Por Fernando Brun, Embajador de la República Argentina en Alemania
Peter Fechter fue alcanzado por disparos de la guardia fronteriza de la RDA el 17 de agosto de 1962 al momento que intentaba saltar sobre el obstáculo que lo separaba del mundo libre, el Muro de Berlín. Severamente herido, Fechter cae en la base del Muro, en la superficie conocida como “la franja de la muerte” donde se desangra hasta morir.
Posicionémonos por un instante en un momento macabro de la historia en el que ni las fuerzas de seguridad de Berlín Occidental ni tropas aliadas en el paso fronterizo de Checkpoint Charlie pudieron hacer nada al respecto sino presenciar los últimos instantes de quien intentaba dar un salto a la libertad. El cuerpo de Fichter, ya sin vida, fue retirado por efectivos de la RDA casi una hora luego de su muerte.
Solidaridad convertida en memoria
Berlineses Occidentales, testigos de esta ejecución dejaron flores y ofrendas sobre el pie del Muro ese día; el miedo, la pena y solidaridad de esos primeros testigos se sostuvo en el tiempo, convirtiendo ese punto en un verdadero memorial que existe hasta el día de hoy.
El Muro presenta varios rostros, todos ellos representativos del terror que significó para los berlineses y para millones de personas, estar presos de la Cortina de Hierro que separó dos mundos durante la Guerra Fría.
Hoy, como aquel 9 de noviembre de 1989, el Muro de Berlín vuelve a caer. Y esta vez el aniversario del colapso del Muro e historias como la de Peter Fechter y de aquellas otras 192 personas que fueron abatidas en su intento por dar un salto a la libertad vuelve a interpelarnos. Y lo hace como vivo recordatorio de aquellos que intentaron franquear ese obstáculo, y al mismo tiempo nos hace partícipes del carácter implacable de una historia que evidencia el colapso de una estructura colosal que no pudo contener el avance de la libertad como aspiración suprema de la naturaleza humana. Y ello nos inspira al tiempo que nos fortalece.
Los valores fundacionales de la democracia
Del mismo modo que en esa gélida jornada del 89, y en mundo en que las libertades fundamentales son la excepción y no la regla, Berlín y sus visitantes, independientemente del país del que provengan, se unen en un llamado sobre la importancia del compromiso personal y colectivo con los valores fundacionales de las democracias.
Es así que, previo a su partida de esta ciudad y finalizado un programa oficial desarrollado en Hamburgo y Berlín, tambien el Secretario de Minería argentino, Luis Lucero, dedicó unos instantes para visitar restos del Muro de Berlín, a solo una jornada de conmemorarse, hoy, los 35 años de su caída. Y con él, la Embajada Argentina se une a un día profundamente frío y berlinés, intensamente ligado a procesos políticos marcantes de impacto mundial.