Buenos Aires (AT) – La industria automotriz global está experimentando una de las transformaciones más profundas en su historia: el paso de motores de combustión a propulsores eléctricos. En Austria, este cambio presenta un desafío significativo para la economía, debido a la gran dependencia del país en esta industria. Con más de cinco millones de vehículos en circulación, la transición hacia un parque automotor eléctrico se proyecta para extenderse más allá de 2040, año en que se espera que las nuevas matriculaciones de vehículos diésel y gasolina ya estén prohibidas.
Retos, oportunidades e implicaciones económicas de esta metamorfosis
La industria automotriz es uno de los motores más potentes de la economía austriaca. Con un valor añadido total de unos EUR 25.000 millones (US$ 27.730 millones), supera a otras industrias clave como la eléctrica o la alimenticia, que generan EUR 15.000 millones (US$ 16.640 millones) y EUR 14.000 millones (US$ 15.530 millones) respectivamente. Esta magnitud muestra lo crucial que es una transición exitosa hacia la movilidad eléctrica.
El sector automotriz en Austria emplea a casi 430.000 personas, de las cuales 270.000 están directamente involucradas en la producción de automóviles y motores. Además, unos 123.800 empleos dependen indirectamente de las fluctuaciones de esta industria, mientras que otros 35.200 trabajos son inducidos, lo que implica que su existencia depende del desempeño del sector automotriz de manera más amplia.
Esta dependencia laboral destaca el enorme impacto social y económico que podría tener la transición hacia los vehículos eléctricos.
Las claves para la supervivencia: investigación y desarrollo
A pesar de los desafíos, Austria posee un sólido fundamento tecnológico que alimenta el optimismo entre los expertos. Según Christian Helmenstein, economista industrial, Austria está en una posición fuerte en lo que respecta a la investigación y desarrollo (I+D) de tecnologías para la movilidad eléctrica. De hecho, Austria está muy por encima de la media europea en cuanto a la generación de patentes en el campo de la movilidad, un indicador crucial de la capacidad de innovación del país.
Helmenstein también resalta que este liderazgo en patentes coloca a Austria en una posición competitiva, solo por detrás de China. Además, en términos de investigación básica, medida por el número de publicaciones científicas, Austria sigue siendo un referente en Europa. Estos logros brindan una ventaja competitiva en la carrera hacia la transición de los motores de combustión a los eléctricos.
Riesgos y costos para los proveedores de la industria automotriz
Sin embargo, el camino hacia la movilidad eléctrica no está exento de riesgos, especialmente para las empresas proveedoras. Estas empresas, que tradicionalmente fabrican piezas para motores de combustión, deben afrontar un cambio radical en sus operaciones. La producción de piezas para vehículos eléctricos implica un alto costo de desarrollo y la necesidad de modernizar maquinaria, lo que puede ser un obstáculo significativo para las pequeñas y medianas empresas.
Para afrontar estos retos, Helmenstein propone la implementación de asociaciones de desarrollo y la creación de incentivos financieros, como mayores primas a la inversión en sistemas de propulsión alternativos. En su opinión, este enfoque recuperaría la actividad inversora y evitaría la dependencia de subvenciones al consumo o la compra, que no están vinculadas a un cambio real en la tecnología.
La neutralidad tecnológica: una estrategia clave
Uno de los puntos más importantes en la estrategia futura de la industria automotriz austriaca es la “neutralidad tecnológica”. Este concepto aboga por mantener una apertura en cuanto a las tecnologías de propulsión, sin depender exclusivamente de los vehículos eléctricos. Aunque Europa esté liderando la eliminación de los motores de combustión interna, otras partes del mundo aún demandan motores diésel y de gasolina, lo que ofrece una oportunidad para que Austria siga siendo competitiva a nivel global.
Un ejemplo de esta neutralidad tecnológica es la adaptación de motores diésel de barcos para funcionar con hidrógeno, una alternativa más limpia que aún utiliza ciertas partes y conocimientos técnicos de los motores tradicionales. Esta flexibilidad tecnológica podría ayudar a minimizar la pérdida de empleos, que de lo contrario podría ser devastadora.
Retos laborales en la era de la e-movilidad
Uno de los impactos más notables de la transición hacia los vehículos eléctricos será la transformación del mercado laboral. Mientras que los vehículos de combustión requieren miles de piezas, como pistones y cajas de cambio, los autos eléctricos son mucho más simples desde un punto de vista mecánico, pero más complejos en cuanto a su software y digitalización. Esta nueva realidad significa que muchos puestos de trabajo tradicionales podrían volverse obsoletos.
Se estima que podrían perderse más de 40.000 empleos, pero si Austria se centra en el desarrollo de proveedores especializados en e-cars, este impacto podría reducirse a una pérdida de solo 10.000 puestos. Además, la necesidad de trabajadores en áreas como la programación, el software y la ingeniería eléctrica crecerá, creando nuevas oportunidades para aquellos con habilidades en estas áreas.
El papel del gobierno y los programas de formación
Para evitar un cambio estructural dramático en el mercado laboral, el apoyo gubernamental será esencial. Austria deberá implementar programas de formación y recalificación para ayudar a los trabajadores a adaptarse a las nuevas demandas tecnológicas del sector automotriz. Esto no solo garantizará la competitividad de Austria en el mercado global, sino que también reducirá el impacto social negativo de la transición hacia la movilidad eléctrica.
La industria automotriz también está presionando por un aumento de la prima de investigación, que actualmente se sitúa en el 14%. Elevar este porcentaje al 18% haría que la inversión en investigación y desarrollo fuera aún más atractiva para las empresas, fomentando la innovación y la competitividad.
Un futuro posible para la industria automotriz austriaca
La transformación hacia la movilidad eléctrica en Austria representa un desafío enorme, pero también una oportunidad única para reinventar una industria clave para la economía del país. La investigación y el desarrollo, el apoyo gubernamental y la neutralidad tecnológica serán pilares fundamentales en este proceso. Con un enfoque estratégico, Austria puede no solo sobrevivir, sino prosperar en esta nueva era de movilidad, manteniendo su relevancia en el mercado global y protegiendo cientos de miles de empleos.
Austria, con su sólida base tecnológica y capacidad para innovar, está bien posicionada para enfrentarse a los retos de la movilidad del futuro. Pero el éxito dependerá de la rapidez y eficacia con la que el país logre adaptarse a estos cambios inminentes.
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