Buenos Aires (AT) – La Unión Europea (UE) anunció la aplicación de aranceles adicionales sobre una amplia gama de productos estadounidenses, en respuesta a la reciente entrada en vigor de los impuestos a la importación de acero y aluminio impuestos por la administración del presidente Donald Trump. Según la Comisión Europea, en un primer tramo se aplicarán aranceles a productos por un valor de EUR 8.000 millones (US$ 8.730 millones), y en una segunda fase, que se definirá en abril, la cifra ascenderá a EUR 18.000 millones (US$ 19.640 millones).
Entre los productos afectados por estas medidas figuran el bourbon, los jeans, motocicletas, barcos y mantequilla de maní. También se prevén gravámenes sobre bienes agrícolas como carne de res y de ave, huevos, productos lácteos, soja, azúcar y vegetales, así como sobre manufacturas industriales, textiles, artículos de cuero y electrodomésticos.
El impacto en los mercados y la respuesta de la UE
Los nuevos aranceles estadounidenses, que entraron en vigor a la medianoche del miércoles, establecen un impuesto del 25% sobre las importaciones de acero y aluminio provenientes de la UE, sin excepciones. Según la Comisión Europea, esta medida afectará exportaciones del bloque por un total de EUR 26.000 millones (US$ 28.370 millones), lo que representa aproximadamente un 5% de los bienes europeos vendidos en EE.UU.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, cuestionó la decisión de Washington y afirmó que “estos aranceles afectan las cadenas de suministro, generan incertidumbre en la economía y ponen en riesgo empleos en ambos lados del Atlántico”. La líder comunitaria sostuvo que la UE tomará medidas proporcionadas para defender a sus productores y consumidores.
Von der Leyen subrayó que Bruselas seguirá apostando por el diálogo y ha instruido al comisario de Comercio, Maroš Šefčovič, para que reinicie conversaciones con la administración estadounidense con el objetivo de encontrar una solución negociada.
Objetivo estratégico de los aranceles europeos
Según funcionarios europeos, la estrategia de represalia se centra en productos emblemáticos de estados gobernados por el Partido Republicano, en un intento por ejercer presión política sobre el gobierno de Joe Biden. La Comisión Europea apuntó a sectores en los que la sustitución de proveedores estadounidenses es viable, como la soja, en la que Brasil y Argentina representan una alternativa comercial.
Además, la UE busca afectar a industrias que generan empleos clave en estados donde el Partido Republicano mantiene una fuerte base de apoyo, como la producción de motocicletas Harley-Davidson.
Reacciones internacionales y consecuencias económicas
Las medidas adoptadas por Estados Unidos han generado preocupación en distintos frentes. Canadá y México enfrentan desde hace semanas aranceles similares y, en el caso canadiense, el gobierno de Biden llegó a anunciar un impuesto del 50% sobre el acero importado, aunque posteriormente retiró la medida. Brasil, Emiratos Árabes Unidos y Corea del Sur también se ven perjudicados por las restricciones impuestas al comercio de aluminio.
Expertos del Instituto de Economía Mundial de Kiel (IfW) sostienen que el impacto de estos aranceles en Europa será limitado, pero que podrían tener un efecto negativo en la economía estadounidense. Según los investigadores, la industria nacional podría verse perjudicada por el encarecimiento de materias primas clave para sectores como la automoción y la electrónica.
¿Qué son los aranceles punitivos?
Los aranceles punitivos, también conocidos como aranceles de represalia, son gravámenes impuestos sobre productos importados con el fin de sancionar o presionar a otro país en respuesta a medidas comerciales previas. A diferencia de los aranceles convencionales, que buscan proteger la producción nacional, estos tributos tienen un carácter político y estratégico.
Estos aranceles suelen ser utilizados por los gobiernos para equilibrar lo que consideran prácticas comerciales desleales, como el dumping o los subsidios excesivos. Sin embargo, su implementación no está exenta de riesgos: pueden generar represalias adicionales y encarecer productos clave tanto para las industrias locales como para los consumidores.
Un ejemplo reciente de esta práctica es la imposición de aranceles por parte de la UE sobre vehículos eléctricos chinos, bajo el argumento de que Beijing subvenciona de manera desleal su industria automotriz. En este caso, la Comisión Europea sostiene que los subsidios distorsionan la competencia y perjudican a los fabricantes europeos.
El futuro de las relaciones comerciales transatlánticas
El enfrentamiento arancelario entre la UE y EE.UU. refleja una creciente tensión en el comercio internacional. Mientras Bruselas apuesta por el diálogo para resolver el conflicto, Washington defiende su política de protección industrial como un mecanismo para fortalecer su economía. En los próximos meses, las negociaciones entre ambas partes definirán el impacto real de estas medidas y determinarán si la escalada de represalias puede evitarse. En un contexto de incertidumbre global, las relaciones comerciales entre los dos principales bloques económicos del mundo están en juego.
Hacé tu comentario