Buenos Aires / Berlín – Actualmente los artículos usados representan muchísimo más que mesas con productos rebajados, donaciones de ropa y mercados de pulgas, y se convirtieron en una tendencia creciente en Alemania. “El comercio de artículos de lujo usados crecerá de manera desproporcionada”, adelanta Christian Wulff, de la consultora de auditoría PwC. “De esta manera, entre otros se alcanza a grupos de compradores que no quieren o no están en condiciones de acceder a artículos nuevos”, explica.
Además de la compra de artículos de segunda mano, Wulff también observa otra oportunidad para acceder a artículos de lujo de modo temporal, con una tendencia hacia los modelos de “leasing” y arrendamiento, especialmente en Estados Unidos.
El usado y el lujo van de la mano
“No solamente en automóviles, como es algo ya extendido, sino también en joyas y carteras“, detalla Wulff. “Parto de la base de que, durante los próximos años, este concepto alcanzará Alemania de manera creciente”. Según las indicaciones de Wulff, los portales en línea desempeñan un papel importante en la compra y venta de artículos de marca usados.
El profesor de teoría del arte y de diseño en la Universidad de Pforzheim, Thomas Hensel, encuentra una razón para la popularidad de los artículos de moda caros. “Las redes sociales en particular, pero también muchas series en plataformas de streaming, alimentan el deseo de los jóvenes de ser parte de este mundo del lujo”, considera Hensel.
En estos casos, apunta, se trata siempre de dar señales de una pertenencia. “Pero muchas personas no pueden acceder a estos artículos de diseño, por eso muchos recurren a imitaciones o bien encuentran un artículo usado”, comenta el profesor de la universidad germana. En este sentido, y de acuerdo con este experto, se aplica el dicho “Fake it till you make it” (en español, finge hasta que lo consigas).
Según Hensel, el lujo y lo usado van ahora de la mano. “Además del alto precio, el lujo se define, entre otras cosas, por una calidad excepcional. Esto también lo hace muy adecuado para la reventa”, asevera.
Además, este profesor comenta que el lujo se alimenta también de la escasez extrema. “Si no estoy en la lista de espera exclusiva de la tienda de diseñador, mi única opción es buscar el mercado de reventa“. Este fenómeno no se le pasó en absoluto por alto a las empresas, por lo que “algunas marcas de lujo ya crearon sus propias bolsas de usados”.
Entre más transparencia y el “fast fashion”
Por ejemplo, el fabricante de maletas Rimowa compra sus artículos usados a los clientes, los repara en determinadas circunstancias y luego los vuelve a vender. “Por supuesto, con un alto margen“, afirma Hensel, que evalúa como positivo este proceder. “El aprovechamiento secundario de los artículos de lujo alarga su ciclo de vida. El producto no se tira a la basura, no se envía al vertedero y de esta manera no se crea ninguna nueva carga medioambiental“, puntualiza.
Asimismo la organización ambientalista internacional Greenpeace dio a conocer que saluda esta evolución de los mercados de segunda mano en Alemania. Pero el ambientalista Thilo Maack también dejó en claro: “El mercado podría ser más transparente en relación a las condiciones y el origen de la vestimenta”.
Además, opinó que se debería proporcionar más información sobre el impacto medioambiental de la “fast fashion“, como también se denomina a la moda fabricada y vendida a bajo precio. El ecologista exigió por otra parte que se regule más estrictamente la exportación de ropa de segunda mano de países como Alemania. La organización aboga por la introducción del principio del causante. Según este concepto, las empresas de todo el mundo deberían asumir la responsabilidad de sus productos durante su ciclo completo de vida.
Por Alina Grünky, dpa
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