El Gobierno del Reino Unido confirmó el avance del nuevo misil de largo alcance que desarrolla junto a Alemania, dentro del marco del primer acuerdo militar firmado entre ambos países desde la Segunda Guerra Mundial. El anuncio fue realizado por el secretario de Defensa del Reino Unido, John Healey, ante la Cámara de los Comunes.
El proyecto, incluido en el llamado Acuerdo de Trinity House, firmado el 23 de octubre de 2024, simboliza un cambio de etapa en la cooperación europea en defensa. Londres y Berlín trabajan en conjunto en tecnología militar, ciberseguridad y operaciones de patrullaje marítimo, según precisó Healey.
El funcionario explicó que los trabajos sobre el nuevo misil se aceleraron en los últimos meses y que el programa incluye un contrato puente de EUR 230 millones para sostener el desarrollo tecnológico y logístico del Ejército británico. Además, mencionó un nuevo programa conjunto de ciberdefensa y operaciones de vigilancia con aviones P-8 Poseidón, que despegarán desde la base aérea de Lossiemouth, en el norte de Escocia, para rastrear submarinos rusos junto a aeronaves alemanas del mismo modelo.
“Este acuerdo es más importante ahora que cuando lo firmamos hace un año”, afirmó Healey, aludiendo al contexto de seguridad europeo y a la tensión permanente en el flanco oriental de la OTAN.
Un misil de nueva generación
El nuevo sistema de ataque de precisión —del que se conocen pocos detalles— tendría un alcance superior a los 2.000 kilómetros, lo que lo ubica en la categoría de armas estratégicas de largo alcance. Se espera que combine navegación satelital, capacidad de vuelo rasante y reprogramación en tiempo real.
Los analistas militares británicos comparan este desarrollo con el misil estadounidense BGM-109 Tomahawk, un arma de referencia en operaciones modernas. Este misil, diseñado originalmente por el Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins en la década de 1970, fue adoptado oficialmente por las fuerzas armadas de Estados Unidos en 1983 y utilizado en conflictos como la Guerra del Golfo, Afganistán, Irak, Libia y Siria.

El Tomahawk es un misil de crucero subsónico, con una longitud de 6,25 metros, un peso aproximado de 1.440 kilos y una velocidad de crucero cercana a los 880 km/h. Utiliza un motor turbofán Williams F107-WR-402 y vuela a baja altitud para eludir radares enemigos. Su precisión es de alrededor de 10 metros de error circular, lo que lo convierte en una de las armas más confiables de su tipo.
Cada unidad cuesta entre EUR 1,7 millones y EUR 1,9 millones, según el modelo, aunque el precio de exportación puede alcanzar los EUR 3,6 millones. Su capacidad de vuelo autónomo y su sistema de guiado múltiple —GPS, navegación inercial, correlación digital de terreno y sensores ópticos— lo vuelven un referente en el diseño de misiles de ataque.
El futuro misil anglo-alemán apunta a igualar o incluso superar esas prestaciones, pero con tecnología europea propia y producción compartida entre las industrias de defensa de ambos países. El Reino Unido se encargaría de la parte de propulsión y guiado, mientras que Alemania aportaría la electrónica de control, los sistemas de navegación y parte del ensamblaje final.
Un impacto estratégico en Europa
El desarrollo de un misil de este tipo tiene una relevancia geopolítica inmediata. Desde la invasión rusa a Ucrania, los países europeos reforzaron su cooperación militar y tecnológica para reducir la dependencia de armamento estadounidense. El acuerdo de Trinity House se inscribe en esa lógica: fortalecer la defensa continental con capacidad autónoma de respuesta.
Según fuentes militares citadas por el medio especializado UK Defence Journal, el objetivo es disuadir amenazas en el este de Europa y mejorar la interoperabilidad dentro de la OTAN. El misil sería capaz de operar tanto desde plataformas terrestres como navales o aéreas, lo que le otorgaría una flexibilidad táctica superior frente a cualquier posible agresión.

Si se toma como referencia el alcance del Tomahawk, un arma de características similares lanzada desde territorio ucraniano podría cubrir una franja de hasta 2.500 kilómetros, abarcando buena parte del espacio europeo y parte de Asia occidental. En ese radio entrarían Moscú, San Petersburgo, Varsovia, Bucarest, Belgrado, Ankara y Damasco, entre otras ciudades.
Esta capacidad de proyección otorga una ventaja estratégica considerable y refuerza la postura disuasiva de la OTAN frente a Rusia. Sin embargo, Moscú considera el desarrollo de misiles de largo alcance como una provocación directa. El Kremlin ha advertido en reiteradas ocasiones que su despliegue en Europa podría alterar de manera irreversible el equilibrio militar del continente.
En el contexto actual, la alianza anglo-alemana no busca un uso ofensivo inmediato, sino consolidar una capacidad de defensa avanzada, capaz de responder ante amenazas a la seguridad europea.
Tecnología, industria y poder político
El programa del nuevo misil también impulsa la cooperación industrial. Alemania y el Reino Unido compartirán transferencia tecnológica, empleo especializado y producción conjunta. Para ambos gobiernos, se trata de un paso estratégico hacia una Europa más autónoma en materia de defensa.
El proyecto consolida un vínculo inédito entre Berlín y Londres, históricamente distantes en cuestiones militares. La cooperación en defensa era casi inexistente desde 1945, y el Acuerdo de Trinity House representa la primera alianza formal de este tipo en más de siete décadas.
La comparación con el Tomahawk no es casual: el misil estadounidense definió los estándares de ataque de precisión durante más de cuarenta años. Sin embargo, el desarrollo conjunto entre Alemania y Reino Unido apunta a crear una generación europea de armas inteligentes, con menores costos de mantenimiento, sistemas de navegación más seguros y posibilidad de control remoto por satélite.



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