Alemania decidió reforzar su seguridad alimentaria como parte de un plan más amplio para estar “apta para la guerra” en 2029, año que sus servicios de inteligencia consideran clave ante una eventual ofensiva por parte de Rusia contra un país de la OTAN. En ese marco, el Ministerio de Agricultura anunció que busca modernizar las reservas estratégicas de alimentos y reemplazar parte de los granos y legumbres crudas por comidas enlatadas listas para consumir.
De granos a comida lista
El ministro de Agricultura, Alois Rainer (CSU), sostuvo que “la seguridad alimentaria debe desempeñar un papel clave junto con el suministro de armamento”. En declaraciones al Berlin Playbook Podcast, detalló que su propuesta es sumar productos elaborados como “raviolis enlatados, lentejas u otros platos que se puedan calentar de inmediato”.

Hasta ahora, el país mantiene alrededor de 100.000 toneladas de provisiones distribuidas en 150 depósitos secretos, que incluyen arroz, legumbres y leche en polvo. Además, dispone de una reserva de 700.000 toneladas de trigo, centeno y cebada cerca de grandes molinos. El costo anual de este sistema asciende a unos EUR 25 millones (US$ 29,3 millones), según estimaciones del The Times.
Para Rainer, esas reservas son insuficientes ante un escenario de guerra prolongada o un desastre de gran magnitud. “Lo que ahora tenemos almacenado debe prepararse antes de consumirse. Quiero que la gente pueda contar con una comida caliente al día, incluso en una situación de emergencia”, argumentó.

Un cambio millonario
La propuesta del Ministerio de Agricultura implicaría un desembolso de entre 80 y 90 millones de euros, cuatro veces lo que se gasta actualmente en el mantenimiento de las reservas. El funcionario planteó que la iniciativa debería financiarse con el presupuesto de rearme aprobado por el Parlamento en febrero, cuando se suspendió temporalmente el freno constitucional a la deuda.
Para hacer viable el plan, el Gobierno busca involucrar a las grandes cadenas de distribución alimentaria. “Ellas tienen las cadenas de suministro y la capacidad de almacenamiento necesarias”, afirmó Rainer. La Oficina Federal de Agricultura y Alimentación (BLE) ya abrió licitaciones con la industria para abastecer los depósitos.
Seguridad civil y militar
La medida se enmarca en un proyecto más amplio, denominado Operación Alemania, diseñado por el teniente general André Bodemann. El plan incluye la reactivación de refugios civiles, hoy reducidos a 579 búnkeres con capacidad para menos de medio millón de personas, apenas el 0,5 % de la población. También contempla la habilitación de estaciones de metro, garajes y sótanos, con un directorio digital de acceso público.
En paralelo, el Technisches Hilfswerk (THW), la agencia de protección civil, multiplicó sus campañas para concientizar a la población. Se recomienda que cada hogar cuente con reservas domésticas de al menos dos litros de agua por persona y por día, varios kilos de granos o arroz y cuatro kilos de verduras, suficientes para dos semanas.

El telón de fondo: Rusia
Las autoridades alemanas señalaron que la “amenaza activa y agresiva” de Rusia obliga al país a repensar su estrategia de defensa. El canciller Friedrich Merz ratificó que Berlín busca triplicar el gasto militar hasta alcanzar el 3,5 % del PBI en 2029, además de ampliar el ejército de 183.000 a 260.000 soldados.
“No basta con pensar en armamento”, advirtió Rainer al justificar el nuevo esquema de reservas. En su visión, garantizar la alimentación de la población es un pilar de la resiliencia civil. “Estamos tan acostumbrados a acudir fácilmente al supermercado que no somos conscientes de que no podríamos vivir sin comida y bebida”, alertó.

Un mensaje claro
El plan de acumular raviolis enlatados puede sonar anecdótico, pero sintetiza una idea central: Alemania quiere blindarse en todos los frentes. Desde la defensa militar hasta la comida en la mesa, el Gobierno pretende que ningún aspecto quede librado al azar frente a un horizonte que considera incierto. Con este movimiento, Berlín envía una señal inequívoca: la seguridad europea no solo se mide en tanques y aviones, sino también en la capacidad de garantizar un plato caliente cuando la emergencia golpea.




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