Buenos Aires / Berlín – Al entrar al Museo de la Burocracia en Berlín, los visitantes son conducidos al interior de un árbol hueco. Es un símbolo de la burocracia: cada día son talados 52 árboles para producir el papel que necesita la maquinaria burocrática en Alemania, dicen los organizadores del museo. Alemania es famosa por su burocracia. Una de las principales promesas del Gobierno de centro-izquierda era acabar con la maraña de leyes. Pero muchos creen que los nuevos proyectos de ley sobre este asunto, que deben ser aprobados por el Parlamento a finales de junio, se quedan muy cortos.
Ahora, la Iniciativa Nueva Economía Social de Mercado (INSM, por sus siglas en alemán), un think tank que trabaja sobre temas de la economía de mercado, le dedica todo un museo a la burocracia. El INSM también es una organización lobista financiada por las asociaciones patronales de la industria metalúrgica y eléctrica. Desde hace tiempo, aboga por reducir la burocracia en la economía alemana.
“En todos los países existe la burocracia, pero ésta se ha convertido en la principal desventaja de Alemania para hacer negocios, por delante de los impuestos y los precios de la energía”, afirma Thorsten Alsleben, director General de la INSM. Según él, la burocracia es motivo suficiente para que el 58 por ciento de las empresas decidan no invertir en Alemania. Alsleben acusa a la política y a la burocracia alemanas de acabar con la innovación y el espíritu emprendedor de las empresas.
Papeleo y digitalización
La burocracia alemana es lenta, tanto para las empresas como para los ciudadanos. Muchos servicios, como la solicitud del carné de conducir o el documento de identidad, requieren citas en persona, y conseguir una puede ser difícil. Según el museo, las pequeñas y medianas empresas dedican unas 13 horas semanales a papeleo para autoridades y oficinas.
Alemania también está rezagada en materia de digitalización en comparación con otras naciones europeas. La Unión Europea (UE) ya había aprobado, en 2017, una ley que obliga a las autoridades a implantar digitalmente unos 580 servicios para finales de 2022. A principios de 2024, en Alemania solo 81 de estos servicios funcionaban completamente y 96 parcialmente digitalizados.
De qué depende la calidad
Echarle la culpa solo al federalismo es demasiado fácil, opina Cornelia Funke, consultora de la agencia gfa public. Otros países federales, como Canadá, superan a Alemania en competitividad digital. El enfoque de Alemania, dice Funke, sigue siendo demasiado descentralizado, lo que genera demasiada variedad de programas y sistemas para servicios similares.
“En el mundo digital, la calidad depende en gran medida de que haya una plataforma única que todo el mundo conozca, con las mismas plantillas, diseño, ventanillas únicas y normas comunes”, explica Funke a DW. También achaca la lentitud de la digitalización a la falta de cultura de servicio público. La consultora afirma que esto tiene raíces históricas. Mientras que el Estado de Derecho y los procesos administrativos eficientes se establecieron en Alemania bajo el dominio prusiano, en los países anglófonos, los Estados nórdicos y los Países Bajos se estableció primero la democracia.
“De ahí vienen estas diferentes autopercepciones: de funcionarios, por un lado, y de burócratas, o servidores del Estado, por otro. Los valores y normas más importantes en las administraciones de los países burocráticos no son tanto la eficiencia o el ser respetuosos con los ciudadanos o ahorrar dinero a los contribuyentes. Muy a menudo, se trata de aplicar la ley”, añade la consultora.
Un sistema absurdo
A veces hay contradicciones desconcertantes en las normativas, dice el director del INSM, Thorsten Alsleben. “La Oficina de Salud y Seguridad en el Trabajo puede decir a una panadería que tiene que instalar baldosas con rebordes antideslizantes, y luego la Oficina de Sanidad dice que las lisas son necesarias en aras de la higiene”, añade. Según Alsleben, el número de leyes y reglamentos se ha salido de control. Como desahogo, en el Museo de la Burocracia, los visitantes pueden elegir las que menos les gustan y pasarlas por la trituradora de papel.
Aunque la burocracia en Alemania puede poner a prueba la paciencia de los ciudadanos, sería demasiado fácil convertir a los funcionarios en los azotes de la nación. Johanna Sieben, directora del Festival de la Burocracia Creativa, afirma que, sobre todo a nivel local, la escasez de fondos y de personal cualificado también son un obstáculo para el cambio.
En el Museo de la Burocracia, por cierto, todo es muy poco burocrático. Tan rápido como alguien llega, podrá irse. Y todavía puede visitarse gratuitamente en la capital berlinesa hasta el 25 de junio.
Julie Gregson (DW)
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