Friedrich Merz cumplió el 6 de agosto sus primeros 100 días como canciller de Alemania. Electo en mayo al frente de una coalición entre la Unión Cristianodemócrata (CDU/CSU) y el Partido Socialdemócrata (SPD), llegó al cargo con la promesa de “poner fin al caos” de la anterior gestión tripartita y aplicar reformas profundas en materia económica, migratoria y social. Sin embargo, el balance inicial dista de sus expectativas y las encuestas reflejan un retroceso preocupante para su bloque: la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) ya lo supera en intención de voto.

Críticas desde el exterior
La prensa internacional ha seguido de cerca estos primeros meses. El británico The Guardian destacó que Merz, sin experiencia previa en el gobierno, logró reconocimiento por su apoyo firme a Ucrania en un momento en que el respaldo de Washington se debilitaba. No obstante, su postura sobre el conflicto en Gaza generó fricciones con aliados clave, incluida la propia Israel.
El suizo Neue Zürcher Zeitung (NZZ) apuntó que del espíritu reformista inicial queda poco: “En lugar de recortar un Estado de bienestar desgastado, lo consolida y acumula deuda. En vez de sentar las bases para reactivar la economía, la adormece con subsidios”. Aunque reconoció avances en materia fiscal —como las rebajas impositivas para empresas— y en la aplicación de un régimen fronterizo más estricto, advirtió que los desafíos estructurales siguen sin abordarse.
La NZZ critica la acumulación de deuda y la falta de reformas estructurales.
Economía y migración: avances limitados
Entre las medidas ya implementadas figura un “impulso de inversión” para empresas, respaldado por 60 grandes corporaciones —entre ellas Lufthansa, Deutsche Bank y Deutsche Post—, que anunciaron planes por 631.000 millones de euros para el mercado alemán.
En política migratoria, el ministro del Interior, Alexander Dobrindt (CSU), ordenó reforzar los controles y rechazar en frontera a solicitantes de asilo sin documentación válida. Sin embargo, entre el 8 de mayo y el 9 de julio solo se registraron 311 devoluciones, un resultado modesto frente a las expectativas.

Según el ARD-Deutschlandtrend, un 52 % de la población valora positivamente la firmeza del canciller en materia migratoria, pero el respaldo general a su gestión cayó al 29 %, el nivel más bajo desde su asunción.
Tensiones internas y comunicación deficiente
El Tages-Anzeiger suizo subrayó que Merz gobierna “como un CEO aislado” y subestima la necesidad de construir consensos. La comunicación deficiente con sus propios socios ha obstaculizado la aprobación de proyectos clave, como la fallida elección de tres jueces constitucionales, y ha alimentado roces en torno a decisiones sensibles, como la suspensión de exportaciones de armamento a Israel que pudiera usarse en Gaza.
Incluso dentro de la CDU y la CSU hubo reproches. Desde el SPD, la vicecanciller y ministra de Trabajo, Bärbel Bas, lo instó a “comunicar mejor” y recordó que el compromiso era superar el estilo conflictivo de la anterior coalición.
Encuestas que encienden alarmas
El avance de la AfD es el dato político más inquietante de este arranque de mandato. De acuerdo con sondeos de Forsa para RTL/n-tv, el partido supera hoy a la CDU/CSU: 26 % contra 24 %. Para The Spectator, esta dinámica refleja un “manual de autogol político” que facilita la narrativa de los populistas mientras erosiona la credibilidad de los conservadores.

El Tages-Anzeiger recordó que Merz había prometido mejoras tangibles antes del verano boreal, pero que la coalición “se enredó en la política doméstica” y desperdició parte de su capital político inicial.
Política exterior: un punto fuerte
Si en la política interna los tropiezos predominan, en el frente externo Merz ha buscado proyectar influencia. El 99.º día de su gestión reunió virtualmente al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y a su par ucraniano, Volodímir Zelenski, junto a líderes europeos, para discutir el inminente encuentro entre Trump y Vladímir Putin en Alaska. El canciller insiste en que “Alemania vuelve a ser escuchada en la escena mundial” y ha cultivado un vínculo directo con la Casa Blanca.
The Guardian resalta su firme apoyo a Ucrania pese a tensiones diplomáticas.
Promesas en suspenso
Otros compromisos de campaña —como reducir impuestos a los hogares o reformar el sistema de bienestar— siguen sin concretarse. La decisión de no extender la rebaja de la tasa de electricidad a usuarios residenciales, limitándola a la industria y al sector agroforestal, fue vista como un incumplimiento. La explicación oficial fue la falta de fondos suficientes.
El politólogo Thorsten Faas, de la Universidad Libre de Berlín, evaluó que Merz “intentó perfilarse a través de la política exterior, pero la agenda interna lo alcanzó, presentándole desafíos considerables”.

Desafío de otoño
El NZZ advirtió que si Merz evita reformas de fondo en el próximo período parlamentario, “su gobierno pasará a la historia como el último administrador de un statu quo en descomposición”. La ventana para revertir la percepción negativa es estrecha: la dinámica de las encuestas y la presión de los socios de coalición limitan su margen de maniobra. Mientras tanto, la AfD capitaliza el descontento, y los analistas coinciden en que frenar su avance será una prueba decisiva para el canciller.




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