viernes, 11 de abril de 2025

Buenos Aires (AT) – La Unión Europea y China comenzaron conversaciones para evitar que escale el conflicto comercial en torno a los vehículos eléctricos fabricados en territorio chino, según informa Reuters. En lugar de mantener los aranceles impuestos por Bruselas en 2024, ambas partes analizan la posibilidad de establecer precios mínimos para estos productos. La iniciativa busca un acuerdo que no paralice el comercio bilateral y que permita mantener la competencia sin medidas punitivas.

El vocero de la Comisión Europea confirmó este jueves que se exploran alternativas al régimen de aranceles. La idea fue discutida en las últimas 24 horas entre el comisario de Comercio de la UE, Maros Sefcovic, y el ministro de Comercio chino, Wang Wentao. La propuesta incluye el análisis de un sistema de precios mínimos para los autos eléctricos que llegan desde China al mercado europeo.

Desde Pekín, el Ministerio de Comercio chino indicó en un comunicado que las negociaciones comenzarán de inmediato. Ambas partes buscan una fórmula que logre contener las distorsiones provocadas por los subsidios estatales sin afectar la oferta global de vehículos eléctricos.

El conflicto por los aranceles

Wang Wentao
Wang Wentao, ministro de Comercio de China, lidera las negociaciones con la Unión Europea para resolver el conflicto por los autos eléctricos.​

En octubre de 2024, la Unión Europea incrementó los aranceles sobre los autos eléctricos importados desde China. Las tasas llegaron hasta el 45,3%, dependiendo del fabricante, y se sumaron al arancel general del 10% que rige para todos los vehículos provenientes de fuera del bloque. Las compañías más afectadas fueron BYD, con un recargo del 17,0%, Geely, con el 18,8%, y SAIC, que enfrentó una tasa del 35,3%.

Las medidas fueron tomadas tras una investigación que detectó un impacto negativo sobre la industria europea, atribuido al apoyo estatal que reciben los fabricantes chinos. Para la Comisión Europea, los subsidios permiten vender vehículos por debajo de los costos normales del mercado, lo que daña la competencia interna.

Sin embargo, la decisión no fue unánime. En Alemania, la industria automotriz mostró su rechazo desde el primer momento. Fabricantes y asociaciones sectoriales advirtieron sobre el riesgo de una represalia comercial por parte de China, que es el segundo socio económico más importante para el país, solo por detrás de Estados Unidos. De hecho, un tercio de las ventas de autos alemanes en 2024 se realizó en territorio chino.

La VDA, la principal asociación automotriz de Alemania, calificó los aranceles como un error. A su vez, pidió avanzar hacia una solución negociada. En un comunicado difundido el jueves, señaló que “debe discutirse cómo reducir los obstáculos y las distorsiones en el comercio internacional, en lugar de levantar nuevas barreras”.

El modelo de precios mínimos

autos
Subsidios estatales permitieron a China convertirse en líder mundial del sector, algo que preocupa a la industria europea (Foto: telegraph)

La alternativa que se discute ahora es la implementación de precios mínimos para los autos eléctricos chinos vendidos en Europa. Sería una forma de limitar el impacto de los subsidios sin bloquear el ingreso de estos productos. Sefcovic señaló que, si se adopta esta vía, las condiciones deberán ser tan eficaces y aplicables como las de los aranceles vigentes.

No sería la primera vez que la Unión Europea recurre a este tipo de compromisos. En el pasado se aplicaron acuerdos similares, aunque siempre vinculados a productos homogéneos como acero o paneles solares. En este caso, se trata de vehículos con distintos niveles de complejidad, lo que hace más difícil la definición de un precio de referencia único.

De todos modos, Bruselas no descarta la fórmula. El bloque considera que un entendimiento de este tipo podría mantener la estabilidad comercial, en un contexto global marcado por tensiones crecientes entre potencias. Estados Unidos, por ejemplo, lleva adelante una política arancelaria más dura, tanto contra la Unión Europea como contra China, lo que ha generado un clima de incertidumbre para muchos sectores productivos.

Más allá del auto eléctrico

La disputa comercial entre Europa y China no se limita al sector automotor. En los últimos meses, Pekín respondió a las medidas europeas con aranceles propios, en este caso sobre productos como el coñac francés. Esta decisión afectó a grandes marcas como Hennessy, Rémy Cointreau y Pernod Ricard, que vieron caer sus ventas en el mercado chino, uno de los más importantes del mundo para el brandy.

Estos movimientos muestran cómo una decisión sectorial puede tener efectos más amplios. El comercio internacional está profundamente interconectado, y las represalias cruzadas generan consecuencias que van mucho más allá del producto en discusión inicial.

En este contexto, el inicio de las negociaciones entre Bruselas y Pekín es visto por muchos como un paso positivo. Aunque todavía no hay un acuerdo cerrado, la sola voluntad de sentarse a conversar reduce la tensión y abre una vía para evitar nuevos conflictos.

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