carbono: Tecnologías de captura y almacenamiento podrían disminuir las emisiones en 7,3 Gt al año. Aunque estas soluciones son prometedoras, su implementación masiva aún enfrenta barreras económicas y tecnológicas.
- Economía circular: El reciclaje de materiales y el rediseño de productos para maximizar su vida útil son estrategias clave. Empresas como Wilo ya están liderando en este campo.
El papel de la regulación
La regulación desempeña un rol fundamental en la transición hacia la neutralidad climática. La Unión Europea ha establecido metas ambiciosas para 2030 y 2045, incluyendo reducciones drásticas en sectores como el transporte, la energía y la manufactura. Sin embargo, estas políticas también generan tensiones.
Según Sarah Brückner, del VDMA (Asociación Alemana de Fabricantes de Maquinaria), “las pequeñas y medianas empresas enfrentan retos únicos debido a las regulaciones complejas y los costos iniciales de adaptación”. Para aliviar estas cargas, es crucial que los gobiernos ofrezcan incentivos financieros y asistencia técnica.
La transición no solo depende de las industrias y los gobiernos, sino también de los consumidores. La demanda de productos y servicios sostenibles está en aumento, pero aún existe una brecha entre la conciencia ambiental y las decisiones de compra. Campañas de educación y precios accesibles serán esenciales para cerrar esta brecha.
La industria nacional y la neutralidad de carbono
En el contexto argentino, la neutralidad climática plantea tanto desafíos como oportunidades. La industria nacional, particularmente en sectores como el acero y la energía, podría beneficiarse de la adopción de tecnologías como las energías renovables y la captura de carbono.
Además, el desarrollo de un marco regulatorio claro y políticas de incentivos será crucial para promover la sostenibilidad industrial. Argentina tiene el potencial de convertirse en un líder regional en este ámbito, especialmente si logra alinear sus estrategias climáticas con las tendencias globales.
El rol de las exportaciones también será clave. Los mercados internacionales están aumentando sus exigencias en términos de sostenibilidad, y las empresas argentinas que adopten prácticas climáticamente responsables podrán acceder a nuevas oportunidades comerciales.
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