La posibilidad de una guerra a gran escala entre la OTAN y Rusia ya no es una hipótesis remota en los escritorios militares de Berlín. En silencio, y con un despliegue logístico pocas veces visto desde la Guerra Fría, Alemania comenzó a preparar su infraestructura, su sistema de salud, su economía y su población para un escenario de conflicto directo con Moscú.

Mil soldados heridos por día
El jefe del servicio médico del ejército alemán, Ralf Hoffmann, afirmó que en caso de enfrentamiento abierto con Rusia, Alemania podría tener que tratar “unos 1000 soldados heridos al día”. La estimación forma parte de los planes de contingencia elaborados por la Bundeswehr (fuerzas armadas alemanas), en coordinación con otros países de la OTAN.
“Estamos hablando de un escenario realista”, declaró Hoffmann en una entrevista con Reuters. Explicó que las lesiones en un conflicto moderno ya no responden al esquema clásico de heridas de bala: predominan las explosiones, las quemaduras y los ataques con drones.
A raíz de esto, Alemania evalúa incorporar trenes hospital, autobuses medicalizados y ampliar la evacuación aérea. Francia también participa de estos preparativos: ambos países esperan atender hasta 100 soldados heridos diarios en hospitales civiles.

Berlín, centro sanitario de la OTAN
En la capital alemana, el Senado trabaja junto a la Bundeswehr en un “Plan marco para la defensa civil de los hospitales”. Berlín se perfila como un nodo logístico y sanitario clave para la OTAN, donde se espera centralizar la atención a los heridos provenientes del frente oriental.
Este plan, sin embargo, generó críticas. Se señala el contraste entre la inversión en preparación bélica y el deterioro del sistema hospitalario público. Según un informe del diario Il Messaggero, los hospitales berlineses enfrentan desde hace años carencias estructurales y falta de personal, lo que torna difícil pensar en su capacidad de absorber una demanda masiva en tiempos de guerra.
Empresas al servicio del esfuerzo bélico
La planificación incluye también al sector privado. La Asociación de Empresas Alemanas de Transporte (VDV) ya relevó a sus miembros sobre su disposición a participar en logística militar. Deutsche Bahn, la empresa estatal de ferrocarriles, transporta actualmente tanques y armamento pesado hacia Ucrania. Rheinmetall, uno de los principales contratistas de defensa, recibió 260 millones de euros para construir “zonas de descanso” para tropas en tránsito.
Además, las empresas podrían ser obligadas a liberar empleados aptos para el servicio militar y a entregar productos, vehículos o maquinaria. Incluso los terrenos podrían ser expropiados para fines defensivos.

¿Un nuevo militarismo alemán?
El despliegue es de tal magnitud que no faltan las voces que advierten sobre un proceso de militarización general de la sociedad. Para algunos analistas, el paralelismo con los preparativos previos a la Segunda Guerra Mundial es inevitable. “La mentalidad de la población” fue identificada por la propia Bundeswehr como un obstáculo.
La mayoría de los alemanes rechaza la idea de una guerra y el rearme masivo. Más allá de las interpretaciones ideológicas, los hechos son verificables: Alemania se está preparando de manera activa y estructural para una guerra. Y si bien nadie sabe si ese conflicto llegará o no, lo cierto es que el país entero —desde los quirófanos hasta los trenes— ya está en marcha.




Hacé tu comentario