Alemania decidió dar un paso de alto impacto en materia de defensa. El comité presupuestario del Parlamento aprobó un paquete de contratos militares que supera los EUR 50.000 millones para los próximos años, el mayor volumen autorizado en una sola tanda desde la creación de la Bundeswehr. La medida busca acelerar la modernización del equipamiento, reforzar la capacidad operativa y cumplir compromisos asumidos tanto a nivel interno como dentro de la alianza atlántica.
La aprobación se produjo en Berlín tras intensas negociaciones entre el Ministerio de Defensa y los legisladores, en un clima político atravesado por la prolongación del conflicto entre Rusia y Ucrania. La guerra alteró los supuestos estratégicos de Alemania y obligó a revisar una política de defensa históricamente prudente, centrada en la contención del gasto y en un rol militar limitado.
El ministro de Defensa, Boris Pistorius, sostuvo que la decisión coloca al gobierno y al Parlamento en la senda correcta para cumplir con objetivos largamente postergados. La inversión apunta a cerrar brechas estructurales en equipamiento, logística y sistemas de defensa aérea, áreas señaladas durante años por informes oficiales y auditorías internas.

Este paquete se suma al fondo especial de EUR 100.000 millones aprobado en 2022, tras el inicio de la invasión rusa a Ucrania. En conjunto, ambas iniciativas representan un giro profundo en la política de seguridad alemana, con consecuencias presupuestarias, industriales y geopolíticas.
Un cambio estructural en la política de defensa
Durante décadas, la Bundeswehr funcionó con recursos limitados y con material que, en muchos casos, resultaba obsoleto. Vehículos fuera de servicio, falta de repuestos y demoras en programas de modernización formaban parte de un diagnóstico reiterado. La nueva aprobación parlamentaria busca revertir ese escenario con un enfoque integral.
El paquete contempla inversiones en equipamiento personal, vehículos blindados, sistemas aéreos no tripulados, defensa antimisiles y capacidades satelitales. No se trata solo de adquirir armamento, sino de reconstruir la capacidad operativa de las fuerzas armadas, según remarcan fuentes del propio Parlamento.
Uno de los ejes centrales es la dotación básica. Cerca de EUR 21.000 millones se destinarán a indumentaria militar y equipamiento personal para hasta 460.000 soldados y unos 80.000 empleados civiles. El objetivo es asegurar estándares adecuados de protección, movilidad y comunicación, un aspecto que, pese a su carácter elemental, registraba déficits notorios.

El refuerzo del parque blindado ocupa otro lugar destacado. El plan prevé una inversión de EUR 4.200 millones para ampliar en 200 unidades la flota de vehículos de combate Puma, además de incorporar sistemas de simulación destinados al entrenamiento. Esta decisión responde tanto a necesidades internas como a compromisos asumidos con aliados europeos.
Tecnología, defensa aérea y presencia en el flanco oriental
La modernización también apunta a capacidades de alta tecnología. Alemania destinará alrededor de EUR 1.500 millones a la adquisición de ocho aeronaves no tripuladas MQ-9B SeaGuardian, diseñadas para tareas de vigilancia y detección de submarinos. La compra se realizará a través de la Agencia de Apoyo y Adquisiciones de la OTAN, lo que refuerza la integración operativa con otros socios de la alianza.
La defensa aérea figura como otra prioridad. El paquete incluye EUR 1.550 millones para ampliar el sistema Patriot, una pieza central en la protección del espacio aéreo. A eso se suman EUR 1.300 millones para el sistema Iris-T SLM, basado en misiles guiados de corto y medio alcance. La combinación de ambos sistemas busca mejorar la capacidad de respuesta ante amenazas aéreas diversas, desde misiles hasta drones.
En el terreno espacial, Alemania invertirá cerca de EUR 1.760 millones en el sistema satelital de vigilancia conocido como SPOCK. Este programa tiene como finalidad brindar apoyo a una brigada blindada alemana desplegada en Lituania, en el marco del refuerzo del flanco oriental de la OTAN. La iniciativa refleja el creciente peso estratégico de Europa del Este en la planificación militar alemana.
El paquete se completa con EUR 450 millones destinados a la modernización del sistema de misiles Taurus, utilizado para ataques de precisión de largo alcance. La actualización apunta a mejorar su fiabilidad y prolongar su vida útil operativa.
Presión internacional y debates internos
La aprobación de este paquete no ocurre en el vacío. Alemania enfrenta una presión sostenida de sus socios para elevar su gasto en defensa hasta el 2% del PBI, un objetivo fijado por la OTAN y reiterado tras el inicio de la guerra en Ucrania. Durante años, Berlín quedó por debajo de ese umbral, lo que generó críticas, en especial desde Estados Unidos y Europa del Este.
Al mismo tiempo, el aumento del gasto militar genera debates internos. Sectores políticos y sociales advierten sobre el impacto fiscal de estas decisiones en un contexto de restricciones presupuestarias y desaceleración económica. Otros plantean reparos éticos y estratégicos, vinculados al rol que Alemania debería asumir en escenarios de conflicto.
El gobierno sostiene que la inversión es inevitable. La seguridad dejó de ser un supuesto garantizado y pasó a ser un objetivo que requiere recursos concretos, argumentan desde el Ministerio de Defensa. En esa línea, el paquete aprobado busca combinar rapidez en la ejecución con control parlamentario, una cuestión sensible en la tradición política alemana.



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