Julian Weber es uno de los grandes talentos de la jabalina en este tiempo. Su nombre aparece en los primeros lugares de los rankings internacionales, sus registros lo colocan en la elite, y su estilo técnico es referencia para los especialistas.
Aun así, el alemán arrastra una paradoja que desconcierta a propios y ajenos: compite, brilla, se acerca a los mejores, pero cuando llega el momento de la verdad, los títulos se le escapan. Esa es la “maldición” que lo acompaña desde hace años.
Un lugar en la historia del lanzamiento
El 16 de mayo de 2025 en Doha, Weber consiguió lo que tanto buscaba: superar la barrera de los 90 metros. Lo logró con un lanzamiento de 91,06 metros, el mejor de su carrera y uno de los más largos de la historia. Con esa marca ingresó al selecto club de apenas 26 hombres que superaron esa distancia desde que se rediseñó la jabalina en 1986. El alemán se ubicó de inmediato en el puesto 17 de la lista histórica.

Ese resultado le permitió derrotar al campeón olímpico y mundial, Neeraj Chopra, que también rompió por primera vez la barrera de los 90 metros con 90,23. La competencia en Qatar fue histórica, porque apenas en siete ocasiones dos atletas pasaron esa distancia en un mismo torneo. Weber, en ese contexto, se quedó con el triunfo y la mejor marca mundial del año.
A nivel de talento, nadie duda de que está entre los mejores. Su evolución desde 2015, cuando comenzó a figurar en competencias internacionales, muestra una curva sostenida. Su mejor registro antes de Doha había sido de 89,54 metros en 2022, el año en que fue campeón europeo. Desde entonces, sus marcas rondaron siempre los 85 y 88 metros, suficientes para mantenerse en la elite.
Grandes torneos, grandes frustraciones
El problema de Weber no está en las marcas, sino en los momentos importantes. A pesar de estar en forma y llegar como candidato a podio, en Mundiales y Juegos Olímpicos siempre se quedó corto.

En Tokio 2021 fue cuarto, a pocos centímetros del bronce. En los Mundiales de Eugene 2022 y Budapest 2023 también finalizó cuarto. En el Europeo de Múnich 2022, con la ventaja de competir en su país y el apoyo del público, logró la medalla de oro, pero ese es hasta ahora su único título importante. En escenarios globales, donde se reparte la gloria máxima, sus intentos quedaron en el borde del éxito.
Esa repetición de resultados lo convirtió en un caso llamativo. Weber no se derrumba ni tiene fallas técnicas notorias en las finales. Simplemente, sus rivales logran un lanzamiento más largo en el momento justo. Anderson Peters, Chopra o Johannes Vetter fueron en distintas temporadas quienes lo desplazaron. En todos esos campeonatos, Weber terminó con registros de primer nivel, pero insuficientes para subir al podio.
La estadística es dura: con 30 años y una década en la elite, Weber suma apenas un título continental y múltiples diplomas olímpicos o mundiales. Para un atleta con su potencial, la sensación es de deuda pendiente.
Mundial de Atletismo de Tokio 2025

La final de jabalina masculina de Mundial de Atletismo de Tokio 2025, que se está desarrollando en este momento, no mostró mejoras para Weber. El ganador fue Keshorn Walcott, de Trinidad y Tobago, con un mejor lanzamiento de 88,16 metros. Lo siguieron Anderson Peters, de Granada, con 87,38 metros, y Curtis Thompson, de Estados Unidos, con 86,87 metros.
Julian Weber terminó en quinto lugar con 86,11 metros, mientras que el indio Chopra quedó octavo con 84,03 metros, fuera del podio.
El futuro y la búsqueda de redención
El ciclo hacia los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028 todavía ofrece margen para Weber. Su lanzamiento en Doha demostró que tiene fuerza, técnica y confianza para competir con cualquiera. Con 91,06 metros, está en condiciones de pelear la medalla en cualquier torneo.
El desafío es mental. Romper la barrera psicológica de los grandes eventos será la clave de su carrera. Weber sabe que no puede conformarse con triunfos aislados en la Diamond League ni con registros que lo colocan entre los mejores de la historia. Lo que le falta es una medalla olímpica o mundial que respalde con hechos su nivel.
En Alemania, la jabalina es un deporte con historia. Nombres como Vetter, Röhler o Backley en el circuito europeo pusieron la vara muy alta. Weber quiere inscribirse en esa tradición, pero para hacerlo necesita romper su propia racha. La maldición de los cuartos puestos ya es un sello en su carrera, y cuanto más se repite, más pesa.



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