El presidente de la República Federal de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, reconoció este viernes “la responsabilidad histórica” de su país en el bombardeo de Guernika por la aviación nazi en 1937. En un emotivo acto de desagravio ante el templete del cementerio de la localidad vizcaína, el mandatario alemán calificó el ataque como “un crimen brutal” dirigido directamente contra la población civil, aunque evitó pronunciar explícitamente la palabra “perdón”.

Un reconocimiento sin precedentes
Steinmeier subrayó que Guernika “es un lugar en el que el horror de la guerra y la vulnerabilidad de personas inocentes se han grabado de forma indeleble” en la memoria europea. Durante la ceremonia, dos funcionarios de la embajada alemana en España colocaron una corona de flores con la bandera de Alemania, seguida por un minuto de silencio en homenaje a las víctimas.
El jefe de Estado alemán recordó que el ataque de la Legión Cóndor en apoyo a las tropas franquistas durante la Guerra Civil española dejó la ciudad reducida a “escombros”. “Las heridas están abiertas todavía y siguen sin estar curadas”, afirmó el mandatario, quien destacó la importancia de que un presidente alemán reconozca oficialmente en este municipio la responsabilidad de su país por el ataque aéreo.
“Recorro Guernika con humildad. No queremos olvidar, y no olvidaremos, el sufrimiento que se causó. Debemos defender la paz, la libertad y la democracia, ese es el mensaje que nos transmite hoy Guernica”, enfatizó Steinmeier.

El encuentro con las sobrevivientes
El presidente alemán mantuvo un encuentro en la Sala de la Reconciliación del Museo de la Paz de Guernika con Crucita Etxabe y María del Carmen Aguirre, dos nonagenarias supervivientes del bombardeo que eran niñas cuando las bombas arrasaron el municipio en 1937. Ambas le transmitieron sus recuerdos de aquellos días en una conversación que el mandatario calificó como “intensa”, y expresaron su satisfacción porque un presidente alemán se haya trasladado a reconocer la responsabilidad histórica de Alemania.

El primer ensayo de guerra total
El bombardeo del 26 de abril de 1937 marcó un punto de inflexión en la historia bélica moderna. Guernika se convirtió en la primera población urbana de Europa destruida sistemáticamente, el primer ensayo de lo que se denominaría “guerra total”. Luis Iriondo, superviviente que hoy tiene 94 años, recuerda aquella jornada con claridad pese al paso de las décadas.
“Escuchamos caer una bomba, y otra, y otra, y otra… Aquello parecía no tener fin. Y cuando salí del refugio antiaéreo, encontré ante mí un paisaje aterrador. Todo mi pueblo estaba ardiendo, convertido en una gigantesca bola de fuego”, relató Iriondo, quien entonces era un muchacho de 14 años que trabajaba en una oficina bancaria.

El grito de Picasso contra la barbarie
Lo sucedido aquel día resultó tan atroz que Pablo Picasso decidió inmortalizarlo en el cuadro más famoso de su carrera. El Guernica, óleo gigantesco de 3,49 metros de ancho y 7,77 metros de largo realizado en blanco y negro, representa un grito desgarrador contra el horror y la barbarie de la guerra. Aunque en la obra no aparecen bombas, aviones de combate ni armamento alguno, el cuadro transmite con intensidad brutal el sufrimiento de la población civil.
La obra forma parte de la colección permanente del Museo Reina Sofía de Madrid y lleva el nombre del pueblo en español. El reconocimiento de Steinmeier llega 87 años después de aquella tragedia que cambió para siempre la forma de entender la guerra moderna y dejó una marca imborrable en la memoria colectiva europea.




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