La vuelta de Jérôme Boateng al Bayern Munich duró menos de lo que tarda en llegar un centro al área. El ex defensor de la selección alemana desistió de incorporarse al cuerpo técnico del equipo que comanda Vincent Kompany luego de que los hinchas manifestaran su rechazo por las causas judiciales que lo involucran.

Una decisión anticipada
Boateng había sido invitado por Kompany para iniciar un breve período de formación como ayudante en el Bayern. Sin embargo, no llegó a poner un pie en el club: tras la presión de los hinchas, que incluyó pancartas en el Allianz Arena y una petición online con miles de firmas, decidió dar un paso al costado. “No quiero perjudicar al club con mi presencia”, escribió en sus redes.

Un pasado que no se olvida
El malestar de la hinchada se vincula directamente con los antecedentes de violencia de género en los que estuvo involucrado el jugador. Boateng fue condenado en 2021 por agresión a Sherin Senler, expareja y madre de uno de sus hijos, durante unas vacaciones en el Caribe. La sentencia fue ratificada en 2024, aunque la multa se redujo a 200.000 euros.
Además, su nombre volvió a estar en el centro del escándalo tras el fallecimiento de Kasia Lenhardt, otra expareja, en 2021. Si bien la Justicia no halló pruebas para imputarlo, los testimonios y la exposición pública revivieron el debate sobre su figura. Hasta su madre declaró ante la Justicia que su hijo “abusó física y psicológicamente de mujeres”.
La reacción de la tribuna
Durante el clásico entre el Bayern y el Borussia Dortmund, la hinchada local desplegó carteles con leyendas como “no hay lugar para villanos” y “fuera Boateng del club”. El mensaje fue claro: más allá de su historia en el equipo, su regreso no era bienvenido.
Boateng jugó una década en el Bayern, donde ganó nueve Bundesligas, dos Champions y cinco Copas de Alemania. Además, se consagró campeón del mundo en Brasil 2014. Su paso por el Lyon, la Salernitana y el Linzer ASK no tuvo el mismo brillo. Había llegado a un acuerdo para rescindir su último contrato y enfocarse en su formación como DT. El Bayern era su primer paso, pero la opinión pública torció el rumbo.

El club, en silencio y sin respaldo
La dirigencia del Bayern confirmó que la decisión de no seguir adelante con la integración de Boateng fue consensuada. “Jérôme tiene un fuerte vínculo con el club y no quiere que su presencia lo perjudique”, expresaron en un breve comunicado. Más allá de la diplomacia, el club evitó respaldarlo abiertamente.

El debate que incomoda al fútbol europeo
El caso Boateng pone en primer plano una cuestión cada vez más presente en Europa: ¿qué rol deben ocupar los deportistas con condenas por violencia de género? Aunque el defensor insistió en su inocencia, para gran parte de la hinchada del Bayern su regreso era inaceptable.
Un problema que resuena también en la Argentina
El caso de Boateng también ha generado repercusiones en el contexto argentino, donde la relación entre el fútbol, la violencia de género y la responsabilidad institucional ha sido objeto de un escrutinio cada vez mayor. En años recientes, múltiples clubes locales se han enfrentado a dilemas análogos.
El caso más reciente y destacado fue el del colombiano Sebastián Villa, quien ha sido condenado por violencia de género y que enfrentó acusaciones por abuso sexual. El jugador tuvo que abandonar Boca Juniors debido a su conducta extradeportiva.
Tras una breve estancia en Bulgaria, regresó a Argentina en junio de 2024. Desde entonces, el jugador colombiano ha estado desempeñando sus funciones en Independiente de Rivadavia de Mendoza.
Si bien su nombre ha sido asociado con la posibilidad de regresar a un destacado club de Argentina, no se han tomado decisiones definitivas al respecto. Las instituciones se mostraron reacias a concederle acceso a un individuo condenado por violencia de género. La decisión del Bayern, empujada por la presión social, podría marcar un precedente para el tratamiento de casos complejos en el deporte profesional.




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