Timo Werner vivió en septiembre de 2017 uno de los episodios más insólitos de su carrera profesional. El delantero del RB Leipzig pidió ser sustituido durante el partido de la fase de grupos de la Champions League ante el Besiktas turco no por una lesión física, sino porque no pudo soportar el ensordecedor ruido de la hinchada local. El jugador alemán se tapó los oídos en reiteradas ocasiones y solicitó tapones al banco de suplentes, pero ni siquiera eso le permitió continuar en el campo de juego.
“Nunca en mi vida he visto un ambiente como este. No podía concentrarme en el partido. Pedí unos tapones para los oídos y tampoco me ayudaron. Aún no me siento bien”, declaró Werner tras finalizar el compromiso, según recogió el medio turco ÇapaMag Spor. El diario alemán Bild informó que el futbolista estaba sufriendo problemas circulatorios debido al impacto del ambiente hostil del estadio de Estambul.

Ralf Hasenhüttl, entrenador del Leipzig en aquel momento, reconoció la dificultad extrema de jugar en esas condiciones. “Es imposible preparar a tu equipo para un ambiente como este. Había un ruido ensordecedor y nos afectó al principio del partido”, señaló el técnico austríaco en declaraciones recogidas por The Telegraph.
Hoy, a sus 29 años, Werner enfrenta la peor crisis de su carrera. Durante la presente temporada disputó apenas un minuto de juego y dejó de ser convocado para los partidos del Leipzig, lo que convierte su salida en una necesidad urgente. Con su contrato expirando en 2026 y un salario anual de EUR 10 millones (US$ 11,6 millones), el club busca desprenderse del jugador.
La caída en Leipzig y el rechazo de Nueva York
La primera opción en la Major League Soccer se presentó el verano pasado con los New York Red Bulls, pero las negociaciones fracasaron. Julian de Guzman, director deportivo del club estadounidense, explicó públicamente las razones: “Werner es un gran nombre. Creo que a los aficionados les habría encantado. La oportunidad estaba ahí, pero no creo que estuviéramos 100 por ciento convencidos de que esto fuera lo correcto para Nueva York”.
El aspecto salarial resultó determinante. Los Red Bull no pudieron acercarse a los EUR 10 millones que percibe Werner, y el delantero se negó a reducir significativamente sus pretensiones económicas para facilitar el traspaso.
Miami: el glamour, Lionel Messi y una última oportunidad
Con Nueva York descartada, Werner reorientó su estrategia hacia el Inter Miami. Según informó el diario Bild, el delantero está especialmente tentado por el proyecto deportivo de Miami y el atractivo de compartir vestuario con Lionel Messi, cuya presencia continúa transformando el panorama de la liga norteamericana.

La estructura salarial del Inter Miami para 2026 abre una posibilidad real. Las inminentes retiradas de Jordi Alba y Sergio Busquets liberarán dos plazas de Jugador Designado, mientras que se espera que Rodrigo De Paul ocupe otra si su préstamo se convierte en transferencia definitiva. Eso dejaría una plaza disponible que Miami podría utilizar para sumar un atacante de experiencia internacional.
Desde el punto de vista deportivo, Werner ofrecería versatilidad en la línea de ataque, pudiendo desempeñarse como centrodelantero o por las bandas. Además, si Luis Suárez decide retirarse, Werner podría ocupar ese espacio como referencia de área con movilidad.
Entre el trauma turco y el sueño americano
El contraste entre el Werner que colapsó en el estadio del Besiktas y el que ahora busca una salida hacia la MLS resulta revelador. El episodio con el equipo de la liga de Turquía expuso una fragilidad mental que pocos futbolistas de elite admitirían públicamente. En el despiadado entorno del fútbol europeo, la incapacidad de Werner para soportar el ruido fue interpretada como una debilidad inaceptable.
A los 29 años, con su mejor momento deportivo atrás —llegó a marcar 28 goles en 34 partidos con el Leipzig en la temporada 2019/20—, Werner enfrenta la disyuntiva de insistir en Europa con escasas opciones o aceptar que su ciclo en el máximo nivel concluyó.
La MLS, y particularmente Miami, le ofrecen una salida digna. Jugar junto a Messi mejoraría su imagen pública y le permitiría extender su carrera en un contexto menos hostil, donde los estadios no replican la intensidad acústica de Turquía ni la presión mediática de Inglaterra o Alemania. Para un jugador que admitió no poder concentrarse por el griterío de una hinchada, el ambiente controlado de la liga estadounidense podría ser exactamente lo que necesita.

No obstante, el camino hacia Miami no está garantizado. Werner deberá aceptar probablemente una reducción salarial significativa y convencer a la dirigencia de que aún conserva la velocidad y el instinto goleador que lo convirtieron en una promesa del fútbol alemán.
La ventana de transferencias de invierno representa su última oportunidad para salir del Leipzig de manera ordenada. Miami, con la presencia de Messi como imán irresistible, aparece como el destino lógico para un jugador que busca reescribir el final de su historia, lejos del ruido que una vez lo quebró.




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