Buenos Aires (AT) – El primer ministro británico, Keir Starmer, y el canciller alemán, Friedrich Merz, firmaron en Londres un nuevo tratado de cooperación. Aunque el documento tiene un marco amplio, uno de los puntos más concretos es la intención de establecer un tren directo entre la capital inglesa y Alemania. El primer tramo en evaluación uniría Londres con Frankfurt y, eventualmente, con Berlín.
La propuesta busca retomar un viejo anhelo que, hasta ahora, no logró concretarse por problemas técnicos y burocráticos. El objetivo inmediato es conectar la estación St Pancras con Frankfurt y Colonia, utilizando un modelo similar al de Eurostar. Para ello, los trenes pasarían por París o Bruselas, donde se harían los controles fronterizos.
Frankfurt, centro financiero de Alemania, y Colonia, famosa por su catedral gótica y su carnaval, fueron seleccionadas por su importancia estratégica y turística. Berlín aparece en los planes a futuro, una vez que se consoliden los primeros trayectos.
Los obstáculos del pasado y un nuevo impulso

En 2010, la empresa alemana Deutsche Bahn intentó lanzar un servicio entre Londres y Frankfurt. Sin embargo, los esfuerzos chocaron con una red de normas incompatibles: diferencias de voltaje, requisitos específicos para atravesar el Túnel del Canal de la Mancha, y estándares de seguridad no alineados. Ante esa maraña normativa, el proyecto quedó suspendido.
Ahora, el contexto parece distinto. Eurostar se encuentra invirtiendo EUR 2.300 millones en la compra de 50 nuevos trenes, diseñados para ampliar su red y enfrentar la competencia que llegará una vez que finalice su exclusividad sobre el Túnel de la Mancha. La compañía ya adelantó que evalúa nuevas rutas hacia Alemania y Suiza.
El nuevo grupo de trabajo conjunto, anunciado por ambos gobiernos, reunirá a funcionarios de Reino Unido y Alemania para abordar los problemas legales, técnicos y logísticos. El objetivo es allanar el camino para las futuras rutas directas y fomentar un transporte más ecológico y accesible.
Eurostar no está sola en esta apuesta. Empresas como Virgin y Uber también anunciaron planes para operar trenes entre Reino Unido y Europa continental. Uber, en particular, sorprendió con la noticia de que evalúa salir desde Stratford, en el este de Londres, con nuevos servicios ferroviarios internacionales.
Competencia y turismo

El avance del tren como alternativa al avión responde a varios factores. Uno de los principales es el impacto ambiental. El transporte ferroviario genera menos emisiones por pasajero que el aéreo. Un estudio del Consejo Internacional de Transporte Limpio indica que un viaje en tren entre Londres y Frankfurt emite hasta 90% menos CO₂ que el mismo trayecto en avión.
Además, los trenes permiten evitar los controles aeroportuarios, las tasas extras y los gastos dentro del aeropuerto. Para los pasajeros, el atractivo no es solo ecológico, sino también económico y práctico.
Según datos del Eurostat, más de 10 millones de personas viajan anualmente entre Reino Unido y Alemania. Si una parte de ese flujo migra hacia el tren, el impacto en la infraestructura y el turismo podría ser considerable.
El CEO de Eurostar, Gwendoline Cazenave, describió el momento como “una nueva edad dorada del transporte internacional sostenible”. Con el respaldo político de los países, la idea de subirse en Londres y bajarse en Berlín sin escalas empieza a parecer posible.



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