Buenos Aires (AT) – La semana pasada, en las instalaciones del Club Alemán, se realizó un workshop centrado en la intersección del arte, las neurociencias y la regulación emocional. Este evento contó con la participación de la Licenciada Marisa Stehle, coordinadora diaconal de la Congregación Evangélica Alemana, quien compartió herramientas valiosas para la gestión de las emociones en contextos de vulnerabilidad social y en el ámbito laboral. Además, la experiencia musical estuvo a cargo de Adriana Rolla, quien ofreció una vivencia directa de la música como un medio para la regulación emocional.
El workshop no solo presentó una serie de estrategias teóricas, sino que también proporcionó un espacio para que los participantes experimentaran en primera persona la influencia del arte en la regulación emocional. Rolla, una talentosa cantante con una larga trayectoria en comedia musical y lírica, facilitó un taller en el que los asistentes pudieron vivenciar cómo la música puede influir en las emociones y el bienestar. La idea central del evento fue mostrar que el aprendizaje emocional no solo se logra a través de la teoría, sino también por medio de experiencias sensoriales y vivenciales, que tienen un impacto mucho más profundo y duradero en la mente y el cuerpo.
Según la intervención de la Lic. Stehle, la neurociencia sugiere que las experiencias artísticas activan múltiples áreas del cerebro, ayudando a gestionar mejor sus emociones. Este tipo de actividades puede ser crucial en la vida de personas en situaciones de vulnerabilidad, como los niños y adolescentes que participan en los centros de día que la Congregación Evangélica Alemana administra en Baradero y en el conurbano bonaerense. Estos centros brindan asistencia a jóvenes que viven en contextos de extrema pobreza, violencia y consumo de drogas, utilizando el arte como una herramienta para la construcción de resiliencia y la gestión emocional.
Diaconía y el servicio comunitario
La Congregación Evangélica Alemana tiene una larga trayectoria en la acción diacónica, entendida como el servicio comunitario basado en valores cristianos. Con raíces en la tradición reformada, esta comunidad de fe se enfoca en transformar realidades vulnerables a través de proyectos como el de “Ayuda al Niño en la Calle” (ANELC), que desde 1909 se ha dedicado a brindar apoyo a jóvenes en situaciones adversas. Inicialmente, la congregación ofrecía un hogar para niños huérfanos, pero con el paso del tiempo y los cambios en la legislación, se transformó en centros de día que proveen servicios a niños y adolescentes en situación de riesgo.
Durante el taller, Stehle explicó cómo los valores de servicio y compromiso social se ven reflejados en el trabajo diacónico de la congregación. En los centros de día, se busca ofrecer un espacio seguro donde los jóvenes puedan desarrollar habilidades emocionales y creativas. La música, la danza, la literatura, y otras formas de arte son componentes esenciales del programa de apoyo, ya que proporcionan un medio para que los jóvenes canalicen sus emociones de manera constructiva. Estas actividades no solo mejoran su bienestar emocional, sino que también les abren puertas a nuevas oportunidades en la vida.
Arte y transformación social
El arte, en todas sus formas, demuestra ser una poderosa herramienta de transformación social. En el contexto de los centros de día de la Congregación Evangélica Alemana, las actividades artísticas no solo son un escape momentáneo de las dificultades que enfrentan estos jóvenes, sino una vía para proyectar un futuro diferente. Stehle mencionó casos concretos de éxito, como el de un joven que, tras su paso por el centro, está completando su formación como instrumentador quirúrgico. Otro ejemplo es el de un ex participante que actualmente realiza un voluntariado en Alemania, aprendiendo el idioma y expandiendo sus horizontes.
El impacto de estas iniciativas va más allá de los beneficios inmediatos para los participantes. Al ayudar a los jóvenes a desarrollar sus habilidades emocionales y artísticas, se promueve un cambio a largo plazo en sus vidas y, por extensión, en sus comunidades. Estos jóvenes no solo aprenden a gestionar sus emociones de manera más efectiva. Además, adquieren una mayor autoestima y la capacidad de visualizar un futuro más prometedor, lejos de las realidades adversas en las que crecieron.
El arte, como se destacó en el workshop, es una forma de expresión que conecta a las personas con sus emociones más profundas. Esto, combinado con el conocimiento que aporta la neurociencia sobre cómo el cerebro procesa y regula esas emociones, abre nuevas oportunidades para intervenir en la vida de quienes más lo necesitan. La Lic. Stehle subrayó la importancia de estas actividades en la creación de espacios de contención emocional y en la construcción de una sociedad más justa y solidaria.
El workshop dictado en el Club Alemán sobre arte, neurociencias y regulación emocional ofreció una experiencia educativa y vivencial para los asistente. Y mostró cómo el arte puede ser un agente transformador en la vida de personas en situación de vulnerabilidad. Las herramientas ofrecidas por la Lic. Stehle, en combinación con las vivencias musicales facilitadas por Adriana Rolla, dejaron en claro que el arte es un vehículo de cambio profundo que puede transformar vidas y construir comunidades resilientes.
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