Buenos Aires / Berlín – Sin él, la Reina de la Noche de la “Flauta Mágica” podría llegar demasiado tarde para jurar venganza, y la flauta del pajarero Papageno permanecería muda. El alemán, Uwe Sandner, es apuntador en la ópera de Essen y entra en servicio si los cantantes lo necesitan, en medio del frenesí. Desde la discreta cabina entre el escenario y el foso de la orquesta, Sandner susurra los pasajes del texto que eventualmente han sido olvidados, da indicaciones y notas de apertura y, si es necesario, canta enérgicamente en caso de problemas más graves.
“Souffleur” significa “susurrar” en francés, pero las tareas de Sandner van mucho más allá de acompañar el texto en voz baja. Cuando la orquesta bulle en el foso, a veces tiene que subir el volumen. Y no suele tener problemas con el texto: “Se trata más de dirigir que de recitar el texto, cosa que normalmente los cantantes están en condiciones de hacer”.
“Uno se da cuenta cuando un cantante se olvida la letra”
Las entradas suelen ser un gran problema. “Algunos cantantes son muy enérgicos. Tienden a adelantarse demasiado”, relata el hombre de 63 años. Sandner da entonces una clara señal de alto con la mano extendida. Otros quisieran empezar a cantar con la primera nota orquestal, pero ya es demasiado tarde. Entonces, el músico profesional dirige y deliberadamente inspira antes y de forma audible, esa es la señal para el solista de que es el momento de entrar.
En la estrecha cabina, la gruesa partitura de ópera se encuentra delante del apuntador, que puede seguir en dos pantallas cada movimiento de la mano del director en el foso. Pero tras meses de ensayos, Sandner conoce cada nota de cada obra. “Si un cantante olvida la nota inicial, le canto la nota o la frase entera“, explica. “Uno se da cuenta cuando alguien está atascado, porque entonces sus ojos se vuelven grandes y redondos de repente”, agrega.
Sandner se convierte entonces el salvador desde la cabina del apuntador y al mismo tiempo en un codirector que garantiza una conexión perfecta entre el sonido orquestal y el canto. A veces, el director de orquesta no es visible para los cantantes, y además está ocupado dirigiendo la orquesta. La experiencia de Sandner como acompañante visible directamente junto al escenario también contribuye a calmar eventuales nervios de los solistas. Los artistas se lo agradecen, como se comprueba a más tardar después de la última nota, ya que prácticamente no hay actuación tras la cual no le den expresamente las gracias.
El mejor lugar de la sala
Los apuntadores son “increíblemente importantes en el teatro musical”, afirma Gerald Mertens, director general de la Asociación Alemana de Música y Orquesta Unisono. Dadas las elevadas exigencias de formación y experiencia musical, explica que los varios centenares de apuntadores de las óperas y teatros públicos alemanes suelen proceder del propio teatro o de otras grandes instituciones.
En el caso de la ópera, suelen ser cantantes, solistas de mayor edad o integrantes de coros que dominan perfectamente el repertorio, agrega Mertens. Sandner, director de orquesta profesional y director general de música en Kaiserslautern durante muchos años, no ve en absoluto como un paso atrás su compromiso con un puesto permanente de “maestro suggeritore“, tal como reza el título oficial. “Tengo el mejor lugar de la sala: muy cerca de los cantantes y con una gran orquesta justo debajo de mí”, comenta.
Las tareas secundarias del “maestro suggeritore” no le asustan en absoluto. Por ejemplo, cuando el director de orquesta está ausente, Sandner dirige los ensayos. Además, se ocupa de los “efectos especiales” desde su cabina, como aplaudir con fuerza cuando los actores deben abofetearse en escena.
Y, cuando el casero llama a la puerta para cobrar su dinero en “La Bohème“, Sandner produce el sonido golpeando su cabina. Incluso a veces el propio apuntador se convierte en músico: “Toco el motivo de Papageno de ‘La flauta mágica‘ en directo desde la cabina”.
Rolf Schraa, dpa
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