Buenos Aires / Kallstadt an der Weinstraße (AT) – Donald Trump reconoció en reiteradas ocasiones sus vínculos familiares con Alemania. Eso cuando su relación con la mayor economía de Europa no fue siempre un cuento de hadas. Pero, a pesar de su desencuentros con la entonces canciller alemana Ángela Merkel, el hoy precandidato y flamante condenado delitos de falsificación de registros oficiales, suele declarar un gran respeto por Alemania. Razones no le faltan: Alemania es el país del cual su familia paterna emigró a los EE.UU. Mientras era presidente, Trump solía celebrar que su padre, Frederick Trump, era alemán y que había nacido “en un lugar maravilloso de Alemania”.
Lo cierto es que no era su padre sino su abuelo, Friedrich Trump, quien nació en Alemania. La “maravillosa ciudad” a la que el hoy expresidente hace referencia es Kallstadt an der Weinstraße, en el Estado federado de Renania-Palatinado. Según recuerda la autora Gwenda Blair en su libro “Donald Trump: Master Apprentice”, el abuelo Friedrich Trump, emigró de Alemania en 1885. La salida del país le evitó al entonces joven de 16 años ser reclutado por el ejército alemán.
Kallstadt an der Weinstraße es hoy conocida por sus hijos ilustres como lo refleja el documental “Kings of Kallstadt”. Entre los hijo de esta ciudad de poco más de 2.000 habitantes que marcaron la historia figura también Johann Heinrich Heinz, el padre del fundador de la empresa de ketchup Heinz, Henry John Heinz.
Regreso a Kallstadt y emigración
Friedrich Trump regresó a Alemania años más tarde para buscar a su esposa Elisabeth Christ, también oriunda de Kallstadt. Sin embargo, al abuelo se le consideró un refugiado del servicio militar, por lo que las autoridades prohibieron a Friedrich Trump la entrada en territorio bávaro, como demuestran los documentos trabajados por Blair: El 1 de julio de 1905, los Trump abandonaron definitivamente Alemania desde Hamburgo.
Tres meses después nació Frederick Trump, el padre de Donald Trump, en Nueva York. Allí se convirtió en un multimillonario empresario inmobiliario. En los años ´70, cedió la dirección de la empresa a su hijo Donald. Fred Trump murió en 1999.
Una historia de éxitos y de 4.095 causas judiciales
Desde entonces, el hijo fue el protagonista de una historia de éxitos que lo llevó hasta la Casa Blanca en 2016. Sin embargo, la condena por 34 delitos graves por falsificación de registros comerciales que recibió de la mano del tribunal de Manhattan, EEUU, vuelve a posicionarlo del lado equivocado de la historia. Los analistas aún no saben si la condena, que al cierre de esta edición aguardaba sentencia de parte del juez Juan Merchan, puede impactar en la campaña de Trump para volver a tener su domicilio en 1600 Pennsylvania Avenue NW en Washington D.C, la dirección de la Casa Blanca.
Hasta la fecha, la adversidad parecía convertirse siempre más en un motor para sus ambiciones que un lastre. El medio USA Today intenta llevar registro de las causas judiciales que han involucrado a Trump y sus negocios, ya sea como acusados o demandantes: la cifra asciende a 4.095 causas. “Podría pararme en medio de la Quinta Avenida y matar a alguien de un tiro y no perdería un solo voto, ¿entienden? ¡Es algo increíble!”, se ufanó en enero de 2016. Sin embargo, la historia de su abuelo, en su regreso a Alemania, le debería recordar que la suerte también se acaba.
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