Buenos Aires (AT) – Esta semana, según consigna la agencia AFP, el Tribunal Federal de Justicia de Alemania aprobó el veredicto contra Irmgard Furchner, una ex secretaria de campo de concentración durante el régimen del nazismo y de hoy 99 años, que había apelado su condena por complicidad en asesinato. Furchner perdió el martes su apelación contra su condena por complicidad en el asesinato de más de 10.000 personas, en lo que podría ser el último juicio de su tipo en Alemania.
Furchner recibió una condena de dos años de prisión en suspenso en diciembre de 2022 por su papel en lo que los fiscales llamaron el “asesinato cruel y malicioso” de prisioneros en el campo de Stutthof en la Polonia ocupada.
Su defensa apeló ante el Tribunal Federal de Justicia, pero finalmente se confirmó la sentencia. “La condena de la acusada a una sentencia suspendida de dos años es definitiva”, dijo la jueza presidenta Gabriele Cirener.
Se estima que 65.000 personas murieron en el campo cerca de la actual Gdansk, incluidos “prisioneros judíos, partisanos polacos y prisioneros de guerra soviéticos rusos”, según los fiscales.
Entre junio de 1943 y abril de 1945, Furchner manejó la correspondencia del comandante del campo Paul Werner Hoppe mientras su esposo era un oficial de las SS en el campo. Al dictar el veredicto en 2022, el juez presidente Dominik Gross dijo que “nada de lo que sucedió en Stutthof se mantuvo oculto para ella” y que la acusada era consciente de las “condiciones extremadamente malas para los prisioneros”.
Furchner intentó evadirse de su juicio cuando los procedimientos estaban a punto de comenzar en septiembre de 2021, huyendo del hogar de retiro donde vivía. Logró evadir a la policía durante varias horas antes de ser detenida en la cercana ciudad de Hamburgo.
El olor diario a carne humana
Aunque las condiciones del campo y el trabajo forzado se llevaron la mayoría de las vidas, los nazis también operaban cámaras de gas e instalaciones de ejecución por fusilamiento para exterminar a cientos de personas consideradas no aptas para el trabajo.
Cirener dijo que Furchner había “visto el estado físico catastrófico de los prisioneros… y también había notado el olor diario a carne humana quemada que emanaba del chimenea del crematorio”. Ella también “apoyó directamente al comandante del campo y a otros que trabajaban en la administración del campo… a través del desempeño general de sus funciones”, dijo Cirener.
Furchner expresó arrepentimiento cuando el juicio llegó a su fin, diciendo al tribunal que sentía “lástima por todo lo que ocurrió”. La ahora anciana era una adolescente cuando cometió sus crímenes y por lo tanto fue juzgada en un tribunal juvenil, una decisión que el Tribunal Supremo Federal también consideró correcta.
En su sentencia, los jueces de Itzehoe tuvieron en cuenta “el paso del tiempo, la función jerárquicamente subordinada de la acusada y el posible juicio afectado por la doctrina”, dijo Cirener.
“Cómplice consciente”
Josef Schuster, presidente del Consejo Central de Judíos en Alemania, recibió con agrado el fallo y dijo que Furchner había sido claramente una “cómplice consciente” de asesinato. “No se trata de encerrarla por el resto de su vida. Se trata de que un perpetrador responda por sus acciones”, dijo.
Casi 80 años después del final de la Segunda Guerra Mundial, el tiempo se está agotando para llevar ante la justicia a los criminales vinculados con el Holocausto. La condena en 2011 del ex guardia John Demjanjuk, con base en que sirvió como parte de la máquina de matar de Hitler, estableció un precedente legal y allanó el camino para varios juicios.
Desde entonces, los tribunales han dictado varias sentencias de culpabilidad en base a esos argumentos en lugar de asesinatos o atrocidades directamente vinculados al acusado. Sin embargo, en los últimos años, varios casos han sido abandonados a medida que los acusados murieron o estaban físicamente incapacitados para enfrentar juicio.
En junio, un tribunal en la ciudad de Hanau se negó a abrir procedimientos contra un presunto ex guardia de 99 años en el campo nazi de Sachsenhausen, ya que el sospechoso fue considerado incapaz de enfrentar juicio.
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