Buenos Aires / Berlín (AT / DW) – Iran atacó el sábado con un ataque masivo a Israel. La agresión representa la respuesta de Teherán por la presunta autoría de Israel en un ataque contra un edificio del consulado iraní en Damasco, capital de Siria, a principios de abril. Al menos 13 personas han muerto en esos ataques aéreos, entre ellas siete miembros de alto rango de la Guardia Revolucionaria iraní. Un ataque del que Irán, Siria y Rusia culpan a Israel.
“El ataque contra un edificio del consulado iraní no tiene precedentes. Tras una larga guerra en la sombra con Irán, Israel parece haber cambiado de estrategia”, explicó hace unos días a la Deutsche Welle (DW) Arash Azizi, experto en Oriente Próximo y profesor de Historia y Ciencias Políticas en la Universidad de Clemson, en el estado norteamericano de Carolina del Sur.
Azizi es autor del libro The Shadow Commander (El comandante en la sombra) sobre el general de la Guardia Revolucionaria Quasem Soleimani, asesinado en 2020. Los mandos de la Guardia Revolucionaria iraní desempeñan un papel clave en el entrenamiento y la financiación de la milicia libanesa Hezbolá, responsable de numerosos atentados contra Israel. Irán se vería obligado a reaccionar ante los asesinatos selectivos de oficiales de alto rango de la Guardia Revolucionaria, anticipó Azizi en la entrevista con DW. “Si Irán no reacciona ahora, significaría que no tiene medios de disuasión contra Israel“, sostuvo. Azizi asume, sin embargo, que la reacción de Irán será limitada, ya que no busca una gran confrontación militar con Israel. La razón principal es que un ataque contra Israel podría obligar a Estados Unidos a intervenir en el conflicto, lo que traería consecuencias impredecibles para Teherán.
Lo aliados se convierten en enemigos
Teherán niega el derecho de Israel a existir y lo amenaza con la aniquilación. Israel, por su parte, considera a Irán su archienemigo. Enemigos desde hace décadas, aunque no siempre fue así.
Hasta la Revolución Islámica en Irán en 1979, los dos países eran estrechos aliados. Irán fue incluso uno de los primeros países en reconocer tanto el derecho de Israel a existir como su independencia en 1948. Por su parte, Israel consideraba a Irán un aliado de los Estados árabes en el conflicto de Oriente Próximo. Para Teherán, Israel -que también contaba con el apoyo de Washington– era un contrapeso político bienvenido frente a los países árabes vecinos.
El punto de inflexión
Tras la victoria de la Revolución Islámica en Irán en 1979 y la toma del poder por el ala religiosa de los revolucionarios bajo el ayatolá Jomeini, Teherán suspendió todos los tratados con Israel. Se criticó duramente a Israel por su ocupación de los territorios palestinos y Teherán desarrolló gradualmente una dura retórica dirigida contra Israel con el objetivo de ganarse el favor de los Estados árabes y aumentar así su propia influencia.
Cuando Israel intervino en la guerra civil libanesa en 1982 e invadió el sur del país, Jomeini también envió a los Guardias Revolucionarios iraníes a Beirut para apoyar a las milicias chiíes de la zona. A día de hoy, la milicia Hezbolá que surgió en aquella época se considera el brazo extendido de Teherán en Líbano. El actual líder religioso de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, continúa con esta política.
Controversia en Irán
La hostilidad y el odio de los dirigentes de Teherán hacia Israel no cuentan con pleno apoyo de la sociedad.” Irán debe analizar su relación con Israel, porque está desactualizada”, declaró Faezeh Hashemi Rafsanjani, hija del expresidente Ali Akbar Hashemi Rafsanjani y exdiputada del parlamento iraní, en una entrevista a finales de 2021.
El destacado politólogo Sadegh Zibakalam, profesor de la Universidad de Teherán y crítico con el Gobierno, también reprochó repetidamente la política de Irán hacia Israel. “Esta postura ha aislado al país en la escena internacional”, subrayó en una entrevista concedida a DW en 2022.
Shabnam Hein (aa / ms)
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