Buenos Aires (AT) – En la ciudad de austríaca Ternitz, Beran A. fue detenido por planear un atentado contra uno de los tres conciertos de Taylor Swift en Viena. ¿Qué sabemos hasta ahora de este joven de 19 años y qué tiene que ver su presunto cómplice con las bandas juveniles vienesas?
A las siete de la mañana del miércoles, la policía rodeó una de las pequeñas casas adosadas de la antigua zona residencial de la antigua ciudad siderúrgica de Ternitz y detuvo a Beran A., de 19 años, como sospechoso de terrorismo. Su plan: utilizar explosivos, cuchillos y machetes para matar al mayor número posible de personas, incluido él mismo.
Beran A. no consiguió pasar a los anales de los islamistas como un mártir. Sin embargo, el nombre de la pequeña ciudad de unos 15.000 habitantes del distrito industrial de Baja Austria se ha convertido de repente en un nombre familiar en todo el mundo y periodistas han viajado desde lugares tan lejanos como Nueva York para informar sobre el terrorista frustrado de Ternitz.
Taylor Swift, el inesperado catalizador
Esto se debe principalmente a: Taylor Swift. Podría decirse que la mayor estrella del pop del mundo está llevando a cabo la mayor gira de todos los tiempos, al menos desde el punto de vista comercial. Se espera que The Eras Tour recaude más de US$ 1.000 millones. Swift lleva de gira por todo el mundo desde marzo de 2023, actuando en Tokio, Ciudad de México y Liverpool. No hay cancelaciones. Después llegaron Viena y Beran A., cuyos planes de terror se centran cada vez más en los conciertos de Swift.
El miércoles por la noche se hicieron realidad los peores temores de las decenas de miles de fans que habían viajado a Viena: Se cancelaron los tres conciertos de Viena. Según los organizadores, Barracuda, se había recibido información de que se había evitado un atentado terrorista contra el estadio Ernst Happel, que iba a llenarse con 65.000 “Swifties” durante los tres días siguientes.
Poco a poco se supo lo que había ocurrido. Ya el 7 de julio, A. habría jurado lealtad al ISIS y lo habría subido a Telegram, informó ABC News, citando fuentes de los servicios de inteligencia estadounidenses. Habrían visto el vídeo e informado a sus colegas austriacos.
Lealtad a ISIS en las sombras de Telegram
El asalto a Ternitz se produjo finalmente de madrugada. Varios factores hicieron que la situación terrorista fuera tan explosiva: en primer lugar, al parecer A. había robado sustancias a su antiguo empleador, del que había dimitido el 18 de julio. Sin embargo, también las había obtenido en otro lugar.
Probablemente, Beran A. había intentado utilizar las sustancias para fabricar el explosivo TATP. Una sustancia altamente peligrosa e inestable a la que recurren repetidamente los terroristas islamistas, como en el atentado suicida contra un concierto de la estrella del pop Ariana Grande en Mánchester en 2017, que se cobró la vida de 22 fans e hirió a 800.
Un cómplice en las entrañas del estadio
En segundo lugar, A. estaba en estrecho contacto con Luka K., de 17 años -que se encontraba en el estadio Ernst Happel cuando los investigadores le localizaron el miércoles-. K. trabajaba allí como empleado de una empresa de instalaciones a la que se había encargado la organización del concierto de Swift. Al parecer, el joven no se había inscrito en el trabajo hasta una semana antes. Un sospechoso de terrorismo que pudo moverse libremente por el recinto: Ese fue probablemente el factor decisivo que hizo inevitable la cancelación del concierto.
Cuando se supo que Luka K. realmente trabajaba y se alojaba en el estadio Happel, no sólo los agentes de seguridad del Estado protagonizaron una oleada de actividad. Los disturbios también se extendieron entre los chechenos.
Porque las huellas del joven austriaco de 17 años con raíces croato-turcas conducen también a los incidentes que dominaron el debate sobre la seguridad hasta el concierto de Swift: los brutales enfrentamientos entre sirios, por un lado, y chechenos y turcos, por otro.
Enfrentamientos entre bandas juveniles
El miércoles por la tarde, en un parque cercano a la estación de Meidling, el diario Der Standard se reúne con dos hombres chechenos muy arraigados en la escena callejera de Viena. Mientras uno de ellos describe vívidamente cómo varios sirios le tendieron una emboscada a principios de junio, le degollaron y casi le matan de decenas de puñaladas, el teléfono móvil de su compañero no deja de sonar.
Hay detenciones, dice el joven checheno. En Viena, en el Prater. Surgen las palabras Taylor Swift y construcción de escenarios. Se trata de chicos jóvenes a los que conoce de forma indirecta. En ese momento surge una conexión que será relevante en las horas siguientes: entre la “pelea callejera” vienesa y el atentado planeado.
Radicalización y vigilancia
Luka K., presunto cómplice de Beran A., lleva tiempo bajo vigilancia. Probablemente asiste a una mezquita islamista radical de Viena-Meidling, muy popular entre los simpatizantes de ISIS. En marzo de este año, sin ir más lejos, tuvo que comparecer ante un tribunal de Viena por haber propinado un puñetazo en la cara a un musulmán en Pasching, en presencia de otras personas, supuestamente para convertirlo al islam “correcto”. “Si tu madre y tu hermana no estuvieran presentes, te mataríamos”, amenazó a la víctima uno de sus cómplices. El joven de 17 años fue condenado a cuatro meses de prisión con suspensión de pena.
Pero el joven también apareció posteriormente en las investigaciones sobre la “pelea callejera” de Viena. Había participado activamente en un grupo de Telegram que llevaba semanas agitando masivamente contra una banda de jóvenes sirios. Como resultado, el joven puede verse actualmente en las fotos policiales. El motivo: a principios de julio, chechenos encapuchados apuñalaron a afganos no lejos de la estación de Meidling. El joven de 17 años fue filmado en las inmediaciones por cámaras de vigilancia.
Cuando los investigadores lo atraparon el miércoles, encontraron en su cartera pegatinas del ISIS y de Al Qaeda. Los datos de telecomunicaciones muestran que mantuvo intensos contactos con Beran A., por ejemplo poco después de jurar lealtad. También se dice que ambos pasaron tiempo juntos el pasado fin de semana. Su abogado, Nikolaus Rast, lo describe como una cadena de desafortunadas coincidencias. Beran A. también estuvo en contacto con un joven de 15 años con raíces turcas, que fue detenido inicialmente por la policía el miércoles, pero que no se considera sospechoso. Sólo fue interrogado como testigo.
Los agentes de seguridad del Estado, por su parte, sospechan que Beran A. y Luka K. están en una clara vía de radicalización, caracterizada por cambios visuales y la ruptura de relaciones personales. Según los círculos de seguridad, una especie de psicosis también desempeñó un papel fundamental en el caso de Beran A.. Sus compañeros de trabajo también se habían dado cuenta de que algo pasaba con Beran A.. En las últimas semanas, había cambiado de aspecto y se había dejado crecer toda la barba, como se sabe de otros islamistas. El joven de 19 años se había vuelto cada vez más extraño. O, como decían los trabajadores de Ternitz: “Tiene un pájaro”.
Un pasado de problemas
Los vecinos de la familia A., en cambio, describen a Beran como “tranquilo”. Se dice que en los últimos días se le ha visto en compañía de una mujer que llevaba todo el cuerpo cubierto. “Se dice que incluso llevaba guantes. Por supuesto, eso llamó la atención”, dice Peter Spicker. El socialdemócrata es vicealcalde de Ternitz y ha estado de guardia constante desde que Christian Samwald, su compañero de partido y alcalde, le informó del caso por teléfono a las 9 de la mañana del miércoles con las palabras “No cuelgue, tenemos un presunto terrorista”.
Los padres de Beran A. se habían trasladado de Viena a Ternitz hace mas de tres años. La familia A. procede de Macedonia del Norte y su padre también participa en la comunidad local, una de las tres grandes comunidades de inmigrantes de la ciudad, junto con las comunidades turca y kurda. Su hijo es diferente.
La familia tuvo problemas con él. Fue expulsado de la escuela secundaria tras acosar a compañeras de clase, después de lo cual trabajó en la misma empresa metalúrgica que su padre. Sin embargo, Beran nunca pudo afianzarse en Ternitz. “El chico nunca formó parte de la comunidad. Siempre fue diferente”, afirma Spicker, que lleva recopilando información sobre el caso Beran A. desde la operación a gran escala, para la que hubo que evacuar todo un barrio.
El golpe emocional en la familia A.
En la pequeña localidad se habla mucho estos días, aunque la respuesta a los desconocidos suele ser que no se han dado cuenta de nada o -con sorprendente frecuencia- que acababan de visitar a su abuela. La mayoría de los habitantes de Ternitz se informan de los acontecimientos a través de los medios de comunicación.
Así es como la familia de Beran A. se enteró de su detención: Su padre, su madre y su hermana pequeña estaban de vacaciones en Macedonia del Norte. El padre regresó solo a Ternitz el jueves. Había pedido a Spicker que mantuviera a distancia a las decenas de fotógrafos y periodistas que asediaban su casa, según el alcalde. “La familia es la que más está sufriendo. Es un golpe difícil de superar”.
Y, sin embargo, hay muchas preguntas sin respuesta a las que Ternitz y la familia A. también tendrán que enfrentarse: ¿Se perdieron las señales de alarma? ¿Por qué no se detuvo al joven? ¿Y realmente sólo se radicalizó en Internet? Pero las autoridades también tendrán que cumplir. La cancelación de los conciertos de Swift ha acaparado titulares en todo el mundo, y entre bastidores crecen las voces críticas. Un experimentado agente de la seguridad del Estado, por ejemplo, habla de “señal contraproducente”.
El hecho de que las detenciones se realizaran aparentemente sin resistencia y Beran A. confesara arroja dudas sobre la seriedad de sus planes. El funcionario, que no está autorizado oficialmente a hacer comentarios, dijo al diario Der Standard que se había demostrado lo fácil que es perturbar la vida pública.
Dudas y críticas tras la cancelación
De hecho, incluso después de las primeras detenciones, parecía que seguía habiendo luz verde para los conciertos. El miércoles por la noche, la policía comunicó condiciones de seguridad aún más estrictas y advirtió de tiempos de espera más largos. También se iban a desplegar controles de carretera, presumiblemente porque en el coche de Beran A. se había encontrado una luz azul con sirena que funcionaba.
Por otra parte, no dejan de salir a la luz nuevos datos: el viernes fue detenido un iraquí de 18 años. Se dice que estuvo en contacto con Beran A. y que juró lealtad a ISIS, pero que no tenía nada que ver con los planes terroristas.
Para los organizadores y la dirección de Swift, sin embargo, la situación era probablemente demasiado explosiva. El canciller Karl Nehammer (ÖVP) elogió el jueves esta “decisión responsable”. Sin embargo, las autoridades subrayaron que no habían recomendado la cancelación del evento.
La respuesta oficial y el impacto en los fans de Taylor Swift
Y mientras cientos de conmocionados “swifties” se reunían el jueves en Viena para intercambiar pulseras, cantar juntos y llorar el sueño cancelado de un concierto, en Ternitz no hubo grandes muestras de emoción. “Se puede pillar a un idiota así en cualquier parte”, así resume un joven en el jardín de un pub la actitud de la mayoría de los entrevistados.
El peligro de la radicalización en línea
El vicealcalde Peter Spicker se muestra mucho más emotivo al respecto, y no sólo porque su hija también tenía una entrada para uno de los conciertos de Taylor Swift. El vicealcalde tiene una opinión ambivalente sobre la cancelación del concierto: “Me afecta. Por un lado. Por otro, también me alegra ver la comprensión de los jóvenes afectados”. Spicker cree que los radicalizadores en Internet son los principales responsables de toda esta historia. Y añade: “Por supuesto, Beran A. debe seguir siendo castigado severamente”. “Tiene que haber un amplio debate sobre los peligros que los medios sociales suponen para la sociedad. Allí no se ofrecen soluciones, sino enemistades”.
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