Buenos Aires (AT) – El pasado 5 de diciembre, en una planta ubicada en Grödig, Salzburgo, se elaboró el último Mozartkugel producido en Austria. La fábrica, operada por Salzburg Schokolade y responsable de las icónicas “Echten Salzburger Mozartkugeln”, cierra definitivamente sus puertas tras 127 años de actividad.
Estos dulces, famosos por su combinación de chocolate, mazapán de pistacho y un núcleo de nougat, han sido un emblema no solo de la repostería local, sino también de la identidad cultural de Salzburgo, estrechamente vinculada a la figura de Wolfgang Amadeus Mozart.
El cierre no fue una sorpresa, sino el resultado de un largo declive. Según Katharina Lindner, gerente de calidad de la planta y testigo de los últimos años de producción, “ha sido un morir a plazos”. Hace apenas dos años, la planta empleaba a 160 personas; hoy, solo quedan 40 empleados, quienes abandonarán la fábrica al final de diciembre.
De gigante a fantasma: el declive de una industria
En sus mejores épocas, Salzburg Schokolade producía hasta 12.000 toneladas de dulces al año para Mondelez International, el conglomerado que posee los derechos de las Mozartkugeln. Sin embargo, el traslado progresivo de áreas de producción fuera de Austria redujo la actividad de la fábrica de manera drástica. Este año, solo se elaboró una tonelada de dulces, lo que sentenció el destino del lugar.
La crisis no fue únicamente productiva. En 2021, Salzburg Schokolade enfrentó la insolvencia debido al aumento en los costos de materias primas, transporte y energía. La empresa fue adquirida en 2022 por la rumana KEX-Confectionery-Gruppe, pero no logró recuperarse.
Mondelez, por su parte, anunció que continuará la producción de las Mozartkugeln en Europa, pero fuera de Austria. Aunque no ha revelado detalles concretos, se especula que las operaciones podrían trasladarse a Polonia o Chequia.
Un proceso artesanal que se apaga
El arte de fabricar Mozartkugeln requiere un meticuloso proceso que combina tecnología y habilidades manuales. Desde la preparación del mazapán tostado hasta el recubrimiento con chocolate, cada paso ha sido cuidadosamente diseñado para garantizar la calidad del producto.
En la fábrica de Grödig, las pequeñas esferas doradas pasaban por diversas etapas: primero, la mezcla del mazapán y nougat, luego la formación de las bolas, el baño en chocolate y, finalmente, el emblemático envoltorio dorado con el retrato de Mozart. Una maquinaria especial envolvía cada dulce con precisión, antes de transportarlos para su distribución.
Sin embargo, el cierre de la planta implica que este proceso ya no se llevará a cabo en Salzburgo. Las últimas Mozartkugeln fabricadas en la región serán transportadas a Chequia para el empaquetado final, lo que marca un adiós simbólico a la historia local de estos dulces.
Los protagonistas del adiós
El cierre de la planta no solo afectó a la comunidad local, sino que también puso a sus trabajadores en una situación incierta. Katharina Lindner, quien ha trabajado en la planta durante casi una década, destacó el compromiso de los empleados con la calidad del producto, incluso en los últimos días. “Estamos trabajando hacia un final inevitable, pero queremos hacerlo con dignidad”, señaló Lindner.
Por otro lado, Friedrich Plail, quien asumió como gerente general de la empresa durante el verano, supervisó el proceso de cierre. Su decisión de no implementar un plan social para los empleados generó críticas por parte de los sindicatos y los trabajadores. “No hay recursos financieros para ello”, justificó Plail.
Mientras tanto, Mondelez se mantiene hermético sobre los detalles del futuro de las Mozartkugeln. Un portavoz declaró que “se está trabajando para garantizar la continuidad de la producción sin interrupciones”, aunque no dio detalles sobre las nuevas instalaciones.
Impacto cultural y emocional
La fábrica de Mirabell no era solo un centro de producción, sino también un símbolo de la cultura austriaca. Desde su fundación en 1897, la empresa desempeñó un papel central en la vida de Salzburgo, convirtiéndose en un punto de referencia tanto para los locales como para los turistas que buscaban experimentar el sabor auténtico de las Mozartkugeln.
La noticia del cierre provocó un aumento en la demanda de estos dulces, especialmente en la tienda interna de la planta. Los clientes se apresuraron a comprar las últimas existencias, lo que dejó las estanterías prácticamente vacías en los últimos días de operación.
Para los trabajadores, el cierre es un golpe emocional. “Es extraño trabajar hacia un final”, confesó Lindner. A pesar de la tristeza, muchos empleados expresaron su orgullo por haber sido parte de una tradición tan significativa. Algunos incluso bromearon sobre conservar sus últimas Mozartkugeln como un recuerdo especial.
El Futuro de las Mozartkugeln
Aunque Mondelez asegura que la producción continuará en Europa, el traslado fuera de Salzburgo plantea dudas sobre la autenticidad del producto. La etiqueta “Echten Salzburger Mozartkugeln” lleva consigo un fuerte simbolismo, y muchos se preguntan si estas delicias podrán mantener su prestigio sin su conexión local.
Además, el edificio de la planta en Grödig quedará vacío. Según Plail, los planes de convertir el lugar en un área residencial fueron rechazados por la comunidad local, lo que deja el futuro del sitio en incertidumbre. “Es probable que el edificio permanezca desocupado por mucho tiempo”, afirmó.
Lo que puede aprender la industria de esta despedida
El cierre de Mirabell es un recordatorio de los desafíos globales que enfrentan las industrias locales en un mundo cada vez más interconectado. El aumento de costos, la competencia internacional y la centralización de la producción en grandes conglomerados han dificultado la supervivencia de empresas como Salzburg Schokolade.
Sin embargo, también pone de relieve la importancia de preservar las tradiciones culturales y gastronómicas. Las Mozartkugeln no son solo un producto, sino un símbolo de identidad que trasciende generaciones. El fin de su producción en Salzburgo marca un cambio profundo en la relación entre las comunidades locales y sus productos icónicos.
Aunque el último Mozartkugel fabricado en Salzburgo ya es historia, su legado persiste en el corazón de quienes lo produjeron y disfrutaron durante más de un siglo. Para muchos, estas pequeñas esferas doradas seguirán siendo un recordatorio del ingenio y la pasión que definieron la historia de Salzburg Schokolade. Como reflexionó Lindner: “Lo que producimos no es solo un dulce; es una parte de la vida de las personas”. Este adiós no solo marca el cierre de una fábrica, sino también el fin de una era que será recordada con cariño y nostalgia por generaciones.
Hacé tu comentario