Buenos Aires / Madrid – En nuestra profesión, no es frecuente que un periodista tenga la oportunidad de contribuir a revivir un medio que se daba por terminado Y aún menos frecuente es que ese medio sea el periódico en el que comenzó su carrera. El autor de estas líneas tuvo esa suerte.
A finales de 1987, escribí mis primeros artículos en la redacción del Argentinisches Tageblatt, en la antigua editorial situada en la esquina de Tucumán y 25 de Mayo, en Buenos Aires. Más de 35 años después recibí la invitación para formar parte del equipo encargado de revivir el AT, que había anunciado su cierre a finales de 2023.
Dos años después, todos podemos alegrarnos de que el Argentinisches Tageblatt haya llegado al siglo XXI. Con un nuevo formato, una oferta informativa renovada y variada, bilingüe en alemán y español, pero con la misma exigencia de sus fundadores: ser fieles a nuestros principios del buen hacer periodístico. Y ello, para una comunidad que sigue creciendo y rejuveneciéndose entre la Argentina, Alemania, Austria y Suiza.
Que esto haya sido posible no es, como nunca lo es, el éxito de una sola persona. Es el resultado del esfuerzo y el coraje de muchos. Entre ellos se encuentran colegas, simpatizantes, amigos y patrocinadores del Argentinisches Tageblatt, a quienes quiero dar las gracias hoy.
Agradecimiento y visión
Mi primer agradecimiento es para Juan Carlos Schröder, quien, a mediados de 2023, asumió el riesgo de relanzar el AT en el marco del grupo de medios La Mañana de Neuquén y proporcionó los medios necesarios para ello. Gracias también a Tomás Reinke y Carolina Iglesias, quienes incansablemente dan nueva vida a la marca AT en la página de anuncios y con nuevos socios. Muchas gracias también a la comunidad de representantes de organizaciones como FAAG, Fundación Verbundenheit, DWG, cámaras de comercio, escuelas o instituciones culturales como el Goethe-Institut. Además, a los representantes diplomáticos de Alemania, Austria y Suiza: los embajadores Dieter Lamlé, Andreas Melan y Hans-Ruedi Bortis.

Un sincero y gran agradecimiento a todos aquellos que, a pesar de los eternos agoreros, nunca han dejado de creer en el Argentinisches Tageblatt: en primer lugar, Thomas y Federico Leonhardt, y Fernando Brun, quien fue embajador argentino en Berlín hasta julio de 2025 y hoy es secretario de Estado para las Relaciones Económicas Internacionales.
Las bases de nuestro oficio
Y, por supuesto, un agradecimiento especial para Dr. Ulrich Sante, embajador emérito de Alemania. Fueron su visión y su energía las que redefinieron el papel del Argentinisches Tageblatt en tiempos de cambios a ambos lados del Atlántico y sentaron las bases para un nuevo comienzo. Su incansable compromiso hasta el día de hoy ha hecho posible que el pasado y el futuro se encuentren en el nuevo AT como pocas veces lo pudieron hacer.
Mi agradecimiento final es -claro está- para mis colegas, con quienes elaboramos a diario los contenidos del AT: Jerónimo Moretti, Lautaro Negri (CM), Elena Estrella Wollrad, que nos acompañó hasta finales de 2024, y Fabio Palopoli. Fueron ellos quienes, durante estos dos intensos años, se dejaron desafiar una y otra vez para repensar los contenidos e ir por más. Mostraron la dedicación y el valor que convierten un «no podemos» o un «no sabemos» en un «y por qué no». Así, en los últimos dos años, además de la cobertura diaria en la web y en las redes sociales, el Argentinisches Tageblatt ha lanzado su propio pódcast, ha publicado suplementos especiales periódicos (en formato digital, pero también en papel) y ha producido una oferta semanal —y pronto creciente— de newsletters. Más allá de todas las fronteras y a nivel global. Gracias a ese esfuerzo, nuestra audiencia supo multiplicarse y sigue creciendo.
Estos hitos demuestran hasta qué punto los periodistas podemos aprovechar hoy en día las nuevas tecnologías para llegar a nuestra audiencia. Pero, sobre todo, demuestran que, incluso en la era de la “optimización de motores de búsqueda”, el “análisis de datos” y la “inteligencia artificial”, siguen siendo los fundamentos del oficio periodístico los que le dan a un medio de comunicación su razón de ser: la curiosidad, la objetividad, la fidelidad a las fuentes y el valor de desafiarse a uno mismo una y otra vez.
Con esto termina mi etapa como redactor jefe del nuevo AT para seguir en otro lugar. Agradezco de todo corazón a todos los que me han acompañado hasta aquí. Y claro está: vamos por más.
Hasta pronto.






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