Por Verena Schmitt-Roschmann (dpa)
Margot Friedländer es una de las últimas supervivientes del Holocausto y aún puede hablar en primera persona acerca de lo sucedido. “Para mí es como si hubiera sido ayer”, dice la mujer, de 103 años, poco antes del 80 aniversario de la liberación del campo de concentración de Auschwitz, el 27 de enero de 1945.
“Lo vivimos. Nosotros somos los que sabemos cómo fue”, afirma. Ella estuvo prisionera en el campo de concentración de Theresienstadt, en Terezin, en la actual República Checa. Su madre y su hermano fueron asesinados en Auschwitz. “Perdí a toda mi familia”, cuenta la anciana en su vivienda de Berlín.
Friedländer decidió volver con casi 90 años de su exilio en Estados Unidos a su ciudad natal, Berlín, para seguir contando su historia, a pesar de su avanzada edad. “Porque intento dejarles claro lo que pasó. Es algo que ya no podemos cambiar, pero esto es para ustedes, para que esto no vuelva a suceder. Esa es mi misión”, explica.
Auschwitz: la tragedia en cifras
El 27 de enero de 1945, soldados soviéticos alcanzaron el campo de exterminio de Auschwitz en la Polonia ocupada por Alemania. Encontraron unos 7.000 sobrevivientes. Unas 1,3 millones de personas habían sido deportadas hacia allí, de las que 1,1 millones fueron asesinadas en las cámaras de gas, a tiros o murieron debido al agotamiento por los trabajos forzados, el hambre y la enfermedad.
Entre los asesinados había un millón de judíos, de acuerdo con el centro de memoria Auschwitz-Birkenau. El presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, lo visitará en el 80 aniversario.
“Más de un millón de muertos en Auschwitz, alrededor de seis millones de muertos en el Holocausto: son cifras de un crimen monstruoso”, señala Andrea Löw, directora del Centro de Estudios sobre el Holocausto de Múnich.
La importancia de preservar la memoria
Löw cree que conocer las historias individuales como la de Margot Friedländer ayuda a dimensionar la tragedia a las nuevas generaciones. “Eran personas como tú y yo que fueron arrancadas de sus vidas”, dice. “Tenemos que contar esas historias”, añade.
“Cada vez me resulta más difícil hablar de que la planificación y ejecución del Holocausto fueron ‘inimaginables’ o ‘incomprensibles'”, afirma Deborah Hartmann, directora del centro de memoria que funciona en la casa en la que se llevó a cabo la Conferencia de Wannsee. Altos representantes del régimen nazi se reunieron allí en 1942 para discutir el exterminio de los judíos europeos a escala industrial.
“Hoy, la referencia a lo ‘inimaginable’ aumenta la distancia histórica”, explica, y afirma que se pueden seguir todos los pasos del asesinato en masa planificado burocráticamente. “Los hechos no son ‘de otro mundo'”, subraya Hartmann.
Cuatro generaciones y el futuro del recuerdo
El historiador Hanno Sowade es el curador de la exposición “Después de Hitler”, que puede verse en la Casa de la Historia de Bonn hasta enero de 2026. Habla de cuatro generaciones: los “protagonistas”, que querían olvidar tras la guerra. La generación de los hijos, que exigió esclarecimiento. La generación de los nietos, que quiere recordar. Y ahora la cuarta generación.
“Lo especial de esta cuarta generación es que hay una proporción muy grande de personas de origen migratorio”, dice Sowade. El nacionalsocialismo no forma parte necesariamente de su historia familiar. “Por eso tenemos que encontrar nuevas formas de abordarlo”, afirma.
Para el historiador, hay voluntad de hacerlo. La exposición ya fue visitada por más de 50.000 personas, muchas de las cuales expresaron sus sentimientos en pequeñas mariposas de cartón.
Christoph Heubner reconoce esta voluntad de recordar. “Veo gente que se implica”, afirma el vicepresidente ejecutivo del Comité Internacional de Auschwitz, que representa a los supervivientes. “Pero también veo gente que dice que hay que dejar el tema de la memoria de una vez”, añade.
A Heubner esto le parece absurdo, especialmente hoy en día. “En vista de los acontecimientos políticos en Alemania y Europa, existe una preocupación legítima de que nuestro país esté tomando de nuevo un rumbo equivocado y se esté metiendo en aguas turbulentas en lo que se refiere al extremismo de derechas y al odio populista”, advierte.
Pero, ¿es realmente comparable el auge de las opiniones de derecha, derecha radical y extrema derecha de hoy con el de entonces? “Me parece agotador e inconducente seguir comparando a los políticos de hoy con Hitler”, afirma Löw, investigadora del Holocausto.
“Pero es legítimo e importante observar dónde hay paralelismos o estructuras como entonces, cómo los partidos de derecha radical se abrieron camino en el Gobierno en aquel entonces”, añade.
Löw menciona en concreto promesas de campaña electoral en favor de la “remigración” de personas o la revocación de la ciudadanía alemana a determinados grupos. “Hay claros paralelismos con los años 30”, asegura. Friedländer también lo ve así, aunque no le gusta opinar sobre partidos y resultados electorales actuales. “No entiendo mucho de política”, dice la anciana. “Pero siempre digo: en ese entonces también empezó así. Tengan cuidado. No lo hagan. Respeten a las personas, eso es lo más importante”.
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